La perra Bramble llegó a vivir 25 años. En 2002 obtuvo un Récord Guinness por ser el can más viejo con vida hasta ese momento. Su historia llamó la atención por un detalle en particular: su dueña asegura que el secreto de su longevidad se debe a que Bramble llevaba una alimentación vegana. Comía únicamente de una dieta con base en verduras, vegetales orgánicos, arroz, lentejas y proteína de origen vegetal. Su rutina de cuidados y detalles de su alimentación se encuentran plasmados en el libro “Bramble, la perra que quería vivir por siempre” de Anne Heritage, su dueña. Aunque su historia se popularizó, las dietas veganas y vegetarianas para mascotas siguen generando debate. Muchos de los dueños de animales de compañía cambian sus hábitos alimenticios y los de sus perros y gatos por motivos éticos, ambientales, políticos, religiosos y también de salud. Pero la ciencia señala que no necesariamente es la mejor opción para la nutrición de canes y felinos.
«Son carnívoros», responden los especialistas, que aseguran que los animales necesitan aminoácidos que se encuentran exclusivamente en la carne. Por lo tanto, la soya, los garbanzos, las arvejas y otros ingredientes tienen proteína pero no en la cantidad y calidad suficiente.
Los especialistas explica que la nutrición correcta se basa en seis componentes: agua, proteína con aminoácidos, carbohidratos que contienen fibra, lípidos o grasas, vitaminas y minerales. Por ello, piensan que cambiar la alimentación de los perros va en contra de su naturaleza y fisiología. Un ejemplo de ello es que su sistema digestivo está hecho para procesar proteína animal. «El perro tiene un ph (acidez) en el estómago tan fuerte porque está diseñado para macerar la carne y prepararla para que actúen las enzimas producidas por el can y puedan digerir».
En las dietas veganas y vegetarianas priman los alimentos de origen vegetal, algo que aporta una gran cantidad de vitaminas y minerales. Sin embargo, apuntan a que no todos los perros comerán frutas y verduras crudas. «Las vitaminas se destruyen al someterlas a un proceso de cocción. Estos nutrientes se requieren en pequeñas cantidades, pero si faltan pueden generar problemas inmunitarios, de pelaje, de salud de la piel, de órganos, de crecimiento y también de la parte reproductiva».
Además, aseguran que complementarlas con suplementos nutricionales no necesariamente funciona.