Escribe: Jesús Chirino
Secretario General de UTEM
Tal cual se decía en una antigua propaganda comercial, a la ministra de Seguridad los trabajadores le damos cinco minutos para que se tome un té, se relaje y recuerde la historia de nuestro país. Quizás si baja el volumen de su smartphone, a la vez que apaga la pantalla de los canales que repiten la voz del poder, pueda concentrarse y pensar con mayor claridad acerca de aquello que sucede en la calle cuando los trabajadores organizados nos manifestamos.
Estoy seguro que estar descalza no le quitará el grado de ministra, por lo cual podría sacarse los zapatos y estirar los dedos de sus pies. Así, mientras se afloja, puede hacer un esfuerzo para entender que aquellos que llevamos nuestros reclamos a las calles no lo hacemos por vicio, pasa que tenemos problemas serios que las autoridades no han atendido y necesitamos llamarles la atención para que busquen una solución. También podrá notar que marchar es algo que aprendimos hace mucho, en la historia Argentina encontrará miles de oportunidades donde los trabajadores nos volcamos a las calles a reclamar y lo hicimos a pesar de los gobernantes, que algunas veces eran feroces dictaduras. Nos han dicho de todo, trataron de aplicar cientos de reglamentos, pero más temprano que tarde encontramos el modo de seguir adelante con nuestro derecho de reclamarle a los poderosos que, por ser tales, no necesitan marchar por las calles para ir contra nuestros derechos. Pero nosotros sí, entonces llevamos nuestra voz al espacio público y nos expresamos claramente. Con el sol pegándonos en la frente levantamos nuestras banderas que no son otras que las de los derechos de los hombres y mujeres que trabajamos. Y manifestarnos públicamente cuando tenemos problemas, es algo que traemos desde hace muchas generaciones, que nos viene con nuestra identidad de trabajadores. Quizás la ministra, entre sorbo y sorbo, pueda entender que no son las balas ni los palos los que podrán terminar con las marchas de protesta. Eso se lo aseguramos los trabajadores que tenemos muchos mártires caídos en la defensa de nuestros derechos. La ministra debería saber que la cosa es mucho más simple que armar grupos represores que incluso pongan límite al trabajo de la prensa. En realidad las protestas existen porque hay derechos que están siendo violados y funcionarios que hacen oídos sordos. Si el Estado juega el rol de garante para el respeto de esos derechos, los trabajadores sólo saldremos a marchar para festejar y llenar las calles de algarabía, pero no es el caso actual. Venimos marchando desde siempre, no nos han sacado de la calle con ninguna estrategia ni podrán hacerlo. Es por eso que si interpreto bien lo que intentan decir los compañeros en las marchas de hoy, creo que respondiendo al tono compadrito de la ministra le decimos, con alegría, que es a ella a quien le damos cinco minutos. Pero para que se tome un té y deje de lado ese protocolo que no es otra cosa que un intolerable avance sobre el derecho a protesta y la libertad de prensa.