El viernes, la Comisión del centro vecinal dio a conocer un hecho de vandalismo sobre los nuevos juegos del espacio verde. Ayer, todo quedó en perfectas condiciones tras la intervención de la mamá de los niños responsables
No todas las historias de vandalismo contra espacios públicos de la ciudad terminan mal o con espacios irrecuperables. En barrio Belgrano, ayer se puso punto final a un hecho que se había iniciado con un reclamo y desde el centro vecinal, pero que culminó de la mejor manera.
En la plaza Cánova, ubicada en la esquina de Marcos Juárez e Iturbe, de barrio Belgrano, el pasado jueves 9 del corriente se dio a conocer que se había comenzado con la colocación de juegos para los niños, un pedido de larga data por parte de los frentistas.
Contentos, lo manifestaron en el Facebook de la Comisión que hoy tiene a cargo el nombrado centro. Sin embargo, por las mismas redes sociales, el viernes pasado subieron fotos y un mensaje lamentando los hechos de vandalismo que se cometieron sobre los flamantes elementos.
“En este estado están los juegos recientemente colocados en la plaza E. Cánova. Es lamentable la actitud de estas personas. Hay nombres… que están identificados. Desde la Comisión les pedimos que de la misma forma que los escribieron se tomen el trabajo de borrarlos. Sería una buena forma de demostrar voluntad y madurez. Esperamos en los próximos días mostrarles que los juegos están impecables, de lo contrario haremos la denuncia correspondiente”, fue el mensaje que postearon junto a las fotos que lo demostraban.
Y tal como lo pidieron en ese texto, la “voluntad y la madurez” se expresó.
Es que, ayer, la Comisión se alegró al mostrar que los juegos aparecieron nuevamente radiantes y sin las pintadas. Detrás de esa “limpieza”, hubo una mamá que intentó hacer entender a los niños que lo que había ocurrido no era un juego: “Desde la Comisión queremos agradecer el gesto de la mamá de los niños que habían escrito los juegos de la plaza, haciendo que los limpiaran. Excelente correctivo. Sigamos cuidando… ¡Juntos podemos más!”.
Sin dudas, final feliz para un hecho que lamentablemente se repite en muchos espacios públicos de la ciudad. En este caso, hubo una mamá que se encargó de que todo vuelva a estar como antes.