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Redescubriendo los encantos de “el” barrio

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Redescubriendo los encantos de “el” barrio

DESTINOS/Córdoba

Nueva Córdoba, uno de los distritos más bonitos y emblemáticos de la capital provincial, cautiva con sus viejos y nuevos tesoros. Siempre cambiante y febril, vale la pena volver a visitarla

Escribe: Pepo Garay
ESPECIAL PARA EL DIARIO

El calor comienza a dar un respiro, y la situación vuelve a presentarse próspera para visitar grandes centros urbanos cercanos, redescubriendo algunas de sus múltiples joyas. El ejemplo más a mano es la siempre amiga Córdoba capital, que en cada barrio acoge propuestas para atraer viajeros. En ese sentido, destaca el célebre Nueva Córdoba, puerta de entrada al núcleo de la cabecera provincial para quienes venimos desde el sur.

El distrito, emblema de la segunda metrópoli más grande de Argentina, cautiva con atractivos conocidos, y otros que seguramente aún no han sido cabalmente disfrutados por la mayoría de los villamarienses. Aquí, un recorrido para palpitarlos a todos.

 

Empezar por el corazón

Con su semblante multifacético, que mezcla construcciones clasicistas y modernas, y el inspirador ambiente joven que le imprimen sus habitantes (la inmensa mayoría estudiantes universitarios llegados de todo el país),  Nueva Córdoba invita al paseo y la contemplación.

En ese sentido, bien viene comenzar la caminata visitando las adyacencias de Plaza España, corazón del barrio. Allí, pegados a la Explanada y al Parque Sarmiento, aparecen el Palacio Ferreyra y el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa.

El primero, majestuoso por donde se lo mire, es una de las casonas más icónicas de la ciudad. De marcado estilo afrancesado, es hogar del Museo Superior de Bellas Artes Evita.  El Caraffa, en tanto, corporiza un tesoro arquitectónico con muestras permanentes y temporales que incluyen a los mundos de la pintura, la escultura, el grabado y el dibujo, entre otros géneros.

Continuando por avenida Yrigoyen (que une a Plaza España con la plazoleta Dalmacio Vélez Sarsfield y el conocido centro comercial Patio Olmos), surge impoluto el Paseo del Buen Pastor. Otrora cárcel de mujeres, el complejo se presenta en su doble faceta: una plaza amplia con  fuentes (que por las noches anima al gentío con espectáculos de agua, luces y sonidos), jardines floridos y áreas para el mate y la charla; acompañada por una construcción europeizante que incluye capilla y locales culturales y comerciales.

 

Entre templos, edificios y enérgico movimiento

Al lado, entre el enjambre de lungos edificios y enérgico movimiento, se alza la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Más conocido como “Los Capuchinos”, el templo es de los más loados a nivel nacional, gracias a su estilo neogótico que se luce tanto en la fachada (de torre “viuda”) como en el exquisito interior.

Por la zona, también sientan domicilio la sede del Arzobispado de Córdoba (de rasgos florentinos por fuera y españoles por dentro), el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba y el señorial Palacio Minetti (en la manzana triangular que definen las calles Ituzaingó, Larrañaga y la misma avenida Yrigoyen).

Luego de andar por el bulevar Chacabuco y calle Estrada (ambas arterías repletas de cafés, pizzerías y restaurantes), y antes de vivir la animada noche del barrio (calle Rondeau sigue siendo un reducto de festejos), vale la pena acercarse a la Ciudad Universitaria y complacerse con su cambiante y modernizada figura, hormiguero de estudiantes.

Pegada a esta pequeña urbe, sobresale la Plaza Cielo y Tierra. Inaugurada el pasado septiembre, en los terrenos donde ayer funcionaba la Casa de Gobierno (o “De las Tejas”), el moderno emprendimiento alberga un planetario. También, distintas salas internas y espacios al aire libre para aprender de forma didáctica sobre la historia de la Tierra, y aspectos relacionados con las estrellas.

 

Gigante verde

Para el final, un gigante que tranquilamente podría haber marcado el inicio del inventario: el Parque Sarmiento. Pulmón verde de la ciudad, llama al viajero con sus amplias arboledas, lago artificial para realizar paseos en barquitos, zonas de picnics, circuitos para correr y restaurantes y carribares.

Asimismo, el espacio de 100 hectáreas de extensión convida con otras áreas de descanso y emprendimientos que le habitan los suelos, como El Rosedal, el Zoológico, el parque de diversiones, el Faro del Bicentenario (de 80 metros de altura), la Noria y el mismo Museo de Ciencias Naturales (en rigor, el anteriormente mencionado Museo Emilio Caraffa también forma parte del Parque).

Todo, de cara a los edificios y al aura que irradia Nueva Córdoba. Ese precioso barrio capitalino que vale la pena recorrer una, y otra, y otra vez.