Agricultura
Según un informe, el productor sojero en campo propio perdería por la sequía 22 dólares por hectárea y si es en campo alquilado, 81 dólares. Para el maíz, las pérdidas van de 38 a 97 de la misma moneda
El costo de la sequía para la economía argentina, que está afectando a las cosechas de soja y maíz 2017/18, ya supera los US$4.600 millones, cuando se consideran no solo las pérdidas directas del sector productivo, sino también la caída en la actividad de sectores conexos, como son el transporte, o las industrias de maquinaria y construcción, según un informe de Emilce Terré, publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario.
Esta cifra representa un 0,7% del Producto Bruto Interno (PBI) que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó en febrero para la República Argentina en el año 2018, valuado en US$639.000 millones.
Desglosando este número, hay US$1.550 millones que se imputan en forma directa al sector productor, y que se componen tanto de la menor rentabilidad que obtendrá de las hectáreas que logren cosecharse de soja y maíz como de la pérdida por insumos aplicados a superficie que, habiéndose sembrado, no se terminaría cosechando, así como también por el costo de oportunidad en las hectáreas que no lograron sembrarse ante la falta de condiciones adecuadas.
A su vez, los menores ingresos de los productores que trabajan a lo largo y a lo ancho del país redundarán en una menor masa de recursos hacia el resto de la economía, lo cual se traduce en una pérdida de ingreso nacional adicional de US$3.100 millones, una vez que consideramos el efecto multiplicador del gasto sobre la actividad económica nacional en su conjunto.
Considerando que el complejo agroindustrial sojero lidera las exportaciones argentinas, con 75% de la producción de soja procesada en cada campaña para producir harina y aceite, entre otros, destinados principalmente al mercado externo, y a los valores de exportación actuales, significa que Argentina se perdió de obtener un ingreso de divisas total de US$5.200 millones.
Pérdidas directas para los productores
La suba de precios a cosecha no ha logrado compensar la menor producción del sector agrícola en su conjunto, redundando en una pérdida de ingresos respecto de las expectativas con las que se encaró la siembra 2017/18.
El precio de la soja a cosecha en Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA) ha aumentado un 15% desde el momento en que el productor tomó la decisión de sembrar, en tanto que el maíz subió un 20%. Sin embargo, el promedio nacional de rindes está proyectado un 20% por debajo de las estimaciones iniciales de la campaña para la oleaginosa y un 25% abajo en el caso del maíz. Así, a pesar de que las erogaciones del sector productor resultan menores en algunos rubros como fletes (ya que se transporta menos mercadería) o servicios de cosecha (ya que aumentó la superficie perdida), esto no es suficiente para revertir la caída en los márgenes que significa la disminuida productividad. Para la soja, un productor con campo propio puede estar obteniendo, en promedio, US$22 menos por hectárea sembrada, en tanto que en campo alquilado la caída alcanza los US$81/ha. Para el maíz, la caída del margen neto asciende a US$38 y US$97/ha, respectivamente.
En el cómputo global de las pérdidas, se asume que el 50% de la producción se realiza bajo arrendamiento y el 50% en campo propio, a la hora de computar las pérdidas por cada hectárea que va a cosechar el hombre de campo en las actuales condiciones. Por este concepto, las pérdidas ascienden a US$880 millones para la soja y US$360 millones para el maíz.