Escribe: Gabriel Márquez
ESPECIAL PARA EL DIARIO DESDE RUSIA
Ayer, Día de la Bandera en la República Argentina, se vivió en Moscú una gran celebración, con la presentación estelar de Los Pericos y Ciro. La idea fue impulsada por una empresa de turismo en su 20mo. aniversario y contó con las redes sociales como amplio canal de difusión.
La Izvestiya Hall, sala de conciertos con un formato similar a nuestro Supper Club, fue el escenario del show, el cual estuvo colmado de compatriotas en la antesala al segundo partido de la selección nacional en la Copa del Mundo.
Mas de tres mil argentinos concurrieron a la cita, munidos de camisetas, banderas y gorros y cantando en forma permanente las canciones que se han transformado en “himnos” de aliento para el equipo de Sampaoli.
Desde antes de las 17, horario original que debió correrse 60 minutos, largas filas de argentinos ocuparon la acera de las calles que rodean la sala, causando sorpresa en los habitantes de la zona. Parecía el ingreso a un concierto en cualquier ciudad de nuestro país. Hombres y mujeres de las más diversas edades pusieron el cuerpo bajo el sol de la tarde moscovita, a la espera de una celebración patria, lejos de casa.
Muchos llegaron motivados por las figuras musicales convocantes, pero la gran mayoría se sumó para compartir un momento único, distinto, un capítulo destacado en cada una de las historias individuales y de conjunto que se construyen en este lejano país, en esta maravillosa cita.
Minutos después de las 18, Los Pericos abrieron su show. “Complicado y aturdido” marcó el inicio de un set compacto, con una mezcla de composiciones recientes; “Anónimos”, la más destacada, y los hits más importantes de su destacada carrera, “Waiting”, “Sin cadenas”, “Pupilas lejanas” y “Nada que perder”, los más celebrados.
En medio del show y en reiteradas oportunidades el público hizo de las suyas: adaptó letras, retomó las consignas mundialistas: “Este jueves, cueste lo que cueste…”, y por supuesto se acordó de los ingleses al ritmo de “el que no salta…”.
En las gradas, entre otros, se destacó la figura de Javier Zanetti, histórico jugador de la selección nacional y actualmente mánager deportivo del Inter de Italia. El Pupi recibió una ovación cuando fue detectado por los hinchas y respondió con la buena onda que se le reconoce.
El más esperado
Indudablemente que la figura más esperada de la noche fue Ciro Martínez, exlíder de Los Piojos, actualmente con Los Persas desarrollando una notable carrera artística. La invitación de Juanchi Baleirón llegó apenas pasada la mitad del show y el notable intérprete arremetió con armónica y voz en el destacado “Casi nunca lo vez” de Los Pericos. Un enorme pogo acompañó “Antes y después” de Ciro y Los Persas con una especie de dedicación mutua, entre artista y público, en el estribillo que celebra el placer de verse otra vez.
La parte “piojosa” llegó con las imbatibles “Tan solo”, con Guga Bracamonte en guitarra, y “El farolito”, para luego arremeter con “Runaway” de Los Pericos y “Astros”, de su autoría personal. El cierre llegó con todos sobre el escenario, incluido Javier Zanetti, y el Himno Nacional argentino ejecutado en la armónica por Ciro, acompañado de un coro con miles de voces y un cierre conmovedor bajo el grito de “Argentina, Argentina”.
Los músicos se retiraron ovacionados, pero la fiesta siguió dentro y fuera de la sala. La esperanza albiceleste se transforma en un canto que une voces, que atraviesa fronteras, que supera todas las barreras. Una muy buena idea unió a miles de argentinos en esta fecha tan importante, lejos de casa y con la emoción a flor de piel.
En el camino de regreso, un canto popular se resiste a la despedida: “Esta tarde, cueste lo que cueste… esta tarde tenemos que ganar”.