Tras la copiosa lluvia del día jueves se vivenció una velada con inmejorables temperaturas. La fiesta en La Rural fue la más convocante
La lluvia caída a la tarde del último día del año hacía presagiar que a la noche las calles iban a estar anegadas, pero los calores de días anteriores se “chuparon” toda el agua.
Cuestión es que en los primeros minutos de 2016 se absorbieron otras cosas mucho más espirituosas.
Más tranquilos que años anteriores, los comedores que abrieron para Año Nuevo trabajaron a medias, con muchas reservas caídas y ánimos en “stand by”.
No obstante, nos acercamos a los bien ponderados empleados públicos del nuevo Hospital Pasteur, para retratarlos a la hora de brindar por el nuevo año. Tanto los del área de Terapia Intensiva como los de la Guardia posaron amablemente para una imagen merecida.
También hubo -en comparación con otras épocas- pocos juegos de artificio y bombas de estruendo, que al final no se sabe si es por una cuestión ecológica, de concientización “mascotera” o por una situación económica; en definitiva, “plata quemada” que le dicen.
Con calles demasiado tranquilas, la gente se juntó en torno a la mesa, cuando la bruma del nuevo año comenzaba a aparecer. Minutos después, los automóviles empezaron a rondar por las casas de amigos y parientes, antes de que el grueso de festejantes apuntara la proa hacia la ruta 9, precisamente hacia la “New Year Color’s”, en la Sociedad Rural. Alrededor de cinco mil personas bailando en diferentes sectores: la pista central y los VIP para mayores de 18 años y para mayores de 23 años, diseñado con plataforma, sillones y barra propia.
La fiesta continuó en los “after”
Cabe decir que los asistentes más jóvenes relegaron sus espacios habituales de diversión para, por lo menos una vez al año, cambiar de geografía. Por ejemplo, Lola Cruz contó con menor cantidad de público que en Navidad, pero se movió más cómodamente, con un clima festivo positivo.
Volviendo a la Rural, en un momento, el animador Carlos Fini pidió “todas las manos arriba para EL DIARIO, que siempre acompaña a los jóvenes en estas fechas importantes”. A esa altura la bruma en inmediaciones de la ruta 158 se asemejaba al humo de la obra “El fantasma de Canterville”.
Minutos antes del cierre, se lanzaron los promocionados polvos de colores distribuidos en la pista.
Con el febo en alto, los festejantes se dirigían a sus moradas o partían hacia distintos “after”, a fin de extender la bienvenida a 2016 un poco más.
Música en vivo
Frente a las propuestas bolicheras de bienvenida de año, dos espacios ofrecieron bandas en vivo. Por un lado, Polaroid de nuestra ciudad realizó una fiesta funk con Fede Lattanzi y compañía, mientras que Me Matan Limón de Villa Nueva hizo lo propio con De la Rivera.