El espacio solidario llevó a cabo ayer un festejo para los pequeños a los que cada sábado le ofrecen un plato de comida. Siguen intentando tener un techo donde albergarlos
Los casi 90 niños que asisten al comedor Maná en Villa Nueva tuvieron una tarde de festejo ayer y cada uno se llevó un regalo de Navidad a casa.
Las palabras de una de las colaboradoras del comedor, Griselda Caryuzaa, se entrecruzaron con felicidad y orgullo cuando describió la jornada que disfrutaron ayer.
“Fue un festejo hermoso, les organizamos la fiestita de Navidad con un montón de juguetes que nos habían donado así que cada niño se llevó su juguetito”, contó.
Durante la tarde los chicos compartieron música con la murga del barrio Malvinas Argentinas y hasta los mismos chicos del comedor se animaron a cantar dos canciones al ritmo de los tambores. Además, también se organizaron diferentes juegos.
Cabe resaltar que al comedor asisten más de 80 niños cada sábado y funciona desde hace cinco años, pero aún no tienen un lugar físico.
La fiesta se llevó a cabo en el terreno ubicado en la calle Figueroa Alcorta del barrio Las Quintas donde habitualmente le sirven un plato de comida a los niños.
“Los chicos asisten todos los sábados de 10 a 14 donde además de la comida también se les brindan talleres y juegos”, remarcó Griselda, quien apuntó que “nosotros estamos en la calle, no tenemos un espacio físico, entonces no podemos hacer nada y hay que rebuscársela”.
Más allá de eso consideró que no se hace difícil sostenerlo “gracias a la ayuda de Dios y a la solidaridad de la gente”. “Nosotros al comedor lo tenemos únicamente los sábados y económicamente somos muy bendecidos porque cada sábado hay gente que quiere colaborar, entonces logramos cubrir los gastos para la comida de los chicos”, explicó al respecto.
Griselda destacó la ayuda de la Fundación Sí, “que se encarga de 10 a 12 de enseñarles a hacer cosas y juegos, les estamos muy agradecidos por el trabajo que hacen”.
En el comedor trabajan unas diez personas para atender a los chicos de todas las edades que se llegan a comer cada sábado. Por ejemplo, para poder recolectar los juguetes que cada chico se llevó a su casa de regalo, algunas personas se encargaron de difundir una campaña por las redes sociales y así apelaron a la solidaridad de la gente para sacarle una sonrisa a los niños.
Un techo para Maná
Hace cinco meses EL DIARIO reflejó la preocupación de los colaboradores del comedor por la falta de un espacio donde darles la comida a los niños. “En su momento comentaron que “estamos alimentando a los chicos al aire libre, debajo de un árbol”.
Luego de eso, en el comedor pusieron manos a la obra con polladas, venta de empanadas y otras varias iniciativas con las cuales lograron recaudar fondos para iniciar la obra en el terreno.
“Con lo que recaudamos logramos levantar todos los cimientos, nos alcanzó para pagar el material y la mano de obra”, indicó Griselda.
De todas formas, aún resta lo más importante y la obra no está en condiciones de albergar a los niños porque el avance es mínimo.
“Lo que más falta nos hace es la mano de obra, porque por ahí nosotros conseguimos unos ladrillos o cemento que nos donan, o si hace falta nosotros ponemos de nuestro bolsillo para ir comprando algo, pero la mano de obra es cara y no hay quien venga y se ofrezca”, remarcó.
Por el momento, el proyecto está a medias y continuarán realizando actividades para recaudar fondos y así acercarse al sueño de poder concretar la obra el año próximo.