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La lactancia y los cuidados del recién nacido

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La lactancia y los cuidados del recién nacido
Implica un aprendizaje tanto para la mamá como para el bebé
Implica un aprendizaje tanto para la mamá como para el bebé
Implica un aprendizaje tanto para la mamá como para el bebé

La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud.

“El bebé tiene todo su aparato sensitivo muy desarrollado, esto significa que es capaz de distinguir la voz de su mamá de las voces de otras mujeres o del papá, puede ver a una distancia de 20 ó 30 centímetros (longitud que hay entre el rostro de la mujer y el pecho), toda su piel está inervada para lograr un contacto exquisito con la piel de la madre y, a través de su olfato, logra arrastrarse hasta la mama para realizar su primera nutrición”, explica la doctora Gabriela Tortone.

Por otra parte, el bebé no tiene bacterias ni en la piel ni en las mucosas; cuando se lo pone en contacto con el pecho de la mamá, coloniza las bacterias de su piel y queda protegido de la contaminación por sustancias patógenas. Además, en contacto piel con la piel regula mucho mejor su temperatura corporal.

“La lactancia materna no sólo garantiza la mejor nutrición para el bebé, sino que, además, permite que empiece a alimentarse inmediatamente después de haber nacido y por tanto disminuye las posibilidades de que sufra hipotermia o hipoglucemia. También es favorable para la mujer, ya que se recupera mejor del parto porque la succión del niño hace que pierda menos sangre y el útero se retraiga con más facilidad”, aseguran la Dra. Laura Moyano.

En tanto, la licenciada en Enfermería Marta Gonzalez asegura que la lactancia implica un aprendizaje tanto para la mamá como para el bebé y asegura que durante la charla brindará consejos prácticos sobre la higiene del pezón, la duración de las tomas, el clima, la relajación y diversas posturas que pueden facilitar la tarea.

 

Cuidar el cordón umbilical

“La caída del cordón umbilical ocurre entre la segunda y tercera semana de vida como consecuencia de un doble proceso de deshidratación (momificación) y putrefacción (dependiente de bacterias)”, explica González.

Por eso, es fundamental higienizar bien el cordón umbilical hasta y después de su caída para evitar que la colonización bacteriana alcance niveles suficientes como para desencadenar infecciones.

“La limpieza del cordón debe realizarse con una gasa empapada en alcohol, no menos de tres veces al día. Luego de su caída, se debe mantener esta pauta hasta que la base gelatinosa del cordón se seque por completo. Al momento de cambiar al bebé, es importante tener la precaución de colocar el cordón por encima del pañal para evitar que se contamine con orina o materia fecal y así prevenir posibles complicaciones”, sugiere la enfermera.

El primer baño del bebé se realizará 48 horas después de la caída del cordón umbilical; antes se lo puede higienizar por sectores sin sumergirlo completamente para evitar retardar la caída.

La higiene de la piel

El abuso de jabones perfumados y la excesiva frecuencia o duración de los baños favorecen la aparición de sequedad cutánea o dermatitis atópica, reacción que produce irritación, hinchazón y enrojecimiento continuos. El baño siempre es más reconfortante que la ducha y debería realizarse con agua templada, jabones (cremosos o líquidos) neutros y sin aditivos de colorantes ni fragancias.

“Después del baño, se pueden utilizar cremas hidratantes sin perfume, colorantes ni conservantes, sobre todo cuando la piel se note seca o fisurada”, sugiere González.

Con respecto al aseo subraya que los perfumes, talcos, aceites, antisépticos y alcohol en contacto con la piel del bebe deberán ser evitados.

Al cambiar los pañales

La zona más susceptible a enrojecerse y lastimarse es la del pañal, debido a la humedad e irritación provocada por la orina y la materia fecal, y también, en muchos casos, por causa de la demora en el recambio o la utilización de productos poco aconsejables para la higiene diaria (como son las toallitas perfumadas).

Una afección muy frecuente es la denominada dermatitis del pañal, “causada debido a la infección con una levadura u hongo, llamado cándida, que prolifera mejor en lugares calientes y húmedos”.

“Una de las medidas más simples para mejorar la inflamación de la zona y evitar la irritación, es la utilización de oleo calcáreo para limpiar la cola del bebé en el momento de cambiarlo”, indican las especialistas.

Respecto a la ropa, es importante tener en cuenta que los recién nacidos, por tener una piel inmadura, son más susceptibles a infecciones cutáneas y reacciones alérgicas. Y también que el contacto con ropas de lana y el exceso de abrigo les causa deshidratación. Las especialistas sugieren la ropa de algodón, batitas o sedas en contacto directo y lana o polar por encima de las anteriores.

Fuente: Sanatorio Francés de Córdoba