Escribe Puqui Charras
ESPECIAL PARA EL DIARIO
Se fue una mañana de agosto con el mismo recato con que aparecía en las reuniones de la SADE o en los talleres literarios de Dolly Pagani, llevando su cuaderno lleno de relatos con prolijidad colegial.
Tierno en sus sugerencias, respetuoso y lúcido en sus ideas. Hombre sencillo, talentoso y modesto. Toda una herencia que subsistirá en el recuerdo de los que fuimos sus amigos.
Había nacido en Los Zorros, el 11 de marzo de 1935, pero desde hacía muchos años residía con su familia en Villa María.
Publicó varios libros bien construidos, fruto de su vocación y amor al bello arte de la escritura.
Algunos prolongados por Dolly Pagani, están en la memoria de lectores que gustan de este lenguaje, humano y directo.
Entre otros señalamos “Vivencias, relatos y poesía” (1999), “El hijo del hombre” (2004), “Por los surcos de la tierra” (2011) y el “Jorobadito de la principesca Mafalda” (2017).
Los 83 años de vida y activa ancianidad de Alcide Fornero (foto) no le alcanzaron para concluir con su imaginación creadora.
Se fue de este mundo sin terminar de regalarnos mucho más de su virtud comunicativa, que ya estaba en borradores para publicar.
Ahora bien, aparte de su labor literaria sin terminar, queda en los que le conocimos el eterno y acalorado recuerdo de su amistad invalorable.
Por favor, que haya en nuestra patria chica un lugar que lleve tatuado su nombre para poder albergar la grandeza de su corazón bueno y generoso, que hoy ya nos mira desde la otra orilla.