Recomendaciones ergonómicas
Ventilar las habitaciones es un hábito que no es menor. El encierro acumula gases y partículas tóxicas
La falta de ventilación hace que el aire que respiramos no se renueve y su calidad empeore. Cuando el aire no se renueva, los niveles de oxígeno (O2) bajan y los de dióxido de carbono (CO2) suben. Además, en casa convivimos con cientos de contaminantes químicos y biológicos generados, entre otros, por las propias personas, elementos constructivos, mobiliario, gases de combustión y productos de limpieza que pueden suponer un riesgo para la salud.
La falta de ventilación también afecta a la humedad relativa del ambiente. La calefacción y los sistemas de climatización secan el ambiente interior favoreciendo la presencia de cargas electrostáticas (electricidad estática).
La sintomatología asociada a una mala calidad del aire se relaciona, entre otros, con la sequedad e irritación de la piel, ojos y mucosas. Además de estos signos físicos, una mala calidad del aire puede dificultar la concentración y provocar malestar general, dolores de cabeza, sensación de fatiga.
Ventilar es la mejor forma de renovar y limpiar el aire.
El aire exterior siempre es de mejor calidad que el interior, incluso en las ciudades, por lo que ventilar es la mejor forma de renovarlo y limpiarlo.
Pero, ¿sabes qué medir, cómo medir y con qué medir la calidad del aire?
¿Qué medir para saber si la calidad del aire es buena o mala?
El indicador más importante, fiable y fácil de medir es el dióxido de carbono (CO2). Cuando los niveles de CO2 son superiores a los recomendados, se considera que la calidad del aire es mala y es necesario renovar el aire. Si los niveles de CO2 son altos, los niveles de contaminantes en el aire también serán altos.
¿Cómo medir el CO2?
Aunque los equipos más fiables son de uso profesional, existen equipos domésticos que miden el CO2 de forma precisa, fácil y rápida, como la estación meteorológica Netatmo. Este equipo, con solo pulsar un botón, se ilumina y nos indica en función del color que emite (verde, amarillo o rojo) si la calidad del aire es buena, regular o mala y, por tanto, si es necesario ventilar.
Cuando los niveles de CO2 superan los 1.000-1.200 ppm (partes por millón) es el momento de ventilar. En el aire exterior, los niveles de CO2 se sitúan en torno a 330 ppm, pudiendo variar en función de si estamos en la ciudad o en un entorno rural.
Ventilar una casa es rápido, con pocos minutos es suficiente. Para ventilar de forma eficiente, siempre es preferible abrir más de una habitación. Esta acción favorece la circulación y el intercambio del aire.
Consejos para mejorar la calidad del aire
A continuación encontrarás consejos que te ayudarán a mantener un ambiente confortable y saludable:
-Ventilar cuando sea necesario (en función de los niveles de CO2).
-Guardar los productos químicos en exteriores o en lugares ventilados que puedan separarse del resto de habitaciones.
-Durante la limpieza de suelos, alfombras, sillones, camas, siempre es preferible la utilización de sistemas de aspiración (aspiradoras) y preferiblemente con filtros HEPA (high efficiency particle arresting) o de calidad similar, para evitar que lo aspirado vuelva al interior de la casa.
-Para la limpieza de mobiliario, es preferible utilizar sistemas de limpieza en húmedo. Si se hace uso de aerosoles, procurar aplicarlos directamente sobre la zona a limpiar, a corta distancia, para minimizar la presencia del contaminante en el aire.
-Procurar que la humedad relativa del aire se sitúe entre el 45% y el 65%. Además de evitar la sequedad del ambiente, evitarás la presencia de “electricidad estática”.
-Realizar mantenimiento preventivo de equipos a presión (calderas e instalaciones).
-Limpiar los filtros de los sistemas de climatización: aire acondicionado o similares.
Fuente: Ergológico.com