La política tuvo una semana de pañuelos agitados, Carnaval anticipado y fisuras que no sorprendieron. El peronismo se está reinventando
Escribe: NET (De nuestra redacción). Coordinación general: Nancy Musa
Guitarra, bombo y violín. Agitando pañuelos concluyó la semana. Entre canciones de mi tierra, romanticismo nostálgico, reinas y reyes de la canción, homenajes, el intendente justicialista Martín Gill vivió jornadas de gran protagonismo a la vera del río.
La política tuvo su cóctel de alegría y fiesta popular, visitas de funcionarios provinciales, noches de unión de corazones y de olvido de las fisuras que caracterizan estos tiempos de bienvenidas y adioses. Tiempo de presencias y ausencias.
Un carnaval, guitarra, bombo y violín, agitando pañuelos te vi, cadencia al bailar, airoso perfil. En Jujuy el presidente Mauricio Macri también practicó la mística del Rey Momo junto al radical Gerardo Morales y dos piezas valiosas del tablero: el salteño Juan Manuel Urtubey y el Tigre Sergio Massa.
La semana de la previa de carnavales vino con guitarra, bombo y violín. En medio de las celebraciones, el Partido Justicialista reunió a su tropa del Consejo partidario para decidir rápidamente, y antes que la Justicia Electoral les juegue una movida en contra, la renovación de las autoridades.
Al mismo tiempo, un grupo de diputados del Frente para la Victoria anunció lo esperado: el quiebre del bloque. Agitando pañuelos me iré y en mí vivirá aquel carnaval.
La decisión estaba rondando el ambiente del caliente verano que ya veníamos anticipando. Dos estilos en pugna, uno confrontativo y de resistencia, el otro moderado y apostando a sostener la gobernabilidad a través de una “oposición madura y responsable”.
La rajadura era inevitable. El Frente para la Victoria ya no contiene a la mayoría de los que tienen la responsabilidad de gobernar y no quieren estar en el ojo de una tormenta que puede generarles un foco ígneo en sus propias casas. “En medio del fuego o sos fogonero o sos bombero”, señaló un dirigente que no dudó cuál era su lugar en este momento.
El peronismo se fracturó hace tiempo, perdió figuras de peso, una de las causas de la derrota que muchos de larga trayectoria veían venir a partir de lo que dejó las urnas en la primera vuelta.
Porque justamente, ése es uno de los elementos que públicamente los justicialistas no analizaron.
Realidad a medias
La mayoría, por no decir todos, hablan de que tienen el 49% de los votos. Y ese porcentaje es una realidad a medias. Los sufragios obtenidos en el balotaje son producto de dos opciones y la mayoría fue en contra de, y no a favor del candidato elegido.
Los números que se deben evaluar son los de la primera vuelta. El 27 de octubre, Daniel Scioli obtuvo el 37% de los sufragios emitidos y Mauricio Macri el 34,5%. Los demás fueron ciudadanos que eligieron a Sergio Massa (21%), y el resto se distribuyó entre Nicolás Del Caño, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá.
Desde este parámetro el PJ tiene que hacer su análisis. La fisura es antigua y lo que ocurrió en el bloque es una consecuencia, entre otras cosas, de esa división.
Fallas en la memoria. De pronto, como es tradicional, sonaron los bombos para dar paso a otras palabras que se incorporaron al léxico del verano: traidor y funcional.
El que esté libre de pecado…
Muchos de los que hablan parecen víctimas de un virus que atacó el disco duro y les borró la información. ¿Quién puede hablar de traición estando libre de pecado? Si hace años que las divisiones en el peronismo (también en la UCR, pero eso es otro tema) son el plato del día.
En la década del 90, hubo división de bloque y un sector terminó aliado con el radicalismo para sellar la derrota peronista. El Frente para la Victoria disparó rupturas, no hace falta enumerarlas, porque el botón de muestra lo tenemos en nuestra provincia.
Dirigentes que hoy se golpean el pecho se fueron del partido y volvieron como si nada. Las centrales obreras también fueron parte de los quiebres ocurridos en los últimos años.
¿Quién es el dueño del «peronómetro» o del «traicionómetro»? Es una pregunta que se hacen en las filas del partido del General. Y con razón.
¿Un triunvirato?
Martín Gill junto a Nora Bedano, estuvieron en la reunión del Consejo del PJ realizada en la sede del partido en Buenos Aires. El dirigente local indicó que se coincidió en llegar a la unidad de criterios sin exclusiones y sin barajar nombres de posibles conductores.
No obstante, la idea que ya está lanzada al ruedo es ofrecerle la conducción al sanjuanino José Luis Gioja como prenda de unidad. Gioja habló en las últimas horas de una conducción colegiada. Un triunvirato, sin embargo hay que encontrar los caminos de la coincidencia.
Una tarea muy compleja. El Congreso partidario, que fue convocado para el 24 de febrero, será el órgano clave para organizar la interna de renovación de autoridades, fijada para el 8 de mayo.
El mencionado órgano es manejado, prácticamente, por los gobernadores.
El PJ cordobés tiene 95 congresales, de los cuales 85 responden a José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. Los restantes 10 son del riñón de Eduardo Accastello.
Accastello estuvo ausente en el encuentro del Consejo partidario, en virtud de que se tomó 60 días de retiro en tranquilidad, después de 30 años de actividad política sin pausa. ¿Qué posición tomará el exintendente villamariense? Por ahora es una incógnita.
En cuanto a De la Sota y Schiaretti ya tendrían tomada la resolución de no enviar a sus congresales a Parque Norte. El exmandatario cordobés ya está lanzado al ruedo para ser el presidente del partido ¿Cómo encajará en el nuevo esquema?, es otro de los interrogantes que sobrevuelan el escenario entre guitarras, bombos y violines.
Los gobernadores ya han anticipado que no quieren más el estilo obstructivo y de confrontación.
“Quienes quieran plantear oposición obstructiva y no constructiva, conmigo no van a contar”, afirmó el mandatario sanjuanino Sergio Uñac. “Dejemos de lado las antinomias”, pidió el entrerriano Gustavo Bordet. Por su parte, el tucumano Manzur se mostró con Macri en su gira por el norte. Las señales son elocuentes.
El poder de reinventarse
Todo hace suponer que la faz combativa de la línea dura del kirchnerismo no va a tener buen eco en la refundación partidaria.
“El peronismo tiene el poder de reinventarse” dijo una importante dirigente local que ocupó una banca en el Frente para la Victoria.
De eso no hay duda, en las peores crisis siempre encontró la fuerza suficiente para salir a flote y multiplicado. Pero también fue depredador de liderazgos. Y varios que anhelaron ser parte del proceso de transformación se van a quedar en el camino.
“Cristina ya anticipó que no tiene interés en conducir el PJ, ella lidera el Frente para la Victoria”, afirmó Gill aclarando que lo había dicho la propia expresidente en la reunión con los diputados tras la derrota de Scioli.
La otra incógnita es que quedará del Frente para la Victoria si el peronismo decide hacer rancho aparte. Cristina tiene luz propia pero no puede prescindir de la columna vertebral del frente. Y la batalla se verá cuando regrese al ruedo y decida marcar una agenda. Todavía no mostró sus cartas.
Por ahora, se vive el carnaval y los pañuelos siguen agitándose al ritmo de las guitarras, bombo y violín.