Aconsejaron revisar el ambiente donde se deja al animal en las fiestas, que se sienta seguro allí y no dejarlo fuera de la casa
Como cada año cuando llegan las fiestas de fin de año, las agrupaciones que impulsan el cuidado de los animales manifiestan su preocupación ante el efecto adverso que genera el uso de la pirotecnia sobre las mascotas.
En esta ocasión, desde Asociación Cucha se indicó que «tenemos que pensar en todos los miembros de nuestra familia y debemos ponernos en el lugar del animal para comprender su padecimiento».
«Instintivamente el animal asocia los ruidos que produce la pirotecnia a acontecimientos naturales de los que debe escapar, como, por ejemplo, las tormentas», ejemplificaron.
Seguidamente, señalaron que ante los estruendos, «podemos ver reacciones como deambulación, temblor, encogimiento, inapetencia, intensos deseos de ingerir agua, deseos de estar en permanente contacto con la persona».
«Hasta pueden generarse reacciones más graves como gemidos, intensa salivación o babeo, jadeos prolongados y muy fuertes, eliminación o retención de heces u orina, sensación de insuficiencia respiratoria, falta de aire, náuseas, aturdimiento, sensación de irrealidad, miedo a morir, correr en forma desenfrenada sin rumbo, que en muchas ocasiones incluyen arañado o fractura de dientes por masticar barreras, saltar a través de ventanas, vidriados o alambrados, provocándose heridas de suma gravedad», agregaron, e informaron que «la raza felina padece un estrés muy profundo que produce cambio de hábitos, de conducta o en la alimentación».
Por otra parte, manifestaron que «para prevenir accidentes, si se debe dejar solo al animal en los lugares habituales hay que revisar previamente si pueden atravesar vidrios o si hay rejas peligrosas, ya que si el perro se asusta e intenta escapar, puede convertirse en un peligro en su contra».
«Si el animal está en su casa, hay que permitirle que se esconda debajo de algún mueble o lugar donde se sienta seguro, en lo posible un lugar lo más aislado posible del ruido de la pirotecnia, con agua y música a un nivel que disimule los estallidos», sostuvieron.
A la vez, remarcaron «no dejar a la mascota fuera de la casa, ya que puede saltar verjas y hasta lanzarse de balcones o terrazas para escapar de los estruendos. Tampoco hay que dejar a los perros atados, ni fuera ni dentro de la casa, ya que es algo muy peligroso».
«Recomendamos colocar un collar con una identificación que lleve el teléfono de su familia durante los días anteriores y posteriores a los festejos de fin de año. Esa es una manera fundamental de prevenir que ya no podamos reencontrarnos con ellos», sostuvieron.
Seguidamente, desde Cucha aseguraron que «cualquier esfuerzo emprendido para afrontar la problemática de la superpoblación de animales en situación de calle es menguado por la utilización de pirotecnia»
«Sabemos que en estas fechas aumenta la cantidad de animales perdidos. Muchos de ellos no logran reencontrarse con sus familias, sumándose a los que hoy se encuentran desamparados y en riesgo en nuestra ciudad», lamentaron.
Finalmente, sobre el uso de la pirotecnia opinaron que «tal vez haya quien disfruta de las luces, los colores y el estruendo. Sobre gustos no podemos opinar y no lo hacemos. Sólo nos preguntamos quién puede disfrutar cuando otro ser sufre. El festejo de algunos significa el estrés de otros que no logran comprender, procesar y anticipar lo que está sucediendo, como en algunos casos de personas con TEA o Alzheimer».
«Quizás dentro de algunos años miremos hacia atrás y veamos al uso masivo de la pirotecnia como una práctica obsoleta, primitiva y que no respeta al otro», concluyeron.
