JUSTINIANO POSSE – Llegaron de todas partes

Volvieron a reunirse en la tierra donde sus descendientes comenzaron esta historia. Más de un centenar asistió a la cita. El exdirector de la banda fue homenajeado en la plaza

La familia Dagna se reunió en Justiniano Posse. Volvió a sentarse en torno a la gran mesa familiar en el pueblo donde Juan Bautista y María Ominetti continuaron esta rama genealógica. El hombre llegó cuando niño desde Italia, recordaron sus descendientes, junto a sus padres: Teresa Mazzola y Pedro Dagna. Por estas tierras conoció a María, también nacida en la península europea. Pedro y los que portan el apellido Dagna rememoraron que venía de la zona norte, de Loazzolo (provincia de Asti, región de Piamonte), con un escudo propio de esta “dinastía”.

Pero más allá de toda la historia que los une, y en torno a la mesa, a la costumbre de reunirse, más de cien descendientes asistieron a la cita del domingo pasado, en el salón de la Cooperativa Unión de Justiniano Posse, para repasar las páginas y escribir una nueva. Más de la mitad oficiaron de anfitriones, en tanto buena parte llegó desde la región como Villa María, Monte Buey, de la ciudad de Córdoba y más allá, Villa Carlos Paz, también de Buenos Aires y Neuquén, entre otros lares. Llegaron. Y no fue solo un almuerzo, porque los Dagna se pasaron el día en familia. Y por la noche, desde las 20.30, fueron protagonistas en la plaza central, donde la Banda de Música brindó una función, otorgó un homenaje y el primer reconocimiento del año a un exmaestro y director de la agrupación: Aníbal Dagna. Se trata justamente de uno de los siete hijos de Juan Bautista, el único con vida a sus espléndidos 82 años, que además disfrutó que su sobrino Norberto le brindara honores integrando la banda, con instrumento de vientos, ya que se inició cuando él la dirigía. Un muy buen marco de público acompañó a la banda de música, que se plantea un año de renovada propuesta. En ese ámbito, aquel director lanzó algunas palabras de agradecimiento y recogió cariño y aplausos.

Y así, de la mesa a la plaza, de los recuerdos a los homenajes y de los pasajes amargos

a las risueñas anécdotas, la cumbre pasó a la despedida de hijos, nietos y primos, y tantos, para que no pase tanto tiempo, como prometieron: “Hasta la próxima. Y que sea pronto”…