La algarabía emocionaba a propios y extraños. La noche desapacible que intentó castigarlos con una tibia llovizna se resignó, vencida. Los hinchas de River de Villa María ganaron inmediatamente el centro apenas los convocaba la medianoche. Era tanta la ansiedad contenida que la plaza Centenario aguantó, heroicamente, todas las sensaciones. Antes, los bares del centro fueron un reflejo de la expectativa.
Autos, motos, banderas de dos colores, bocinazos, bombas de estruendo, cánticos y todo lo que rodea a un festejo se desató después de 19 años de espera.
En Buenos Aires, River se consagraba campeón de la Copa Libertadores de América, en todo el país retumbaron los tres goles finales y en Villa María miles de corazones latieron hasta la madrugada.