A los 81 años, sigue con su pasión y es una historia viviente del fútbol. Dirigió prácticamente a los mejores jugadores locales de la historia y se emociona porque hoy le rinden un reconocimiento en vida
Alberto “Toto” Perazzi, toda una historia viviente del referato y el fútbol local, tendrá hoy su emotiva noche de homenaje en un evento donde la pelota pondrá en escena a varios exjugadores en Plaza Ocampo.
En la jornada, no sólo Perazzi será el destacado, sino también el “Chueco” Ricardo Araya, fallecido días atrás y por quien sus compañeros del grupo de los exfutbolistas se movilizaron para la organización.
Precisamente, uno de los organizadores, el “Pato” Daniel De María, estuvo ayer en EL DIARIO junto al “Toto” Perazzi, quien se mostró feliz “porque es lindo tener este homenaje en vida”.
A los 81 años, Perazzi tiene como registro haber dirigido a quizás todos los mejores futbolistas que dio la ciudad y la región, desde el “Zurdo” Miguel López hasta Mauro Rosales, pasando por la “Pepona” José Omar Reinaldi, Miguel Angel Ludueña, Javier Sodero, el “Polaco” Claudio Arzeno y Marcelo Santoni, entre tantos otros.
“Todos fueron buenos muchachos conmigo; nunca tuve un problema”, remarca “Toto”, quien también destaca al “Chueco” Araya como “una gran persona”.
Sin embargo, la historia de Perazzi no comienza con el silbato, sino con la pelota en los pies.
“Yo jugaba en Alumni con Campana, el ‘Ratón’ Martínez y todos esos amigos hasta que un día, jugando contra River, salté a cabecear una pelota y me quebré la clavícula; desde esa vez nunca más quise jugar al fútbol”, recordó.
De todas maneras, la pasión por el deporte no se borró.
“El presidente de la Liga Villamariense, don Braulio Vicente, me preguntó si no quería ser árbitro y me gustó, pero tuve que hacer todos los cursos”, indicó.
Curiosamente, luego de hacer algunos partidos en cuarta división, “a los seis meses” Perazzi ya estaba dirigiendo en primera, debutando nada menos que en el clásico de Arroyo Cabral, entre Colón y Rivadavia.
“Recuerdo que terminó 2 a 2 y el partido salió bien, así que le di para adelante nomás”, afirma.
Desde entonces, “Toto” llevó su bolsito y su silbato a todos lados.
“Me iba a Dalmacio Vélez, a Luca, a todos los pueblos de alrededor, de lunes a viernes; el domingo no porque dirigía siempre acá”, cuenta.
También llegó a Santa Rosa de La Pampa, donde dejó un recuerdo imborrable: “Se jugaban dos partidos y en uno salió a dirigir un chico con toda la ropa rota, entonces agarré mi bolso y le di mi camiseta, que estaba toda bordada; el chico no me la quería recibir, lo convencieron y así fue que hasta el día de hoy, siempre que viene un pampeano conocido, trae saludos desde allá”.
En primera, Perazzi dejó de dirigir hace 50 años, pero eso no le impidió de seguir con la pasión del referato, la que llevó por AFUCO y, sobre todo, el baby fútbol, donde fue un consejero para los más chicos.
“Tuvo muchos años en el baby, donde no recibí más que satisfacciones”, apunta “Toto”, no sin antes señalar que apenas expulsó “a dos chicos” en toda su vida.
“En todas las canchas, no sólo en el baby, me gustaba hablar mucho con el jugador para entenderlo; si no hacía falta la roja, no hacía falta”, expresa.
Claro que de vez en cuando, en primera, a “Toto” no le temblaba el pulso para mostrar el acrílico más temido. Y uno de los que sufrió esa imagen fue el “Mono” Mazzini, quien hoy suele cruzarse seguido con él.
“Al ‘Mono’ lo veo todos los días porque paso siempre por Plaza Ocampo, donde también trabaja mi sobrino; entonces nos ponemos a charlar y Mazzini siempre me recuerda esa vez que lo eché en el clásico contra Alumni”, revela.
Chau a la bici
Por las calles céntricas, su andar pausado con la bicicleta no pasaba desapercibido.
Su historia en el fútbol generó tantos amigos y conocidos que era muy difícil no encontrar alguien que le desviara el saludo.
“Lo mejor que me dejó el fútbol fue el reconocimiento de la gente; todos me saludan con afecto”, dice Perazzi.
Claro que ahora los saludos se hacen por la vereda, a pie, ya que no volvió a subirse a la bicicleta desde hace cuatro meses, cuando fue embestido por un auto y terminó internado.
“Como había perdido el conocimiento y me metieron a la clínica, algunos me dieron por muerto”, recuerda “Toto”, con una sonrisa. Pero Perazzi está vivito y disfrutando.
Es viudo, tiene tres hijos y cuatro nietos, nunca fumó ni bebió y hasta le desafía al cronista de este medio que, si quiere, le hace un picadito por la Redacción, como para demostrar que físicamente está impecable.
En ese contexto, aclara: “Yo no me retiré nunca del referato”. Y lo hace con razón: “Ahora suelo ir con los muchachos policías, que son muy buenos y se juntan a jugar. Y cuando llego, les digo: ‘No empiezo el partido hasta que no haya garantías’, y se matan de risa”, cuenta don Alberto Perazzi. El “Toto” más popular de nuestras canchas.
A la “Placita”
Varios exjugadores serán los que se presentarán esta noche, en Plaza Ocampo, para reconocer al “Toto” Perazzi y recordar al “Chueco” Araya, quien falleció días atrás.
La organización del evento será compartida entre la Universidad Nacional de Villa María, la Liga Villamariense, AFUCO, la Liga de Baby fútbol, veteranos de Malvinas, la Asociación Villamariense de árbitros de fútbol (AVAF) y un grupo de exjugadores que conformaban el grupo de amistad del “Chueco”.
El evento comenzará a las 20 y tendrá dos encuentros de 30 minutos cada uno.
Primero se enfrentarán Disava Herrajes (actual campeón de Maxi Seniors en AFUCO) y un equipo de la UNVM.
En el entretiempo, se entregará una plaqueta a la familia de Araya y se homenajeará también a “Toto” Perazzi.
Luego, el recordado equipo de exjugadores que compartían cancha con el “Chueco” (con el “Chacho” Peñaloza, Sergio Ponce, el “Panadero” López, Santoni, Walter Rena, el “Cabezón” Alassia, Osvaldo Paesani, entre otros) se medirá con Mosaicos Blangino, donde juegan el “Chaco” Novaretti, el “Sapo” Arce, Santunione, entre otros. También están invitados otros exfutbolistas a formar parte de los partidos como la “Cuisa” Berterame, el “Pachi” Martina y otros de “edad de Seniors”.
La entrada será libre y gratuita.