Entrevista – El humorista tucumano Miguel Martín agregó una tercera función para este “finde” en el Teatro Verdi
El nuevo espectáculo del “Oficial Gordillo” agotó dos funciones para el sábado, a las 21 y 23.15 y sumó un nuevo horario para el domingo a las 20
El humorista tucumano Miguel Martín está por dar uno de los batacazos del año en materia de convocatoria.
Semanas después de programar una función de su nuevo espectáculo, “Oficial Gordillo, choriando a lo grande”, para el sábado próximo en nuestra ciudad, el Teatro Verdi tuvo que agregar un horario más por la creciente demanda de entradas (a las 21 y a las 23.15).
Ayer, finalmente, se añadió una nueva función para el domingo a las 20 por las localidades agotadas de la jornada anterior. Este panorama sorprende aún más teniendo en cuenta que en agosto del año pasado, el artista solo había brindado una función sin que la sala estuviese repleta.
“La verdad es que no sé por qué tanta expectativa. Será por la crisis”, comentó irónicamente el cómico en diálogo con EL DIARIO.
Ya en plan de análisis más pormenorizado, Martín cree entender que la explicación radica en la viralización de los videos, en la exposición en Cadena 3 y en las recientes participaciones en las temporadas veraniegas en Carlos Paz, tanto en formato unipersonal como, sobre todo, dentro de la exitosa compañía de Flavio Mendoza.
“Lo de Flavio fue un antes y un después. Yo le pegaba flor de trajinada en el escenario gastándolo sobre cosas que él mismo me decía que lo gastara, como el pelo, el físico, la cola. Es un tipazo que tiene mucho oficio y hasta me quería producir”, relató.
Otro de los fundamentos que alude a su repentino éxito tiene que ver con el “boca a boca”: “Eso favorece o perjudica a cualquier humorista”.
Aunque, en un pasaje de la charla, le entra la duda: “¿Hay muchos norteños por allá? Porque donde hay varios tengo más banca. En Neuquén, por ejemplo, meto muchas funciones porque en el 45, cuando cerraron varios ingenios, muchos tucumanos fueron a trabajar al petróleo en el sur”, acotó.
Con escenografía y una miniserie en pantalla
-Vamos a los comienzos. ¿Cuándo decidiste ser humorista profesionalmente?
– En 2008. Diez años atrás, cuando volví a Tucumán y no tenía laburo. Yo trabajaba de analista de sistemas en Buenos Aires donde había ido a probar suerte y el humor era un hobby. Cuando me echan, vuelvo a mi ciudad y empiezo a repartir folletos que -no me olvido más- decían: “Ponele humor a tu fiesta”. Entonces, caía a los cumpleaños ya como el Oficial Gordillo y le hacía una “denuncia” al cumpleañero con datos que me pasaban los familiares. Después, por el “boca a boca” llegué a la tele de allá, a teatros. Después, al poquito tiempo de salir en “Bendita” (en el segmento del programa de Beto Casella donde actuaban humoristas de todo el país), Lito Quinteros, el histórico operador de Mario Pereyra en Cadena 3, me pasa al aire. Y luego me llaman para que vaya a actuar a la radio y a Córdoba. Yo les decía: “¿Cómo voy a hacer humor allá? Es como si ustedes me vinieran a enseñar a robar a mí” (risas). Rony Vargas me hizo grabar un disco con Sony que fue el menos vendido de la historia, porque la gente busca todo en Youtube y Spotify.
-Más allá del chiste, el Oficial Gordillo existe realmente, ¿no?
– Hubo un oficial, pero del que no sé el nombre, que me puso en la “célula policial”, como él decía “Miguel Martínez”, porque no podía entender que me llamara Martín de apellido. Ahí me dije: o lo denuncio o lo hago personaje. Ese apellido me acompañó en el abono de los colectivos hasta que en el quinto año le presento el DNI al tipo de la Terminal y me dijo furioso: “¡Cuatro años seguidos te dije Martínez y sos Martín!” (risas). Gordillo es el apellido de un amigo mío que cuando me hice más conocido lo empezaron a cargar y me echaba la culpa a mí.
-¿Alguna vez tuviste problemas con la “ley”?
– En Mendoza, en un show que hice para la Bancaria, un chango se paró y me dijo: “Quién se cree éste que nos va a ridiculizar”, y se fue. Después, en un control de alcoholemia, me pararon y me jodían, pero en chiste mientras yo estaba vestido de oficial yendo a un show.
-¿Y con respecto al prejuicio de “tucumanos ladrones”?
– Yo juego con eso siempre, desde el nombre del espectáculo: “Delincuente del humor”, “Choriando a lo grande” y “Dueño de lo ajeno”, como se va a llamar el próximo.
-¿El nuevo espectáculo es totalmente renovado?
– Tiene algunos pasajes del anterior, como las historias de cuando éramos niños y la comparación con la actualidad. Ahora el Oficial Gordillo ha avanzado y trabaja para una entidad privada. Lo que está bueno es que en todo el show se pasa como una miniserie en pantalla gigante donde aparecen Flavio Mendoza, Pablo Rago y Cinthia Fernández entre otros, a modo de presentación de los personajes: Gordillo, mi mamá y yo mismo. Y otra cosa es que por primera vez vamos a tener escenografía. Hasta un Torino va a haber, aunque de cartón (risas).
-Dado que ahora está de moda que los humoristas ingresen en plataformas virtuales como Netflix, ¿te planteaste esa posibilidad?
– Sí, hice las gestiones para ver qué onda y me tacharon como el Telekino ganador (risas). Ni la hora me dieron. Pasa que está muy centralizado en Buenos Aires y tarda mucho hasta que les caiga la ficha sobre el interior del país. Y eso que me va muy bien en Capital; ya hice cuatro Opera y un Maipo y voy a hacer más funciones en pocos meses.