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Cuando los medicamentos se convierten en un peligro

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Cuando los medicamentos se convierten en un peligro
El consumo excesivo y sin control de medicamentos es un problema habitual en las personas mayores

La habitual ingesta de muchos medicamentos en las personas mayores debe ser controlada por un profesional para lograr una mirada integradora y evitar que cada especialista prescriba un remedio que puede tener contraindicaciones o generar efectos adversos en el paciente, aseguran médicos geriatras

El consumo excesivo y sin control de medicamentos es un problema habitual en las personas mayores
El consumo excesivo y sin control de medicamentos es un problema habitual en las personas mayores

Las múltiples enfermedades y comorbilidades que se presentan con el paso de los años llevan a la utilización de varios medicamentos. Es común que cada una de estas afecciones se trate por separado, y los especialistas suelen perder de vista al paciente en forma integral», afirmó a Télam el médico geriatra Moisés Schapira. Y continuó: «Así, el cardiólogo se ocupa del tratamiento de los problemas del corazón, pero no de las interacciones de los medicamentos que prescribe con los que recetó el neurólogo o el endocrinólogo, por ejemplo». Por su parte, la médica geriatra Cynthia Mariñansky describió que «la polifarmacia entendida como el consumo excesivo y sin control de medicamentos es un problema habitual en las personas mayores». «El origen de este problema se vincula con la fragmentación terapéutica, el paciente consulta muchas veces con especialistas sin la coordinación de un médico clínico, de cabecera, familiar o geriatra, o como quiera llamarse. Es decir: sin la supervisión de ese médico que pueda tener una mirada integradora», sostuvo. Schapira, docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Maimónides y director médico de Hirsch, señaló que un estudio realizado con más de 1.000 pacientes en PAMI, arrojó que cada uno recibía un promedio 9,6 medicamentos a la vez. «Lo grave es que muchos de esos medicamentos tienen efectos contrapuestos o duplicativo y esto puede generar un efecto cascada en la prescripción», describió. A modo de ejemplo de esta problemática, el especialista imaginó un caso: «A un paciente con trastornos de conducta se le da un psicofármaco que produce temblores similares a los de la enfermedad de Parkinson como efecto adverso; y en vez de discontinuar el primer medicamento, se le receta una segunda droga contra el Parkinson». «Este segundo remedio -continuó- a la vez lo constipa, lo que se resuelve mediante un laxante: el laxante puede generar un desequilibrio hidroelectrolítico pudiendo generar hipertensión arterial y potencialmente asociarse a una caída, y así sucesivamente». Mariñansky indicó, además, que «lo que en un adulto joven puede ser un efecto adverso, en una persona mayor puede ser tóxico; otro tema es que las personas mayores aumentan la absorción en grasas y disminuyen la absorción en líquidos, entonces si das un medicamento soluble en lípidos puede ocasionar toxicidad y si das uno que se disuelve el agua puede que no llegue con la dosis». La especialista, directora de la Escuela de Ciencias del Envejecimiento de la Maimónides, aseguró que «el objetivo siempre es lograr el mejor esquema posible, con las menores dosis y la menor cantidad de medicación». «Cada vez que cualquier médico receta debería saber qué es lo que toma el paciente, corroborar que no esté tomando una droga para los mismos objetivos, ajustar dosis y estar atento a las interacciones con otras», añadió. Como forma de prevenir la polifarmacia, los especialistas recomiendan «centralizar la información, esto implica que cada vez que un especialista recomienda una droga es importante consultar con el médico de cabecera porque toda persona que toma varias drogas puede estar expuesta a la polifarmacia». «También se recomienda hacer un listado bien claro de los medicamentos, los días y las horas en que deben tomarlos, hacer fotocopias de la lista y pegarlas en los ambientes de la casa y en lugares de visita frecuentes (la heladera, la mesa de luz, el mueble del televisor, entre otros)», sugirió Schapira. Y continuó: «Se puede utilizar dispensadores de remedios diarios o semanales con espacios diferentes para cada día (desayuno, comida y cena); también es importante si el médico decide discontinuar el uso de alguno de los fármacos del tratamiento, deshacerse de ellos para evitar confusiones». Por último, Schapira recordó que «ante cualquier problema de salud (catarros, estreñimiento, dolores) debe consultarse con el médico y no optar por la automedicación, ya que éste deberá prescribir el remedio teniendo en cuenta las posibles interacciones con los que ya se toman y los posibles efectos adversos». Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 50% de los medicamentos se prescriben, administran o venden inapropiadamente, y el 50% de los pacientes no toma de manera adecuada sus medicamentos».