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Solita y acompañada

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Solita y acompañada
La mujer le da la bienvenida a Solita, que empieza a conocer a sus hermanos

La perra que habían tirado en un descampado en Villa Nueva finalmente encontró hogar en la otra punta de Villa María. Una mujer que ama a los perros le brindó su corazón y le dio tres hermanos peludos

Rossana es una trabajadora incansable y vive como tal para sobrevivir a estos tiempos de crisis, donde los aumentos complican a la gente de barrio, como ella.

Sin embargo, la mujer villamariense tiene un lema que no negocia: “Si no hay para comida, primero los perros y después yo”, dice, reforzando ese lazo incondicional con los peludos de su casa.

Su amor por los animales es enorme y así lo demostró también en las últimas horas, cuando abrió su hogar para un espacio dedicado a Solita, la perrita que habían tirado en Villa Nueva y que se encontraba provisoriamente en casa de sus ocasionales rescatistas.

La mujer había leído por este suple que la perrita necesitaba un destino fijo, alguien que cuidara de ella para siempre.

El animal era, casi por naturaleza, alguien de entrecasa, pero alguien decidió tirarlo como material de descarte. Y como sucede en este tipo de casos, la decisión fue tirarla bien lejos para que nunca vuelva.

La perrita apareció en la zona rural de Villa Nueva y se instaló frente a una casa, cuya dueña alcanzó a notar que estaba perdida.

Como la perrita deambulaba por el mismo lado, tras un par de noches, la mujer la bautizó Solita y empezó a darle comida y agua, sin poder entrarla porque en su patio ya tenía perros que podían lastimarla.

El animal se encariñó y se quedó un par de días más en la vereda de la casa, prácticamente sin irse a otro lado.

De vez en cuando buscaba un rayo de sol para tirarse a dormir la siesta o para ver cómo pasaban otros perros por la calle, envueltos en peleas de las cuales ella nunca quiso participar.

A medida que fueron llegando las noches más frías, finalmente pudo entrar a la casa y tener un reparo, mientras se esperaba a alguien que pudiera realmente llevarla como nueva mascota.

Un día Rossana leyó el diario y sintió que podía hacer un lugar para Solita, entonces llamó al número que ofrecía a la mascota y todo tuvo un final feliz.

Después de ser llevada de una punta de Villa Nueva a otra punta de Villa María, viajando más de un kilómetro, Solita llegó a una casa donde hay otros tres perros, dos hembras y un machito, todos fieles compañeros.

Atrás quedó el sufrimiento y la incertidumbre. Y hoy, esa perrita peluda que tiene como mérito mover siempre la colita llegó a la casa de una mujer imprescindible en estos tiempos, de esas personas que se necesitan todos los días para que el mundo animal sea un poco mejor.