Dos profesionales explican cuáles son los daños que puede conllevar el uso de anteojos para sol no certificados
Se venden en tiendas de ropa, de accesorios de moda y hasta en quioscos y supermercados. En puestos callejeros o entre la mercadería de vendedores ambulantes, también se pueden encontrar algunos pares de anteojos para sol. En todos estos lugares abundan y lo cierto es que muchos representan un peligro para la salud visual de quien los compra.
“Comprar anteojos en una óptica significa que están aprobados por el Ministerio de Salud Pública y tienen la certificación de que cumplen con normas de calidad”, explicó Omar Iribas, dueño de la Optica Visual.
Está prohibido, pero ¿quién controla?
Por su parte, Graciela Escurra de Optica Capriotti, señaló que “hay una ley nacional, otra provincial y hasta una ordenanza municipal que prohíbe la venta de anteojos en lugares que no sean ópticas habilitadas”. Sin embargo, advirtió que ante la proliferación de venta de anteojos en otros comercios, “evidentemente los que tienen que controlar, no lo están haciendo”.
Los dos ópticos reconocieron que un producto defectuoso puede generar daños, en ocasiones irreversibles, en la vista de quien lo usa. “El mínimo de protección que debe tener un anteojo para sol para los rayos ultravioletas es de 400. Nosotros tenemos aparatos especiales que miden ese nivel de protección”, aseguró Escurra. En tanto, Iribas señaló que “un anteojo de 45 pesos no sirve, es chatarra”, y que la ventaja de la óptica es que el profesional puede “asesorar en el uso y limpieza, además de contar con la prestación y la garantía”.
“Pueden estar causando un daño a la persona que los compra”
“Los lugares que venden anteojos y no son ópticas, están sorteando una habilitación que otorga el Ministerio de Salud y, para obtenerla, se debe contar con un óptico responsable”, advirtió Escurra. Por su parte, Iribas comentó que “muchos compran un anteojo barato, por ejemplo, de 50 pesos, y cuando se rompe, lo traen acá para que lo arregle. Y ellos muchas veces me cuestionan que les cobre 40 pesos para arreglarlo cuando el anteojo costó 50. Yo pienso: ¿por qué entonces no lo hacen arreglar con la persona que se los vendió?”.
Por último, Escurra señaló que se trata de una cuestión de “incumbencia profesional”: “La sociedad tiene un orden, el que vende anteojos sin habilitación desconoce sobre el tema y puede estar vendiendo algo que trae daños a la persona que lo compra”.
La ventaja de comprar en una optica es contar con una certificacion que asegura que el producto cumple con las normas de calidad. Omar Iribas
“Si los lugares que venden anteojos han proliferado, es porque los que tienen que controlar, no lo están haciendo”