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«Soy un tipo suertudo y agradecido»

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«Soy un tipo suertudo y agradecido»
“Haber conducido el Festival de Peñas años atrás fue una responsabilidad que me desbordó”, comentó

ENTREVISTA – Cacho Buenaventura actuará esta noche en el Teatro Verdi

Desde las 21.30, el referente del humor en Córdoba traerá su nuevo espectáculo en vísperas del Día del Padre

Cacho de gira nacional está llevando adelante uno de los referentes máximos del humor cordobés.

Luego de presentarse en provincias como Santa Fe y Catamarca, Cacho Buenaventura regresará esta noche a las 21.30 a nuestra ciudad, en el Teatro Verdi (Yrigoyen 329), para presentar su nuevo espectáculo, que se extenderá durante un poco más de dos horas, contará con cuatro músicos en escena, tendrá obvias referencias al Día del Padre y que iniciará con una invitación a los espectadores: “Quiero que ellos sean también los protagonistas”.

Además de tener un público cautivo, en Villa María te encontrás con amistades y solés venir a jugar al casín. Esa sintonía también la pudiste comprobar cuando condujiste el Festival de Peñas años atrás…
-Esa fue una responsabilidad que me desbordó. Por suerte tuve el padrinazgo del Gringo Borsatto, un gran profesional, que prácticamente me empujó al escenario y me dijo: “Dale, que vos lo podés hacer”. Me dije “qué hago acá”, pero fue muy cálido el recibimiento de la gente.

¿Cómo hacés para continuar vigente siendo un prócer del humor cordobés?
-Me deja un poco preocupado de lo prócer porque suena mucho a bronce (risas). Mirá, hace poco participé del festival “Pensar con humor”, donde había 200 humoristas cordobeses. Eso me puso muy feliz porque el humor en la provincia goza de buena salud. Por ejemplo, Adrián Gómez pinta como uno de los sobresalientes y Camilo y Nardo, que están totalmente locos y con quienes compartí escenarios, hacen un humor distinto, pero contundente, con espontaneidad y frescura. Soy un tipo agradecido y suertudo por trabajar de lo que me gusta. Y me llamo “Buenaventura”, ¿qué más querés?

¿Cómo están sobrellevando el síndrome del nido vacío con su señora, “la Cansadora”?
-Ella sufre el “nido vacío”, yo tengo los “huevos llenos” (risas). Eso surgió cuando conté que nos habíamos hecho una casa grande en Carlos Paz y cuando la terminamos, nuestros chicos ya se nos habían ido. Por suerte, junto a “la Cansadora” la pudimos convertir en un hogar para nuestros hijos y nuestros seis nietos. Lo que pasó es que empezamos a poner regalitos y adornitos de nuestros chicos por toda la casa y vinieron los nietos e hicieron bosta todo (risas). Otra cosa que pasa es que los nietos dicen: “¿Vamos al nono?” y les digo: “Tienen otros nonos también”. Capaz que acá tengan más permitidos que en otro lado.

Nunca subió “la Cansadora” al escenario con vos, ¿no?
-En alguna oportunidad la subieron medio empujándola, pero no es algo que le guste. Respeto su privacidad y también su anonimato. Ella me acompaña todo el tiempo abajo del escenario.

Pero tu hijo Luis sí te acompaña en la producción.
-Luis es el más amargo de todos (risas). Me gusta cuando dicen que es parecido a mí, porque recuerdo que decían lo mismo de mí con mi viejo. Hace un buen tiempo que él me incentivó a seguir en esto. En ese entonces me estaba como retirando del escenario por el hartazgo y el trajín de algunas cosas que no me gustaban del medio. Pero trabajar con gente joven te inspira. Hay que escucharlos y valorarlos porque tienen pensamiento propio.

¿Dentro de tu familia suelen hablar de temas de actualidad, de lo que pasa políticamente en el país?
-Por supuesto, no hay forma de esquivarla. Pero la idea es que podamos hablar y discutir con respeto. Y eso no nos enfrenta, sino que nos une. Por supuesto que hay que ser medido, porque hay una hipersensibilidad emocional que con algo que uno dice puede dañar o hacer mal a otro.

¿Y algo de eso lo llevás al escenario?
-No pretendo ser sabio porque tampoco soy tan viejo (risas). Lo que intento es, tal vez, recordarte cosas que ya las sabés, pero que te las olvidaste. Por ejemplo, que seas prudente a la hora de manejarte en la vida. Lo que trato es aprovechar ese momento transformador que te posibilita reírte un rato para entender que eso también es calidad de vida. Me ha venido a ver gente que ha perdido a sus seres queridos y lo único que te sale en esos casos es darles un abrazo.

 

«No me arrepiento de haber sido candidato»

Otro de los vínculos con nuestra ciudad fue cuando fuiste candidato a vicegobernador junto al exintendente Accastello. ¿Qué recuerdos tenés de aquella experiencia? ¿Estás arrepentido?
-No, tengo un muy buen recuerdo. Me sentí honrado y distinguido. Nunca pensé que la conversación que habíamos tenido en un principio iba a terminar en lo que fue. Aprendí muchísimo con Accastello, un excelente ser humano, buen amigo, generoso. Esa experiencia me despertó una vocación desde la política para hacer un trabajo transformador.

¿Y pudiste canalizar esa vocación desde otro ángulo?
-En lo cotidiano uno siempre hace política. Cuando ves que alguien solo no puede con sus cosas, uno estira una mano. Es algo solidario que mamé de la teta de mi mama (sic). Uno a veces se arrima o a veces te llaman para eventos y acciones de ese estilo. Tal vez eso no salga en ningún lado ni tampoco se quiera que pase, pero cuando a la gente le llega ese esfuerzo vale la pena.