La Organización Mundial de la Salud se fundó sobre la base del principio de que todas las personas deberían poder hacer efectivo su derecho al grado máximo de salud que se pueda lograr. En la Argentina hay más de 15 millones de personas sin cobertura
El acceso a la “Salud para todos” ha sido la visión que se propuso como guía la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lo largo de más de siete decenios. También es el motor de la actual iniciativa impulsada para ayudar a los países a avanzar hacia la Cobertura Sanitaria Universal (CSU).
“La experiencia nos ha demostrado, una y otra vez, que la Cobertura Sanitaria Universal se logra cuando existe una firme determinación política”, aseguran.
Desde la OMS se le pide a los líderes mundiales que respeten los compromisos que contrajeron cuando acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015, y que se comprometan a adoptar medidas concretas para promover la salud de todas las personas: “Ello significa garantizar que todas las personas, en cualquier lugar, puedan tener acceso a servicios de salud esenciales y de calidad sin tener que pasar apuros económicos”.
La Organización dedicará una atención de alto nivel a la CSU por medio de una serie de actos organizados a lo largo de 2018, que comenzarán hoy, Día Mundial de la Salud, con conversaciones a nivel mundial y local sobre la manera de alcanzar el objetivo de la salud para todos.
El acceso a cuidados esenciales y de calidad y a la protección financiera no solo mejora la salud de las personas y su esperanza de vida, sino que también protege a los países de las epidemias, reduce la pobreza y el riesgo de padecer hambre, crea empleos, impulsa el crecimiento económico y promueve la igualdad de género: “Nadie debería tener que elegir entre la muerte y las dificultades económicas. Nadie debería tener que elegir entre comprar medicamentos o comprar alimentos”.
Inversión en salud
Hoy en América, tres de cada diez personas no acceden a la atención de salud por motivos financieros y dos de cada diez no buscan atención médica por las barreras geográficas que afrontan. Además, los países invierten un promedio del 3,8% de su riqueza (PIB) en salud, menos del 6% recomendado por la OPS.
En cambio, el gasto público consolidado de salud alcanza en Argentina el 7,73%, según un documento de indicadores básicos de 2017 que elabora el Ministerio de Salud de la Nación y la OPS/OMS. Esta inversión representa una enorme oportunidad para la salud universal en el país. Solo cinco países de las Américas asignan más de 6% de su riqueza (PIB) al gasto público en salud y Argentina es uno de ellos.
Para nuestro país, se destacó que a pesar de sus importantes fortalezas, tiene obstáculos que superar. La Argentina tiene el sistema de salud que quizá sea de los más segmentados y fragmentados de América.
Mientras que la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS) avanza más lento que lo necesario -hay 15,7 millones de argentinos sin cobertura- los primeros resultados en la ciudad mendocina de Guaymallén satisfacen a las autoridades sanitarias nacionales. «En la Argentina existe cobertura universal nominal: el 100% tiene derecho a recibir atención médica en un centro de salud o un hospital, lo que no quiere decir que acceda efectivamente», reconoció Adolfo Rubinstein, ministro de Salud de la Nación.
Por otro lado, la mortalidad infantil puede llegar a ser el doble o el triple entre las provincias más pobres y más ricas, mientras que la mortalidad materna puede llegar a ser ocho veces mayor o diez veces si se trata del cáncer de cuello uterino. El tiempo considerado crítico para la atención de un infarto también es «terriblemente diferente», ya sea por las barreras geográficas o de cobertura.
Por CUS se entiende el acceso a los servicios con «calidad, equidad y efectividad». La implementación de la CUS en el país demandaría entre tres y cinco años y en una primera etapa la prioridad la tienen esos 15,7 millones de argentinos sin cobertura.