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“Reproducir imágenes en serie siempre estuvo ligado a movimientos populares”

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“Reproducir imágenes en serie siempre estuvo ligado a movimientos populares”
Las alumnas Laura Menegotto y Sofía Martínez junto a los profesores Luciana Villarreal y Sebastián Sáenz

Coordinados por la profesora y escultora Gabriela Manfredi, se llevaron a cabo a través de la Escuela de Bellas Artes y dos instituciones de los barrios San Martín y San Nicolás. Los trabajos fueron expuestos en la Medioteca

Las alumnas Laura Menegotto y Sofía Martínez junto a los profesores Luciana Villarreal y Sebastián Sáenz
Las alumnas Laura Menegotto y Sofía Martínez junto a los profesores Luciana Villarreal y Sebastián Sáenz

Positivo y negativo. Molde y obra. Anverso y reverso. Las dos caras de los primeros grabados que realizan en su vida los chicos de barrio San Martín y San Nicolás, colgaron durante dos semanas en la Medioteca. Anverso y reverso de la igualdad de oportunidades. Positivo y negativo de una ecuación que dio por resultado el juego y la creatividad. Molde y obra de lo concebido en borrador y concretado en el plano social.

De todos estos fabulosos claroscuros estuvo compuesta esta muestra y (por añadidura) el proyecto de extensión que llevó a cabo la Escuela de Bellas Artes “Emiliano Gómez Clara” junto a algunos de los barrios más vulnerables de la ciudad.

Mientras Laura Menegotto y Sofía Martínez (alumnas de segundo año) descuelgan los afiches junto a los profes Luciana Villarreal y Sebastián Sáenz (la alumna Sofía Liendo y la profe María de los Angeles Basualdo estuvieron ausentes con aviso), empieza esta nota.

-¿Cómo nacen los talleres?

Sofía: -El año pasado, el Ministerio de Educación lanzó una convocatoria a los institutos de formación docente para que presentaran proyectos en derechos humanos. Y desde Bellas Artes armamos “Espacio público, memoria activa”, que consistió en el dictado semanal de talleres artísticos en el San Nicolás y San Martín, dos de los barrios a los que menos actividades llegan. Arrancamos el 24 de marzo para el Día de la Memoria con una pintada en la costanera, y en mayo iniciamos los talleres de escultura, pintura mural y grabado.

-¿Lanzaron una convocatoria para los chicos?

Sebastián: -No hizo falta porque en esos espacios ya había actividades, así que ellos mismos se anotaban. Entre los dos barrios asistieron unos 50 chicos y cada uno traía al amigo o a los hermanitos.

-¿Por qué decidieron hacer grabado?

Luciana: -Luego de la escultura y la pintura mural pensamos que el grabado sería una buena actividad de cierre, no sólo porque es una de las especialidades de Bellas Artes, sino como excusa para llevar a los chicos a la escuela y que manejaran la prensa.

 

Romanticismo en el arte

-¿Y cómo reaccionaron los chicos en la escuela?

Luciana: -¡Quedaron fascinados! Como fuimos a fin de año había obras de todos los alumnos de la escuela en los pasillos. Una chica me dijo: “Seño, ¿usted trabaja de esto?”. Y cuando le dije que sí, se quedó maravillada. Creo que lo piensa como salida laboral a futuro (risas).

-El grabado no es una rama muy popular de las artes visuales, ¿no?

Luciana: -Ahora no, pero en un tiempo fue la más popular de todas. El reproducir imágenes en serie siempre estuvo ligado a los movimientos populares y la propaganda. Tanto en el peronismo como en el comunismo, los afiches eran el arte del pueblo. A tal punto que al grabado lo corrieron de los salones por considerarlo poco refinado. Hoy es difícil encontrar muestras, pero hay obras fabulosas con esta técnica.

-¿Hay que ser un poco romántico para dedicarse a una técnica como ésta?

Luciana: -Sí, ese romanticismo que vos decís y la cosa artesanal están muy presentes. Hoy, ser “grabador” es de alguna manera ir contra la corriente.

-¿Qué técnica le enseñaron a los chicos?

Luciana: -Una muy simple que se llama aditiva o “collagraph” y que se puede trabajar con materiales de deshecho. Consiste en armar la imagen pegando distintos materiales como tela, cartón o hilitos. Es un collage con textura que luego se entinta y se imprime.

Laura: -Quería decir, por último, que el grabado tiene muchas características mágicas, como el hecho de componer una figura al revés y de no saber nunca cómo te va a quedar la obra hasta que la imprimís. Más allá de la tirada en serie, cada copia es única e irrepetible de acuerdo al papel que usés o la tinta. Y esa incertidumbre es fascinante.

Positivo y negativo. Molde y obra. Anverso y reverso. La magia y la inclusión estuvieron en el barrio San Martín y el San Nicolás. Y dijeron presente a ambos lados del espejo.

Cabe mencionar que las imágenes de la muestra fueron publicadas en la edición del domingo pasado.

Iván Wielikosielek

-Especial-