LIGA VILLAMARIENSE – Apertura – 6ta. fecha – Zona B
En un partido que terminó con un diluvio, Alumni venció como local 2-1 al Atlético Ticino y, gracias a la derrota de Rivadavia, se convirtió en el nuevo puntero
Escribe Pablo Luna Broggi
El diluvio que cerró la jornada no pudo borrar la sonrisa final de los hinchas albirrojos ni aplacar la alegría y la satisfacción de los jugadores dirigidos por David Reano cuando José Núñez estremeció el predio Mauro Rosales con el pitido final. Es que el objetivo del local era justamente salir a ganar, pero con un oído puesto en la cancha de Española (donde jugaba el líder Rivadavia), ya que podía quedar como único líder si el Verde no lograba sacar los tres puntos frente al elenco Gallego. Cosa que finalmente sucedió.
El partido, repleto de juveniles en ambos lados, se disputó a una intensidad muy pocas veces vistas. La velocidad se mezclaba con imprecisiones y malas decisiones y la pelota cambiaba de dueño contantemente. Ambos conjuntos salieron decididos a hacerse daño, pero la juventud les jugaba una mala pasada permanentemente y equivocaban caminos una y otra vez. Scalzo y Kranevitter intentaban acarrear al rebaño albirrojo por buen camino, mientras que Páez y Fernández eran los encargados de poner orden en el visitante.
La primera llegada con peligro llegó a los 14 minutos tras un preciso tiro libre de Galleguillo que Martini cabeceó y Carnino desvió hacia el tiro de esquina. Luego de la ejecución del mismo, Bustos sacó un certero cabezazo que se estrelló en el ángulo izquierdo del uno ticinense y paralizó el corazón de varios hinchas visitantes.
Los dirigidos por Germán Vicario contestaron de la mejor manera, porque Ayrton Páez entró al área y enganchó tan endiabladamente que ni siquiera su marcador, Agustín Galleguillo, pudo evitar derribarlo. Un claro penal que lamentablemente el hábil mediapunta ticinense se encargó de desperdiciar enviando el balón muy por encima del travesaño.
Luego el 10 visitante tuvo su revancha cuando se escapó a la férrea marca propuesta por Santiago Martini y remató al ángulo, pero esta vez fue Jonathan Scalzo quien se encargó de evitar de gran manera la conversión de Páez.
Ticino era más que su rival y parecía que estaba más cerca de abrir el marcador, sin embargo, un error en la salida del fondo visitante le posibilitó a Román Martini enfrentar mano a mano a Carnino y picársela ante la salida desesperada del uno, para que Núñez decretara el 1 a 0 parcial sin oposición y con demasiada tranquilidad.
El primer tiempo culminó con una sensación rara: nadie había podido dominar el trámite del partido, Atlético Ticino había jugado un poco mejor y había contado con más chances, pero el que ganaba era Alumni. Además, iba a estirar la diferencia en el amanecer del complemento con un soberbio tiro libre de Brugnaro, del cual se estaría hablando en el mundo entero si en lugar de Brugnaro su apellido hubiera sido Messi, claro está.
El 2 a 0 fue un golpe de knock out definitivo del cual Atlético Ticino se intentó recuperar, pero no pudo. Nicolás Del Sole entró para ponerle cifras de goleada al marcador, pero la salida de Kranevitter produjo el efecto contrario: apenas unos minutos después, los de Vicario jugaron rápidamente un tiro libre y el recién ingresado Gaspar Becchero definió con solvencia para ponerle cifras definitivas al tanteador.
Parecía que se le venía la noche al local, pero la falta de luz solo fue producto de la gran tormenta que comenzó durante los últimos minutos de juego y no por la falta de reacción futbolística del fortinero.
Luego del gol de Becchero, Ticino se nubló más que el mismísimo cielo y no encontró los caminos para inquietar a Scalzo, mientras Alumni desperdiciaba incontables chances de poner el 3 a 1, pero que le sirvieron para ratificar el triunfo y quedar como único líder de la Zona B, que era lo que se había propuesto al inicio de la fecha y que finalmente consiguió.
La figura
Gastón Kranevitter. Fue el alma del equipo y el principal generador de juego. Luego de salir (ovacionado), Alumni comenzó a pasarla mal.
El árbitro
José Núñez Bien. Acertó en las decisiones y no incidió en el resultado.