Desde la nueva gestión del Museo Fernando Bonfiglioli, con el apoyo del área de cultura y la Secretaría de Gobierno de la Municipalidad, con la participación del propio intendente Martín Gill, convocan a la comunidad toda a participar de la reconstrucción de parte de la historia artística de Villa María, con la intención de reconstruir y consolidar la identidad cultural de la ciudad
A esta altura de la vida democrática ya nadie debería ignorar la importancia que tiene la recuperación, apropiación y puesta en valor del patrimonio cultural local, aquel que nos define – al menos en parte – como sociedad; aquel que nos hace sentir que pertenecemos a un determinado lugar; aquel que, aunque no lo advirtamos, dejó su impronta en nosotros desde nuestros años más tempranos y siempre formará parte de ese friso, a veces desordenado, de lo que somos.
¿Quiénes, de los que peinamos algunas canas ya, no nos plantamos curiosos o asombrados ante los murales de Fernando Bonfiglioli en el Cine Opera mientras esperabamos que comenzara la función o hacíamos cola para comprar la cajita de maní con chocolate en el intérvalo?
¿Quiénes, si no, no miraron arrobados sus pinturas en los muros de la Catedral?
¿Quién no se cruzó alguna vez con un cuadro que muestra alguna vista de la ciudad que todavía hoy podemos reconocer?
Acaso, nunca supimos que toda esa obra había surgido del pincel de Fernando Bonfiglioli para quedarse para siempre en nosotros, con nosotros. A eso se llama, identidad cultural.
De qué se trata
La propuesta, desde el Museo, es textualmente la siguiente: “Convocamos a aquellas personas que tengan obras del pintor Fernando Bonfiglioli a ponerse en contacto el Museo Municipal de Bellas Artes Fernando Bonfiglioli a fines de documentar obras tanto murales como de caballete.
Nuestra ciudad es un territorio que guarda historias que nos pertenecen como ciudadanos y éstas son parte del patrimonio cultural de la ciudad.
Desde el municipio se piensa en el patrimonio como eje fundamental que permite mirar el presente reconociéndonos en una historia. Fernando Bonfiglioli llega a Villa María desde Brasil para darle una impronta muy particular a la ciudad, eso se ve reflejado en las obras murales que pueden ser visitadas como la Catedral, la iglesia de los Trinitarios o el ex-Cine Opera actual Naldo Lombardi. Este pintor además ha pintado en casa de particulares estando su obra sin conocerse, también inumerable cantidad de obras de caballete, retratando la ciudad en una época determinada, por lo que además es de gran importancia documental para la ciudad.
Por esta razón se convoca a la comunidad a ser parte de la recuperación del patrimonio pictórico de este pintor.
Para ponerse en contacto: (0353) 4527092, museobonfiglioli@hotmail.com
Porque, como bien señala la directora del Museo, Analía Godoy, “el patrimonio se constituye y se transforma dentro de territorios comunes, habitados, silenciosos y vivos, territorios que narran y educan. Territorios que necesitan la mirada que revitaliza, que hace visible lo cotidiano, mirada que sorprende y atraviesa muros para recuperar historias y ser cómplice del tiempo y de la vida. Cuanto mayor intervención tenga una gestión o comunidad, mayor será la posibilidad de que se construya un patrimonio vivo y cuidado”.
Con estas palabras, la joven artista a cargo del Museo abre la propuesta a todos los vecinos de la ciudad y la región a participar de esta reconstrucción colectiva de la memoria y la identidad cultural.
Invitado por un empresario pintor de casas
Fernando Bonfiglioli pintó mucho y viajó mucho también. En la década de 1939, estuvo radicado en la ciudad cordobesa de San Francisco, donde decoraba la residencia de la familia Tampieri, hoy Palacio municipal de aquella localidad.
“Encontrándose allí, en 1923, es invitado por Perrachionni, de Villa María, que tenía una empresa de pinturas de casas, para que colabore con él, decorando algunas cuyos exigentes propietarios lo requerían. De esta época datan las pinturas de decenas de casas de Villa María, cuyos muros, aún sin advertirlo sus actuales dueños, guardan un impreciado tesoro artístico. Pero la obra que interesa a Bonfiglioli desde sus primeros contactos con Villa María es pintar su Templo Parroquial, que en esos años se concluía arquitectónicamente. Pero no lo logra por el momento. En cambio, conoce a Yolanda, la bella dama que luego será su esposa y madre de sus hijos”, escribía el arquitecto Carlos Pajón en mayo de 1989.