Nancy Schiavi
Nació en Tío Pujio, el 1 de abril de 1957. Casada, dos hijos, tres nietos. Es profesora de Enseñanza preescolar y Diplomada en Gestión Pública. Inició su militancia en las filas del justicialismo a los 14 años, acompañando a su padre. En 1980 ingresó a trabajar en el municipio de su pueblo, desde 1987 hasta 2003 fue secretaria de gobierno. Es presidenta del PJ de su localidad. Es intendenta de Tío Pujio desde el año 2003 a la fecha, en su cuarto mandato consecutivo
Escribe: Nancy Musa
Es muy sociable, tiene una innata capacidad de adaptación en diversas situaciones y una fuerza que la sostiene en medio de las tormentas. Es elegante, cuidadosa con su aspecto físico, simpática y multifacética. De pronto está tomando medidas en el sillón de la Intendencia, de pronto está cuidando las plantas, cocinando, atendiendo su casa o compartiendo un café con amigas.
Leal a sus convicciones, agradecida a su pueblo y a sus conductores, Nancy Schiavi se abrió camino en el terreno político con decisión, osadía y el apoyo del exgobernador José Manuel de la Sota, una pérdida que la conmocionó, precisamente en el día que recibía con felicidad el nacimiento de su nieta.
-Durísimos días para ustedes, tras el fallecimiento de José Manuel de la Sota ¿qué sintió al enterarse de la noticia?
-Fue una noticia muy conmovedora, en realidad me desestabilizó emocionalmente. A mí me la comunicó Darío (Ranco) que venía viajando de una inauguración. Ese día habíamos tenido una gran felicidad porque nació mi nieta Isabela, había llevado a mi nieto para que conociera a su hermanita y cuando estaba entrando a casa con el nene en mis brazos, Darío me comunica.
Nos movilizó emocionalmente a todos en casa, mis hijos sin estar involucrados en la política también tuvieron la misma sensación porque saben el cariño que le teníamos a nuestro conductor.
Un político que acompañábamos porque estábamos convencidos que no le errábamos estando a su lado.
-¿Fue a despedirlo?
-Sí, lo fuimos a despedir, sentía un compromiso moral con él. Fue una persona que cuando no tenía motivos para sostener mi candidatura a intendente, allá por el año 2003, lo hizo aún sin conocerme tanto. Me sentí muy bien habiendo ido a despedirlo, fueron solo tres minutos lo que nos permitían y le agradecí todo lo que me había dado para el pueblo de Tío Pujio.
-¿Qué significa la pérdida del exgobernador para el peronismo de Córdoba?
-Se pierde el gran conductor, el líder, estábamos todos al lado de esa bandera que él levantaba. Más allá que hay mucha gente buena en el peronismo, he participado en la mesa provincial del partido, todos hacen buen peronismo pero creo que este líder nos iba marcando un norte y eso es lo que estamos perdiendo.
No digo que no haya otra persona, tal vez estábamos acostumbrados a caminar detrás de José. Por eso creo que hemos perdido a quien nos marcaba el norte del peronismo cordobés.
-En sus breves apariciones por las redes sociales, en los últimos meses, él hablaba de pacificar el país.
-El estaba viendo esta dura realidad. El decía que era un observador de esta dura realidad argentina y pensaba que había que unificar, pacificar, para ver progresar esta querida Patria. Es lo que él sostenía.
-¿Cuál es su visión sobre cómo está parado hoy el peronismo, qué rol está cumpliendo?
-Por estos tiempos creo que todos estamos, me incluyo, tratando de lograr un peronismo unido. Vos sabés bien todas las fracciones que hubo y hay dentro del partido y es necesario unirnos.
Creo que se estaba trabajando para este fin. Por eso digo, lloramos tanto esta pérdida de José que no nos tenemos que olvidar de su mensaje y espero que por él solucionemos las divisiones y honremos su nombre y lo que fue.
Tenemos que unirnos, porque separados no vamos a llegar a nada, eso sí, con lealtad.
-Como peronista de toda la vida, ¿Qué le provocan a usted las acusaciones a su partido culpándolo de todos los males?
-Por ahí me da mucha bronca, sé que hay cosas que ocurrieron y no las podemos negar, pero no soy quién para juzgar. Pero me molesta mucho que el peronismo tenga que soportar todo esto. Siento mucho dolor, mi papá fue el peronista de Perón y él cuando pasaban cosas que no tenían nada que ver con la doctrina decía “si Perón se despertara se hace poner las manijas para adentro y se lleva solo”.
Espero que no tengamos que lidiar con un peronismo fraccionado y que acompañemos para sacar el país adelante.
-¿La fractura del peronismo usted la sintió en su pueblo?
-Sí, la sentí. Al estar a cargo de la gestión, al ser peronista pero no pensar igual que otros peronistas que estaban a la par del Gobierno nacional, Tío Pujio la sintió. Sufrió, porque fui separada de algunas obras que podríamos haber conseguido para el pueblo.
-¿Por qué se hizo peronista Nancy?
-Por mi papá. A los 14 años empecé a caminar al lado de mi papá. En esos tiempos, las campañas se hacían caminando, se llegaba a los campos como se podía, mi papá tenía una moto y salía con otros a buscar gente. Mi papá fue un militante que lo hacía con mucho cariño. En mi casa siempre se habló de Perón y Eva, menos mi mamá. A mi mamá nunca le podíamos sacar a quién votaba (risas).
Mi papá tuvo una infancia dura, se le muere la mamá cuando eran muy chicos, eran muchos hermanos, entonces empezaron a trabajar en los campos y fue una familia muy unida.
-¿Cuántos hermanos eran en la familia de su padre?
Eran once hermanos y había de todos los pensamientos políticos. Y mi papá siempre contaba que uno de los pocos juguetes que tuvo, fue una pelota que mandaba Eva en un tren. Nunca se le borró eso. Y nos contaba que mi abuelo Schiavi era muy radical.
Tenemos las fotos cuando lo sepultan a mi abuelo con la bandera radical.
O sea que lo mamé de chica al peronismo y de los tres hermanos que somos, la que lo acompañé a mi papá en la militancia fui yo.
-Y nunca dejó de militar
-No, nunca. Soy una agradecida, nunca me han visto como una mala persona por ser peronista, siempre me abrió puertas, coseché amigos, conocí gente, me dio muchas oportunidades.
Y mi papá murió orgulloso, se fue feliz de saber que llegué a la Intendencia. Y ahora en la familia todos tenemos el mismo pensamiento político, hasta a mi mamá la dimos vuelta (risas).
-¿En su niñez también era curiosa, sociable?
-Sí. Fui muchachera (risas), amigos varones, amigas mujeres. Tuve una etapa que estuve internada en Córdoba por un problema de salud, y en ese momento me sobreprotegían, me mimaban, pero nunca pretendí eso.
Tuve una vida social intensa desde niña y la sigo teniendo.
-¿En el colegio era traviesa?
-No, no. Siempre fui escolta y terminé siendo abanderada en la primaria. No hablemos de la secundaria (risas). En la secundaria solo me llevé una materia, a lo mejor por algún capricho o porque me fui a un baile, no sé. Pero fui muy disciplinada, no recuerdo que me hayan retado mis padres, hacía la tarea, era muy metida en la parte de la cocina, en los quehaceres de la casa, me iba al campo a la casa de mis abuelos y mi papá me llevaba en moto y me ataba con un cinto, iba atada a mi papá, o sea que si nos caíamos, nos caímos los dos juntos (risas).
Tuve una infancia feliz, con algunas carencias, pero fui muy feliz.
-Cuando empezó a militar todavía teníamos dictadura, ¿fue en la previa de la apertura democrática?
-Sí. Me acuerdo que lo primero que hicimos con un grupo de jóvenes fue un baile o algo así, y con lo que recaudamos compramos un nebulizador para el dispensario municipal. Ese tipo de cosas me enseñó mi papá y la verdad que nos sentimos tan plenos de haber organizado algo para comprar el nebulizador y donarlo. Trabajamos como unos locos esa noche.
-¿Tiene algún recuerdo de lo que vivió su pueblo el día que regresó Perón al país?
-Sí, me acuerdo de motos, por ejemplo. Vivía en la esquina más concurrida del pueblo, ahí está el Club Independiente y recuerdo gente que andaba en moto y las levantaba, hoy le llamamos hacer Willy, eso recuerdo.
Y mi papá ni contarte la alegría que tenía. Había mucha algarabía en el grupo, porque yo notaba que en el pueblo la mayoría no era peronista en ese momento.
-¿En 1973 qué intendente tenían?
-El intendente Edgard Haedo, era un farmacéutico que falleció en 1979. Había ganado el peronismo, pero yo notaba que había más radicales que peronistas en el pueblo.
-¿La grieta en aquel momento era similar a la que tenemos hoy?
-No, primero que era imposible hablar de grieta, nadie hubiera sabido a qué se refería. Había diferencias, pero pasado el acto electoral se ponían todos a disposición. El pueblo primero. Mi papá tuvo muy buen diálogo con todos los radicales, y eso me lo transmitió. El pensamiento no lo vamos a cambiar, pero soy muy bien recibida en los lugares que he visitado de gente que toda la vida fue radical.
Fui muy bien recibida, y no hace falta pelearse. Mi papá decía por la política nunca te pelees con nadie.
-Si tuvieras que evaluar la política de décadas atrás a la actual ¿hubo cambios sustanciales?
-Sí, veía con cuánto esfuerzo se hacía todo. Admiraba el esfuerzo que hacían los grandes dirigentes que tuvo el pueblo, en ese tiempo no había teléfonos, los costos, la distancia que nos separaba de Córdoba que parecía mucho mayor.
Ellos militaban, gobernaban sin contacto directo con la provincia, teníamos un teléfono público de esos que le daban rosca (risas), ahora es muy diferente.
Antes había momentos críticos también, de enfrentamientos, pero había mucha sinceridad. Ojo, trabajo con un grupo de gente que me encanta, al igual que todos los que se suman.
Las redes sociales te distorsionan todo, hoy, cosas que tal vez ni siquiera se te cruzaron por la mente decirlo y cuando lo sembraron ya quedó en la sociedad.
Ambas épocas son lindas a su manera, tengo un trabajo político que me encanta, y tenemos, a diferencias de esos años, todas las herramientas para hacer una buena política.
-¿En qué año ingresó a trabajar en la Municipalidad?
-El 16 de mayo de 1980. Tenía 23 años. Recuerdo que entré y me tocó hacer una orden de compra. No sabés, creo que estuve siete horas haciendo esa orden atrás de una Olivetti. Tenía tantos nervios (risas).
Pero había una chica muy amiga que ya se jubiló y sabíamos que ella nos marcaba las costillas. Y no podíamos borrar si nos equivocábamos, metí mal una letra (risas) porque faltaba la tecla. Me transpiré toda, pero mientras iba entrando gente al mostrador me charlé todo (risas).
Fue muy lindo, entré a la Oficina de Rentas del municipio. Me acuerdo la ropa que tenía puesta y todo. Y el día anterior entró a trabajar quien hoy es la secretaria del Departamento Ejecutivo que es Viviana.
-¿Qué prendas usó para ese primer día enredada en la orden de compra?
-(Risas). Tenía un Bremer verde clarito, una pollera de corderoy a la rodilla color marrón que me la había hecho yo y un par de botas marrones. Creo que no dormí esa noche.
-¿De niña quería ser maestra o fue una alternativa su estudio?
-No, cuando estás en la primaria de cada grado que salís pensás “quiero ser la señorita”, pero si hubiese sido por mí me hubiera ido a Córdoba a estudiar Odontología o Radiología.
Pero la situación de mis padres no era la mejor, eran laburantes, mi papá trabajaba en la industria láctea y mi mamá tejía a máquina. Y los tres hermanos estudiamos en Villa María, mi mamá se quedaba hasta la madrugada tejiendo y con esos ahorros pagaba los tres abonos que teníamos para venir a la escuela.
Siempre valoré mucho ese esfuerzo. Entonces decidí hacer una carrera corta acá en Villa María y mis amigas decidieron hacer Jardín de Infantes y así estudié con ellas.
-¿En qué momento pensó que podía ser la intendenta de su pueblo?
-Si te lo cuento te vas a reír. Tomé la decisión de renunciar a la Secretaría de Gobierno y tenía la retención de cargo en el Registro Civil. Entonces siempre uno ve las cosas y piensa “si fuera yo la haría de otra manera”.
Pero había un amigo que fallece en 2003, lo lloré hasta que se me terminaron las lágrimas, y él me impulsaba para ser candidata. Coco Agüero, se llamaba, muere de un infarto después de la elección presidencial de 2003. Todavía no había tomado ninguna decisión y el 16 de julio renuncié a mi cargo.
Y un día pasa un compañero de trabajo regando, se para al frente de mi casa y me dice “qué pensás hacer”. No entendía nada, estaba barriendo la vereda y me insistió con cuándo me iba a decidir. “Te tenés que candidatear”, me dijo.
Y eso me hizo un click, entonces me senté, hablé bien con el doctor Sicchar (era el intendente), que lo quiero mucho, porque el que avisa no traiciona.
-¿Pensó al tomar la decisión que podía ganar las elecciones?
-Cuando el partido de Tío Pujio aprueba mi candidatura, no sabía si me iban a oficializar. A quienes me acompañaban les pedía que no se jugaran por mí, no quería que tuvieran inconvenientes laborales, pero desde el momento que salí a caminar la calle nunca pensé que iba a perder.
Ojo, también estaba preparada por si perdía. Después que me oficializaron la candidatura, pedí licencia y les hice una carta manuscrita a mis compañeras y amigas. Les conté que me iba por una circunstancia especial, les dije que las quería muchísimo y les pedí que no se expusieran por mí.
Les destaqué que estaba jugada y que si no conseguía volver al municipio como intendente, directamente no volvía a mi trabajo.
-¿Estar en el poder, en algunos momentos, les venda los ojos?
-No, si no querés no. Estar en el poder, como vos decís, significa mucha responsabilidad, tenés sobre tu espalda una mochila pesada que te soy sincera hasta que no estuve en ese lugar no pensé que era tanto.
Pero no dejé de ser hija, no dejé de ser madre, ni esposa, ni hermana, ni amiga. Estuve siempre al lado de mis viejos, junto con mis hermanos, cuando los dos se enfermaron hasta el día que fallecieron. Y lo sigo estando para cualquiera de la familia que lo necesite.
Seguí siendo la que soy, por supuesto en algunas oportunidades tenés que actuar distinto tomando decisiones.
-¿Cuáles son las principales preocupaciones que tiene hoy en su gestión?
-Primero la situación que estamos viviendo en el país. La verdad que se ha desvirtuado todo lo que es el Presupuesto anual. Jamás nos hubiéramos imaginado lo que está ocurriendo. Armamos un presupuesto, el año anterior, para estar preparados para eventuales, pero lo que está sucediendo es muy preocupante, no solo para el municipio, sino para el país. Esto en general.
-¿Y en cuanto a las obras?
-Y en cuanto a gestiones y obras, si bien entregué viviendas fueron muy pocas las que pudimos entregar. La Nación nunca nos dio viviendas y solo conseguí ocho en tantos años. Teníamos que hacer cuatro y rendir cuentas, en seis meses las hicimos y rendí cuentas. El mismo monto nos dieron a los tres años. No alcanzaba, el municipio puso plata y compramos casas prefabricadas.
Y después con los kit de viviendas, hace tres años, nos entregaron cinco y ahora hemos sido beneficiarios del Programa Semillas con cuatro.
En eso, siento que tengo una materia pendiente.
Siempre recuerdo que le pedí al doctor de la Sota que me mandara una empresa para hacer viviendas y que el municipio se comprometía a pagar las cuotas. Pero bueno, él tenía sus compromisos.
-¿Algún proyecto a futuro?
-Sí, la Provincia era propietaria de dos terrenos que están al frente del cementerio y si nosotros presentábamos una solicitud de qué hacer en esas manzanas estaba la posibilidad que la Provincia las cediera.
Justo el día que anuncian que Jorge Bergoglio era Papa la Provincia me estaba cediendo esos terrenos. Uno fue destinado para que se construya el Corralón municipal, y el otro que ya está en los trámites de subdivisión es para viviendas sociales. Al menos la tierra la tenemos.
Y estamos a la espera de otros programas que hemos pedido.
-¿La demanda social aumentó?
-Sí, es lo que más se ha notado. El municipio siempre es la primera trinchera donde la gente llega, hay gente que tiene que priorizar la comida y da de baja la obra social, por ejemplo. Lo vemos en el sistema de salud, se incrementó en la entrega de medicamentos, este Gobierno al jubilado le ha sacado el 100% en los remedios, la gente va al municipio a buscar trabajo, se ha notado y es muy fuerte lo que está sucediendo.
Al área Social la tenemos bastante atendida, pero no tenemos para todos la solución.
-¿Cuál fue el momento más satisfactorio desde que está en la Intendencia?
-Hay muchos, pero como para marcarte alguno, el que más me llenó de felicidad fue al principio de la primera gestión. Nosotros recibimos la Intendencia en el mes de diciembre con 26 centavos. Diciembre es significativo a la hora de los aguinaldos, de los sueldos, de los servicios. Meses estivales y no teníamos con qué regar una calle. Fue bravo, y mirábamos cómo podíamos comprar un camión, pero no teníamos plata. No podíamos comprar arena porque había una deuda muy grande con el proveedor, don Balbo. Le ofrecimos pagarle en cuotas y cayó con un camión de arena, un grande fue con nosotros.
Nos sentábamos con el equipo a ver cómo podíamos salir y en el mes de junio pudimos comprar un camión de riego, no lo podíamos creer. También, instalamos juegos infantiles. Nosotros queríamos mejorar los servicios, para que la gente comenzara a tener confianza.
Ese equipo que me acompaña fue tan unido y después las cosas se fueron multiplicando.
-¿El momento más triste?
-Fue cuando se quemó una parte del cementerio, fue muy fuerte. Fue tomar decisiones, estuvimos dos noches trabajando con este equipo en mi casa, teníamos justo un complejo de nichos que habíamos hecho, para poder dar respuestas a los familiares.
Fue muy conmovedor, muy movilizador, me acuerdo que vinieron medios de Córdoba que querían filmar y en un momento se me subieron los Schiavi y los Barisone juntos, y a la piba que estaba con un micrófono le pedía que dejara el micrófono y me acompañara.
Y le expliqué que no era un escenario para difundir, había mucho dolor de los familiares. Fue lo más fuerte que nos pasó como pueblo.
-¿Tuvo dudas de volver a presentarse a una reelección?
-No, militar en la campaña es una adrenalina hermosa. Cuando estás en la gestión estás muy ocupada, no podés distraer la atención, pero salíamos a la tarde a hacer campaña.
-¿Tiene aspiraciones de llegar a otros cargos superiores?
-No, estar en la Intendencia es hermoso, nunca tuve apetencia de irme a otro lugar, siempre me he puesto a disposición de mis conductores políticos. Además disfruto de la familia, soy de cocinar, de lavar la ropa, de ordenar la casa, de salir a tomar el cafecito.
Pero, ojo, porque hago muchas cosas sin pensarlas (risas).
-¿El PJ Departamental está funcionando a pleno?
-He asistido a una o dos reuniones nada más. Creo que se formó para unir distintos pensamientos pero no está muy activo.
-¿Tiene un referente a nivel nacional que lo considere un buen candidato para el peronismo?
-Se acaba de ir, y te lo digo con mucha tristeza porque habíamos charlado vía e-mail con el doctor de la Sota que si él decidía caminar el país contara conmigo de forma incondicional. Yo nada quería, solo acompañarlo y un poco era una forma de agradecer esas fichas que puso en mí en el año 2003 y después todo su acompañamiento, así como lo hace hoy Schiaretti.
Pero, bueno, José se fue dejando un buen legado y ahora deseo que el candidato sea el gobernador Juan Schiaretti.
Quién otro, en el país, puede tener una imagen positiva como la tiene nuestro gobernador, estando en gestión.
-¿Cuál es su sueño?
-Hoy quiero ver a mis hijos felices, tengo nietos, y cuando te hablo de ellos hablo de todo su entorno. Verlos felices.
-¿De esta situación que usted observa en el país tenemos salida?
-Espero que salgamos, creo que el presidente si no tiene la capacidad de encontrar una salida, debería rodearse de gente que sea capaz de orientarlo para salir de todo esto y que no nos siga haciendo tanto daño.
Me gusta: ser como soy. Ser participativa, compartir con la gente. Me encanta: el mar, la ropa, andar de alpargatas, tomar mate, acostarme tarde, viajar. Me divierte: las reuniones, estar en una rueda de conocidos. Me entristece: las situaciones dolorosas de las personas, la pobreza. Me enoja: el desorden, la mentira, la hipocresía, la traición.
Opiniones
Mauricio Macri: mis respetos por el hecho de ser el presidente de la Nación, pero tendría tantos reclamos para hacerle. Qué está haciendo con nuestra Patria, con nuestro país, le preguntaría. Las promesas fueron muchas y hoy no se puede creer que el país esté viviendo esta situación, creo que se le fue de las manos, que no estaba preparado para esto.
Juan Schiaretti: un gobernador y un compañero muy organizado en su gestión. Me ha acompañado muchísimo y soy una agradecida a Juan. Y fue un adelantado, un mes antes que toda esta debacle del dólar se diera, creo que el gobernador ya lo intuía y preparó a su equipo para que acompañara a los municipios. Y así fue y nos está acompañando para que sorteemos esta situación.
Martín Gill: no lo conozco mucho, tengo un diálogo corto cuando nos vemos, no puedo hablar de su gestión. Me encanta Villa María, somos vecinos, y me parece una persona muy agradable con la que tengo un buen diálogo.