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Una familia que reclama justicia

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Hace un año fallecía Lucrecia Ñáñez (15) por un shock séptico en el Hospital Pasteur

La joven sufrió un aborto espontáneo y, tras idas y venidas, murió como consecuencia de una grave infección en el nosocomio regional. El fiscal René Bosio tiene a su cargo la investigación

Lucrecia Jackeline Ñáñez tenía 15 años, estaba enamorada de su novio y, pese a que su padre falleció cuando era niña, el resto de su familia era el núcleo de vida. Cuando quedó embarazada decidió afrontar la responsabilidad junto a su pareja. Hacía planes, pensaba cambiarse de escuela para asistir a la noche, horario en que su mamá y abuela podrían cuidarle al bebé.

Sin embargo, el 31 de mayo del año pasado sufrió un aborto espontáneo. Estaba en la casa de su abuela, María Rosa Ramos, cuando se descompuso tras una gran pérdida de sangre. Eran las 4 y decidieron llamar a la ambulancia de emergencia a través del 107. “Llegaron a casa y, si bien nos dijeron que estaba normal, la trasladaron hacia el Hospital Pasteur”, recordó María Rosa.

En el servicio de Guardia del centro público de salud la revisaron y le indicaron que “no pasaba nada grave”, por lo que Lucrecia regresó a casa con su familia. María Rosa no se quedó tranquila. Se dispuso a pagar con sus escasos recursos una ecografía transvaginal en Roentgen, la que le hicieron ese mismo día. “El médico que hizo la imagen dijo que había perdido el bebé, pero que teníamos que llevarla otra vez al Hospital porque tenía restos de placenta”, informó.

Con esa información vital, el mismo 31 de mayo de 2017 volvieron al Pasteur. Esta vez le programaron el legrado para el día siguiente y tras practicarlo, la mandan otra vez a la casa: “No nos indicaron antibióticos ni nada”, planteó la abuela.

El 2 de junio, María Rosa la veía mal. Pensaba que era por todo lo que había pasado, pero no. Algo no estaba bien en el cuerpo de la niña. Volvieron a llevarla al Hospital, donde ahora sí le hacen una ecografía transvaginal. “Vi lo mismo que había visto en la de Roentgen. Todavía tenía restos de placenta”, recordó.

Un médico, al ver el estudio le dice que deben dejarla internada y que para salvarle la vida era probable que debían operarla y extraerle el útero.

De la charla con EL DIARIO participó la abogada de la familia, Analía Nicoli, quien remarcó que “cuando le dijeron que estaba en riesgo su vida, apenas habían pasado dos días del momento en que en la Guardia le informaron que estaba todo normal”.

Volviendo a la cronología, ya en grave estado, internaron a la jovencita en la Terapia Intensiva y después de dos legrados y dos cirugías, Lucrecia Ñáñez falleció. Fue el 5 de junio de 2017, hace exactamente un año atrás.

 

Justicia

María Rosa ya vivió el dolor infinito de la muerte de un hijo, precisamente, el padre de Lucrecia. Y ahora le tocaba enterrar a su nieta. Uno de los tíos de Lucrecia, en el mismo velorio anunció: “Basta, esto no puede quedar así”.

Se comunicó en ese momento con la abogada Nicoli, quien le relata el hecho al fiscal de turno, René Bosio. “El fiscal actuó de oficio al conocer la gravedad del hecho y ordenó la autopsia. No habrían sabido que le sacaron el útero si no hubiera sido por la autopsia. El fiscal, ante eso, ordenó el secuestro de la historia clínica y del útero”, dijo la letrada.

En la historia clínica, pudieron leer la causa de la muerte: “Shock cardiogénico irreversible debido a shock multiorgánico causado por aborto espontáneo”. En otras palabras, murió por una infección.

“Cuando le hicieron el primer legrado, nunca vino una médica a decirnos ‘yo soy la doctora que operará a Lucrecia’. Así que durante mucho tiempo no supimos quién era. Después nos enteramos por la investigación, pero no podemos decir nada porque respetamos el secreto de sumario, como nos dijo el fiscal”, apuntó la abuela.

“Lo que sí le puedo decir, porque lo escuchamos tanto yo como mi nuera -madre de Lucrecia-, es que el médico de Terapia retó a una doctora de Ginecología, pidiéndole que ella pusiera la cara ante los familiares. Pero la médica le contestó algo así como ‘vos no sos mi jefe’ y se fue”, relató.

La causa en Tribunales, que comenzó con la actuación de oficio, lo que permitió recabar información precisa en el momento justo -“le voy a agradecer toda la vida por eso al fiscal”, dijo la abuela-, fue avanzando. Actualmente, ya fueron citados todos los médicos que intervinieron. “Son 12 o 13, el fiscal citó a todos, incluso, a los que pasan a hacer la revista de sala que no tuvieron ninguna intervención, con el fin de encontrar e identificar a los responsables”, explicó la abogada. “Además, hubo médicos, como los de la Terapia, que hicieron todo lo posible por salvarla”, agregó la abuela.

 

Prejuicios

Con todo el dolor a cuestas, tanto María Rosa como Carina Gianinetto, la mamá de Lucrecia, concedieron la entrevista a nuestro matutino. “¿Sabés qué pasa? Desde el Hospital mismo salieron a decir que yo, la abuela, le había hecho un aborto casero a mi nieta y la trataron como si fuera una persona que se descarta. El aborto fue espontáneo, ella quería tener a su hijo y, además, nadie se merece ese trato”, dijo la abuela.

“No dudo de que hubo prejuicio, tendrían que haber visto que Lucrecia desde el día que se enteró de su embarazo deseó tener el hijo, todavía tienen guardados todos los estudios. Hay como un desprecio por la gente”, agregó Nicoli.

Y María Rosa concluyó: “Una vez un médico me dijo: ‘De qué te va a servir todo eso, hacer lío en la Justicia, si nadie te va a devolver a tu nieta’. Y le contesté que para eso, para que no haya más Lucrecias, mas Marías, más Juanas que traten así”.

 

«Era una estrella»

El 3 de febrero de 2017, con todo el esfuerzo de la familia, Lucrecia pudo celebrar sus 15 años. Un hermoso vestido y una sesión de fotos que dejaron el recuerdo imborrable de la bella jovencita que murió meses después.

“Era una estrella”, dice su mamá, al recordarla por el trabajo que ponía en tener permanentemente cuidado su aspecto físico. “Sus hermanas siguen preguntando por ella”, agregó.

Cursaba el tercer año del secundario en la Escuela Abraham Juárez y al saber de su embarazo había averiguado en el turno noche del Nacional para terminar el secundario. “Estaba llena de proyectos y de ganas de vivir”, concluyó la mamá.