El peronismo que gobierna las provincias salió a marcar la cancha y a pedir un “verdadero federalismo”. Los gobernadores apuestan fuerte a la conducción del PJ y ya lanzaron su propio hombre. En la Villa, se percibe cierta tensión entre el Palacio y la Casona….
Escribe: NET – DE NUESTRA REDACCION
Caminaré entre las piedras, hasta sentir el temblor…” (Soda Stereo).
Los argentinos en estos 32 años de democracia tuvimos numerosas y significativas enseñanzas.
Pudimos ver la influencia de los grandes grupos económicos, los nefastos resultados de las políticas neoliberales, entendimos que existen resortes para enfrentar las crisis, que somos un país rico con millones de pobres, que la corrupción estructural se pasea de la sala al comedor y que la lucha contra los poderes concentrados es cruel y es mucha, entre tantas cosas.
Enseñanzas no faltaron. Si aprendimos o no, es otra historia. Una cosa es indiscutible, la democracia es el mejor sistema y la política la gran protagonista.
Hoy, como dice la canción de Soda… estamos caminando sobre las piedras hasta sentir el temblor.
Y el temblor está siempre latente en el volcán de pasiones que nos caracteriza. Con un gobierno central de un color político y gobiernos provinciales locales de otro color político el panorama se presenta interesante.
La institucionalidad republicana y federal tan mencionada por todos, está hoy a la vuelta de la esquina.
Y la llave de esa puerta que puede transformar la visión de país la tiene el peronismo. El peronismo, le guste a quien le guste, es garantía de gobernabilidad. Y ya puso manos a la obra.
“Por un verdadero federalismo”, es el título del documento que los gobernadores justicialistas presentarán a la administración de Mauricio Macri.
El reclamo, que viene desde la reforma de la Constitución en 1994, está basado fundamentalmente en la coparticipación.
Un justo pedido de distribución equitativa de la riqueza fogoneado, principalmente, por la decisión del presidente de la Nación de incrementar considerablemente los fondos destinados a los porteños.
Pero, detrás del petitorio legítimo de los mandatarios provinciales viene marchando la reorganización del Partido Justicialista.
Los jefes de los Estados provinciales tienen una carta muy fuerte para tirar en la mesa de las negociaciones por los fondos coparticipables que son prioritarios para sostenerse.
De ellos depende el aval que la Nación necesita en el Senado. Y esta situación reflejará la división de las diversas corrientes que circulan por las aguas del movimiento fundado por Juan Domingo Perón.
Macri propuso a Sergio Massa para liderar el PJ (una intromisión innecesaria en casa ajena), Massa impulsó a José Manuel de la Sota y los gobernadores rápidamente sacaron de la mochila el bastón de Mariscal y pusieron su candidato: el actual diputado nacional José Luis Gioja.
En este sismo que sintió el PJ, tras la derrota, el sector representado por La Cámpora emprendió una campaña de afiliación masiva que ha generado una reacción adversa en las principales espadas del movimiento que considera a las bases kirchneristas una expresión “no peronista”.
Desde el camino de piedras salió el chaqueño Jorge Capitanich con serias intenciones de postularse en PJ y aclaró que «Cristina siempre ha manifestado su voluntad de tener un rol en el FPV, no en el justicialismo».
Sin embargo, el sustento principal del Frente para la Victoria es el PJ y en esa reorganización está marcado a fuego el futuro del mencionado frente armado con los vientos del sur.
Y no podemos dejar de mencionar que el futuro del país también está encadenado a la postura que asuma el partido que, desde hace setenta años, marca la agenda de la política argentina con fuertes luchas de poderes.
Nota va, nota viene
El temblor también anda rondando los pasillos del Gobierno local.
El intendente Martín Gill, proclive al diálogo y las buenas relaciones institucionales, ha tenido algunos “toques” que demuestran cierta tensión entre el Palacio y la Casona.
“Nada importante”, dicen en el entorno del intendente pero los animales políticos son expertos, como los lobos, en marcar su territorio.
Eduardo Accastello cumplió un ciclo frente al municipio pero su liderazgo está intacto en determinados espacios, entre ellos el bloque oficialista con nombres que han sido piezas claves en la anterior gestión.
Gill tiene una relación inmejorable con la provincia y la visita del gobernador Juan Schiaretti a la ciudad el pasado 21 de diciembre fue una muestra cabal de un nuevo estilo alejado de la confrontación.
Pero, los propios concejales de su bloque (excepto Carlos De Falco que estaba de vacaciones) agitaron la capa roja con un pedido relacionado con la mesa provincia- municipios.
Días después, el concejal de la minoría Gustavo Bustamante puso en jaque el estado de la Terminal de Omnibus que ya venía siendo objeto de reclamos.
Por nota, el Ejecutivo le dio instrucciones al presidente de la estación Julio Ferro para intimar a la concesionaria que tiene aún cinco años más de contrato.
Cuando muchos pensaban que iba a rodar la cabeza de Ferro, la espada cayó sobre el gerente Fernando Giagischia (años atrás funcionario municipal).
“Ferro no se va, tiene una muy buena relación con el intendente y él pidió el apoyo del Ejecutivo”, contó una persona cercana al presidente de la Sociedad de Economía Mixta.
¿Hay tensión entre Accastello y Gill? Algunos dicen que sí, otros hablan de “sutiles diferencias de estilo”. Todo se verá más claro, cuando pase el temblor.
LA VUELTA A LA POLITICA EN FRASES
“Hacia futuro vienen dos cosas que van a marcar diferencia. Vamos a ver la diferencia en la forma de hacer política y en la forma de ver la política y eso me parece muy positivo”.
Gustavo Bustamante
“a mí me parece que el dólar tiene que tener una fuerte intervención del Estado. Porque el mercado es muy bueno pero no le soluciona el problema a los pobres, le soluciona el problema a los ricos”.
Carlos De Falco
“Me da mucha pena porque la gente tiene una gran incertidumbre, veo un país con mucha violencia, de la sublime y de la concreta, donde agredir pareciera ser la única forma de comunicarse”.
Graciela Pérez De Celis
