Dos años de prisión de cumplimiento efectivo, pero podrá salir de la cárcel el 23 de noviembre

Se trata de Miguel Angel Silva, un delincuente con frondosos antecedentes. En marzo de 2011 recibió una pena de cinco años por dos robos a mano armada cometidos en barrio Güemes. Y ayer por un frustrado atraco en un negocio en ese mismo sector de la ciudad

Un sexagenario nacido en la provincia de Santa Fe, pero domiciliado en Villa Nueva desde hace varios años, fue condenado ayer por haber protagonizado un frustrado asalto a mano armada en un quiosco-despensa de barrio Güemes de esta ciudad, de donde tuvo que salir corriendo porque la dueña del negocio lo enfrentó con una cuchilla.

Miguel Angel Silva (60) se declaró culpable del hecho ocurrido el 12 de noviembre de 2016, cuando ingresó armado a un comercio ubicado en calle Jujuy al 300, propiedad de María Jimena Cavallo (28), y le exigió que le entregara el dinero de la recaudación.

Lejos de amilanarse, la joven tomó una cuchilla que había sobre el mostrador y enfrentó al delincuente, quien optó por volver sobre sus pasos y salió raudamente del local, se subió al Volkswagen Gol de color gris metalizado en el que había llegado y se dio a la fuga.

Aportó datos claves

Cavallo lo siguió hasta la calle y advirtió que uno de los faros traseros del vehículo estaba roto. Con ese dato, además de la descripción de los rasgos fisonómicos del sujeto que hizo la mujer, la Policía pudo identificarlo (álbum fotográfico mediante) y logró detenerlo 11 días después en una vivienda de Villa Nueva.

Ocurre que el frustrado asaltante es un “viejo conocido” de los investigadores de la Unidad Departamental General San Martín, donde registra un frondoso prontuario que, hasta ese momento, incluía tres condenas penales por delitos contra la propiedad.

La pesquisa policial dio sus frutos el 23 de noviembre, cuando efectivos de la División Investigaciones allanaron la casa de Silva, ubicada en la esquina de San Martín y Córdoba, en la vecina ciudad, donde encontraron el VW Gol y advirtieron que el faro acababa de ser reparado. Pocos días después, ya durante la instrucción judicial de la causa, Cavallo lo reconoció en una rueda de presos.

La condena anterior

El 28 de marzo de 2011, en la que fue su tercera condena, la Justicia local le impuso una condena de cinco años de cárcel luego que Silva confesara haber intervenido en dos asaltos a mano armada perpetrados los días 3 y 5 de agosto de 2010 en barrio Güemes.

En aquel juicio, este hombre nacido en Villa Constitución se sentó en el banquillo de los acusados junto a una pareja con la que cometió ambos robos: el primero, en la conocida peluquería de Gloria Sampietro, ubicada en Bruno Ceballos 549, y el segundo, en la vivienda particular de Gustavo Moreno, sita en Colombia 24, a pocos metros de su intersección con Buenos Aires. En ambos casos, los asaltantes utilizaron armas de fuego y sustrajeron las billeteras que portaban sus circunstanciales víctimas, llevándose solo dinero en efectivo.

Aquellos asaltos se concretaron, motivo por el cual tanto Silva como sus cómplices fueron condenados por “robo calificado por uso de arma de fuego reiterado”, mientras que por el hecho ocurrido en el negocio de calle Jujuy el santafesino fue hallado autor responsable de “robo calificado por el uso de arma de fuego cuya operatividad no se pudo acreditar, en grado de tentativa”.

Como el atraco no se concretó, la pena mínima prevista por la legislación para ese delito (que es de tres años) se reduce en un tercio, motivo por el cual le impusieron dos años de prisión, pero con declaración de reincidencia.

Saldrá en dos meses

Esta última circunstancia le impedirá a Silva acceder al beneficio de la “libertad condicional” y tendrá que cumplir íntegramente la sanción aplicada, por lo que podrá salir de la cárcel cuando complete la condena, es decir el 23 de noviembre próximo.

La audiencia de debate fue presidida por el camarista René Gandarillas y contó con la intervención del fiscal Francisco Márquez y del abogado defensor Eduardo Rodríguez, quienes previo a las deliberaciones habían acordado solicitar esa pena para el caso de que el acusado confesara lisa y llanamente el hecho.