Jacinto Taibo está acusado de haber golpeado y estrangulado a su expareja, la joven correntina María Ercilia Benítez, de 24 años. Ayer declararon seis testigos y para hoy fueron citados otros cinco. El sospechoso quedó a un paso de ser condenado
Un trabajador rural y tambero santafesino comenzó a ser juzgado ayer en la Cámara del Crimen de Villa María por el brutal asesinato de su exconcubina y madre de su pequeña hija, ocurrido hace dos años en La Playosa.
Se trata de Jacinto Fabián Taibo, de 34 años (19 de mayo de 1981), quien comparece privado de la libertad, imputado como presunto autor de “homicidio doblemente calificado” por el crimen de María Ercilia Benítez (24), una joven nacida en la ciudad correntina de Goya con la que tuvo a Luz Milagros (“Mili”), una niña que actualmente tiene 6 años.
El hecho que se procura dilucidar en este juicio con jurados populares fue cometido en el interior de la vivienda ubicada en calle Rivadavia sin número de la vecina localidad, donde Benítez fue golpeada y estrangulada en horas de la siesta del sábado 16 de noviembre de 2013.
La gravísima acusación que pesa sobre Taibo tiene como única pena la prisión perpetua, a tenor de lo establecido por el artículo 80, incisos 1º y 11º, del Código Penal de la Nación, y el crimen que se le atribuye es “doblemente calificado” porque la víctima había mantenido una relación de pareja con él y por tratarse de un femicidio, habida cuenta que en el hecho medió violencia de género.
Muy complicado
La audiencia inaugural fue por demás adversa para Taibo. Los seis testigos que prestaron declaración complicaron sustancialmente su situación procesal y lo dejaron a las puertas de una casi segura condena.
De todos modos, habrá que esperar hasta el final del juicio para saber si el peón de campo es declarado culpable del hecho tal como viene descripto (en cuyo caso recibirá la pena máxima), o si existen causales excepcionales de atenuación que puedan morigerar la condena final.
A priori, todo indica que Taibo fue el autor material del brutal homicidio. Es el único sospechoso y las pruebas colectadas en el expediente lo incriminan de manera casi unívoca.
Así lo dejaron entrever todos y cada uno de los testigos que comparecieron durante la mañana y la tarde de la víspera, a lo largo de la extensa audiencia sustanciada en el quinto piso de Tribunales.
El padre y el hermano
El primero en declarar fue Ercilio Benítez, padre de “Mary” (como le decían a su hija), quien junto a su esposa y la pequeña “Mili” fueron quienes encontraron sin vida a la joven poco después de las 18 de aquel sábado.
El testigo dijo que el viernes 15 fue a buscar a su nieta y la llevó a Alto Alegre, donde está radicado, y que había acordado con María Ercilia regresarla al día siguiente. Esa misma noche, a las 12, recibió un llamado de Taibo, quien le dijo que quería ver a su hija, a lo que Benítez le respondió que la criatura (por entonces de 4 años) ya estaba durmiendo y que en horas de la tarde estaría de nuevo en La Playosa.
El progenitor de la joven asesinada agregó que cuando llegaron a la casa de calle Rivadavia, entraron, llamaron varias veces a “Mary” y sólo escucharon el volumen alto del televisor, en el que se transmitía un partido de fútbol.
Don Ercilio, quien cargaba a su nieta en los brazos, fue a la cocina, pasó por el baño y cuando entró al dormitorio, vio que su hija estaba recostada sobre la cama, vestida y con el brazo derecho colgando hacia un costado. Pensó que estaba dormida y como la llamó y la joven no contestó, pensó lo peor.
Estremecedor relato
Se acercó a ella y al mismo tiempo que le tomaba el brazo, la pequeña “Mili” se lanzó sobre su madre y la abrazó. De inmediato, Benítez advirtió que Ercilia estaba fría y muy rígida, por lo que confirmó sus sospechas: estaba muerta.
Rápido de reflejos, levantó a la criatura y salió a la calle, donde le pidió a un vecino que llamara a la Policía. Segundos después, la niña le preguntó qué le había pasado a su mamá, a lo que su abuelo le respondió entre sollozos que se había ido al cielo.
“En ese momento la nena empezó a temblar y se orinó encima”, relató Benítez, y sus palabras impactaron a todos los presentes en la sala.
En otro pasaje de su declaración, don Ercilio señaló que supo por su hija que, mientras vivían en Pozo del Molle (la relación duró poco más de cuatro años y se separaron un mes antes del homicidio), Taibo la golpeó para que hiciera el tambo mientras él se quedaba durmiendo.
Cabe señalar que la separación de la pareja sobrevino luego de otro episodio de violencia, a raíz del cual la joven lo denunció en el Juzgado de Paz de La Playosa, cuya titular dictó una orden de restricción para que el agresor no se acercara al domicilio de su expareja.
Benítez dijo también que su hija era “muy alegre”, recordó que medía 1,90 de estatura (“era más alta que yo”) y que también era “muy guapa”, en alusión a que trabajaba mucho y sin descanso, a tal punto que supo cosechar tabaco y realizó tareas rurales muy duras y sacrificadas.
Finalmente, recordó que habló por última vez con Ercilia el mismo sábado 16 a las 13.22, ya que ella lo llamó para preguntarle por “Mili”. De ese llamado se desprende que la joven fue asesinada poco después de las 13.30.
El segundo testigo fue Guillermo Benítez, hermano de “Mary”, quien de arranque nomás dijo que la joven supo contarle que Taibo “era violento con el tema sexual” (sic), aunque no hizo otras precisiones.
Agregó que “él desconfiaba de ella en todo momento”, que le molestaba cuando se ponía determinada ropa “porque se iba a provocar” y citó una frase que el acusado le dijo en varias oportunidades: “Si me hacen enojar, yo directamente mato”.
Guillermo recordó que cuando se enteró de la muerte de su hermana le avisó a Taibo, quien le preguntó si no estaba bromeando, y que cuando se encontraron en la casa vio que tenía un rasguño en el labio y que “no se le cayó una lágrima”.
Otros cuatro testigos
También declararon Luciana Jacqueline Guevara, quien había sido compañera de trabajo de Ercilia en la estación de servicio que está en la entrada a La Playosa; Ramona Angélica Ríos, pareja de Guillermo Benítez y, por ende, cuñada de la víctima; Carina Silvina Taibo, hermana del acusado, y el concubino de esta última, Luis Orlando Benítez, quien no tiene relación de parentesco con “Mary” y su familia.
Los cuatro aportaron datos relevantes que complican al presunto homicida.
Guevara supo por Ercilia que Taibo la molestaba telefónicamente, que “era muy celoso” y que la relación entre ambos “no era buena”. Dijo también que la noche previa al crimen cenaron juntas y luego estuvieron unos 20 minutos en un pub del pueblo. Incluso cuando se enteró de la muerte de su amiga, fue hasta la casa de calle Rivadavia y cuando llegó Taibo, a viva voz le dijo “fuiste vos, yo sé que vos la mataste… estoy segura”.
Por su parte, Ramona Ríos dijo que Ercilia “era como una hermana para mí” y sorprendió a todos (incluido el propio Taibo, a quien se lo notó impactado, aunque no abrió la boca) cuando aseguró que “ella lo amaba; iba a volver con él, pero le estaba dando un escarmiento para que las cosas que habían pasado (en alusión a los golpes, los agravios y los celos enfermizos) no volvieran a suceder”.
“Ella se había cansado de sus celos y de las discusiones que tuvieron, pero lo amaba”, dijo muy angustiada la testigo.
Finalmente, tanto Carina Taibo como su pareja Luis Benítez coincidieron al señalar que Jacinto les había contado que se había “mandado una cagada” con María Ercilia, porque la había golpeado y que se le había “ido la mano”, aunque sin asumir que ella había muerto producto de esa golpiza. Asimismo, ambos recordaron haberle visto un rasguño en el labio.
Benítez dijo también que cuando su cuñado le contó lo que había hecho, le sugirió que se entregara a la Policía porque no quería problemas en su casa (donde aquel estaba viviendo desde la separación), a lo que Taibo le respondió enfáticamente: “No te metas; si me vienen a buscar, va a ser a mí, no a vos”.
Por último, recordó que aquella tarde del sábado notó a Jacinto “muy nervioso” y que en un momento él le comentó con resignación: “Con esto la pierdo para siempre a la Mili”.
Jueces y partes
El tribunal está integrado por los camaristas René Gandarillas (presidente), Silvia Saslavsky de Camandone y Félix Martínez y junto a ellos participan 12 ciudadanos que integrarán el jurado popular, además de la secretaria Gabriela Sanz.
También intervienen el fiscal Francisco Márquez y los abogados Juan Antonio Rusconi (representa a los padres de María Ercilia, constituidos como querellantes particulares), Luis y Lisandro Caronni (padre e hijo), quienes defienden al acusado.
El juicio continuará hoy desde las 9.30 con el comparendo de cinco testigos: fueron citados un médico de La Playosa, dos policías, la madre de la víctima y un menor que habría visto a Taibo cerca de la casa la tarde del crimen.