LVF – Clausura – 3ra. fecha – Zona C
River y Unión Social igualaron 1-1 en barrio Almirante Brown, en un encuentro sin imaginación y plagado de reproches muchas veces sin sentido. Pusieron la pelota en el aire, y no pudieron así disfrutar del domingo que tanto esperaban
Escribe: Beto Arce
Es difícil vivir sin imaginación, sin ideas, a los gritos, a los golpes y, sobre todo, dando poco. Si tengo un diez que la pisa, mandarlo a hacer el carril es una pérdida; de igual modo que si tengo un delantero veloz y lo ubico equivocadamente al choque con los centrales. Hay modos diferentes de ver el fútbol, pero hay uno que no puede traicionarse: el de ser feliz jugando…
Unión Social planteó el conformismo de un empate desde los primeros minutos del encuentro, a punto tal que siempre demoró en salir desde el arco. Cuidando, especulando y arriesgando poco, se encontró con mucho para lo que había ofrecido al cabo de la primera mitad. La conformación del equipo con individualidades de peso no fue suficiente para aplacar la idea de que no era tan necesario ganar.
En tanto River renegó bastante más, porque siempre intentó buscar el triunfo aunque las ideas no fueran claras. La tenencia de la pelota fue una complicación y bajarla de la confusión de los aires no estuvo ni cerca del plan para vencer. Cuando choque se propone, choque hay; cuando dejan pegar, golpes habrá; cuando el grito pesa más que la inteligencia, todo será un desorden.
A la larga y a la corta el fútbol es y seguirá siendo un juego, siempre y cuando los protagonistas así lo entiendan. Seguramente se quedaron con ganas de jugar, porque lucharon, pelearon, friccionaron, se golpearon con mala intención, y porque intentaron ser más guapos que colegas de un domingo laboral con toques de diversión.
La vida de estos tiempos nos enseña que hay que ganar a cualquier precio, o peor aún… no perder a cualquier costo. La cancha de River es quizá una de las mejores al ofrecernos un panorama impecable para ver fútbol desde una inmejorable posición. El trabajo de gente que hasta pone plata para que el club viva es un sacrificio que vale la alegría, vale el domingo, y valen las familias detrás del alambrado. Como vale el esfuerzo de Unión Social en traer desde Alto Alegre dos planteles llenos de ilusión gracias al amor al fútbol. Es por eso que algo le debemos en cierta y justa medida a la pelota. No se le puede fallar, y mucho menos andar tirando trompadas y patadas desleales en su nombre.
Si antes de que arranque el partido un muchacho agarra la manguera y con puro corazón riega la cancha, el domingo nos está dando un mensaje feliz que no es tan difícil de comprender. Sucede que a veces nos olvidamos de que cuando éramos niños, éramos más felices; de que si alguien caía, lo levantábamos; si había un gol los festejábamos con alegría y no con revancha; si había alguien que se descontrolaba, lo calmábamos para que vuelva a jugar…
El partido se quebró en el minuto 1 cuando un planchazo de Cárdenas le dejó los tapones dibujados en la rodilla a Guillermo Arce y el árbitro dejó seguir. De ahí en adelante, estuvo todo permitido.
Abrió la cuenta Unión Social mediante la conexión que Bracamonte le dio a un buen tiro libre de Verón a los 29m. Pudo empatarlo el “millonario” con un cabezazo de Mayco Sánchez que Sami Suárez tapó con firmeza en el segundo palo, y con otro bloqueo salvador del capitán del CUS cuando Iván Sánchez remató desde fuera del área a los 42m.
Unión Social tenía demasiado premio en la charla técnica y se aferró a una valiosa victoria temporal en el complemento. A los 2m Iván Sánchez no pudo impactar un preciso centro-gol a los 2m que Sami Suárez desvió al tiro de esquina en enorme esfuerzo a puro reflejo; y a los 3m encontró la igualdad: Julián López elevó un tiro libre con rosca a la puerta del cuadro menor y el Puma Rodríguez apareció por detrás de todos para desviarla al fondo de la red (1-1).
Hubo tiempo para un remate desviado de Cerutti a los 24m; un intento de Guillermo Arce a los 26m que dio en el travesaño ante un portero que creyó no había peligro; una tapada con el pecho de Suárez ante la opción de Sánchez a los 39m; y un montón de brazos el aire con destino de distintos rostros que no fueron sancionados ni siquiera con una amarilla: verdaderamente esta acción produjo mucha vergüenza.
El espíritu interior que les alimenta el sueño pasó de largo; la ilusión de divertirse también… En el Día del Niño, no recordaron cuáles son las premisas para ser feliz con una pelota. No es tarde, porque el próximo domingo, habrá una nueva oportunidad para que nunca olviden jugar…
La figura: Sami Suárez
Le dio vida a la esperanza Unión. No perder fue el claro objetivo, por ende un trabajo seguro para el portero. Intervino en situaciones decisivas pero no pudo evitar la caída en el cabezazo de Rodríguez, el mejor de River.
El árbitro: Matías Romero
Una pobre tarea en el Pozo. Dejó pegar con un pésimo criterio: varios se fueron raspados y con dolores de golpes completamente evitables. Sobre el final volaron y se conectaron algunas piñas sin que siquiera mostrase una tarjeta.