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Estilo Traslasierra

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Estilo Traslasierra

DESTINOS/Córdoba/San Javier

Relax, sabor local y la estampa que dan las Sierras Grandes marcan el rostro de este precioso poblado ubicado en los fondos del valle. El Camino de la Costa, las caminatas y el Champaquí

Escribe Pepo Garay
ESPECIAL PARA EL DIARIO

A las orillas de las Sierras Grandes, San Javier es una belleza de pueblo. No podía tocarle otro adjetivo con semejante paisaje al lado. Una aldea que junto a su vecino Yacanto (forman parte del mismo municipio) nuclea a unos 1.500 habitantes, contentos de la vida ellos de compartir días y noches con la principal cadena montañosa de Córdoba.

Nacida a fines del siglo XIX como villa de descanso para los criollos e ingleses que trabajaban en el ferrocarril, San Javier presenta además los encantos propios de una localidad serrana. Plaza con rededor de iglesia y paz, arboledas aquí y allá, lugareños de hablar rayadito, bien al estilo Traslasierra. Varios chalés de estilo inglés que se mezclan con las viviendas autóctonas. Casas de té, restaurantes, hosterías de ambiente familiar y hasta pulperías dan la idea de turismo tranquilo. Una completa oferta de circuitos por la montaña ofrece contacto absoluto con la naturaleza.

 

Para contemplar y caminar

Los cerros son altos. Tanto, que las nubes casi siempre los andan tuteando, reflejando en ellos las sombras de los cielos. La postal es un clásico de la región y se aprecia de manera cabal a lo largo del conocido como Camino de la Costa, un circuito de unos 40 kilómetros que transcurre por la ruta provincial 14, en los fondos del valle, y del cual San Javier es protagonista estelar. El solo contemplar la silueta del paseo, la roca desnuda o blanca en las cumbres, el bosque más abajo, justifica la visita. Cincuenta kilómetros al sur de Mina Clavero, 330 desde Villa María. Recorrido que se paga solo.

Sin embargo, el lugar proporciona bastante más que aquello. Ya no hablamos del Balneario Municipal, que si bien no invita al chapuzón con la insistencia que lo hace en verano, regala unas preciosas vistas de la zona. Tampoco de la Casa de Arias de Cabrera (1770), testigo de la época colonial, paredes de barro incluidas. Ni siquiera de la diversidad de las artesanías locales, elaboradas con tela, madera, hierro, plata, bronce, cerámica y demás etcéteras. Y es que la mira, en este caso, está puesta en la montaña. A tres kilómetros del centro, el Baño del Obispo representa una excelente oportunidad para meterse naturaleza adentro. El arroyo Yacanto que pasa al lado del viajero y la inestimable compañía del algarrobo, del tala y del molle.

Otra alternativa es visitar el arroyo Cruz de Quebracho, a pocos minutos a pie desde La Población (localidad lindera a San Javier). Un poco más lejos (a siete kilómetros de la ruta) espera la cascada de Los Chorros. Pero si de trekking y aventura se trata, nada como probar las sendas que se elevan rumbo al mítico cerro Champaquí. Desde San Javier parte el circuito más difícil hacia el gigante de 2.890 metros de altura (bastante más complicado que los que nacen en la cara éste, sobre el Valle de Calamuchita). Son unas ocho horas de marcha, que incluyen el acceso a la Quebrada del Tigre, la Cuesta de las Cabras y, en general, a espectaculares panorámicas de las sierras y sus valles.

Los menos experimentados miran al Champaquí desde abajo, desde la reliquia llamada San Javier. El premio consuelo está buenísimo.