La apertura de sesiones en el Congreso nacional fue una puesta en escena de escaso vuelo que está lejos de mostrar un camino que lleve a la unidad de los argentinos
Escribe NET
De nuestra Redacción
No hay mejor defensa que un buen ataque. La frase tan repetida durante varios siglos sigue siendo una de las favoritas en el terreno político.
La apertura de sesiones ordinarias en el Congreso nacional fue una puesta en escena de escaso vuelo que dejó reflejada la batalla ideológica que desde hace años ha dividido las aguas de la sociedad argentina sin considerarse un milagro de Moisés.
En las bancas, los diputados del kirchnerismo se mostraron con carteles para incomodar al presidente Mauricio Macri, en su primer discurso en la asamblea legislativa, recinto que representa los principales valores de la democracia.
En el escenario hubo ausentes, presentes con cara de pocos amigos, legisladores eufóricos. Un público variado (en sus humores ) para un mandatario sin la formación de un cuadro político pero que aprendió a manejar ciertos gestos no verbales para mostrarse “distendido y sin ánimo para responder a las provocaciones”.
La estrategia utilizada por el kirchnerismo (con gritos y abucheos) no es la ideal para convencer a la sociedad que le dio la espalda, en su mayoría cansada del estilo de confrontación permanente. La estrategia utilizada por el presidente tampoco fue la ideal para cumplir con el objetivo que pregona de “unir al país”. No llores por mí, Argentina.
Acción y reacción
Toda acción genera una reacción opuesta y de igual intensidad. Ley de Newton.
Es de suponer que Mauricio Macri lo sabía cuando encaró su discurso hablando de la herencia recibida y con duros cuestionamientos a los últimos doce años de gobierno.
¿Era necesario culpar a los que se fueron para justificar determinadas medidas?
Muchos pueden pensar que sí y mostrar su “alegría” con aplausos. Pero, si realmente la finalidad es tranquilizar las aguas que, sin duda, bajan turbias la solución no es echar más agua.
Si realmente, se pretende apagar el incendio, la solución no es echar más leña al fuego.
Para hablar de la herencia recibida, tal como este gobierno la ve, podrían haber usado otros escenarios y no el Congreso.
Porque, justamente, el Congreso es la expresión de las diversas posturas de la sociedad en las urnas. En las bancas están representados los distintos partidos que fueron a las urnas. Y es en ese recinto donde un jefe de Estado tiene la obligación de contener todas las voces.
Un líder que se precie de serlo, no busca imponer su verdad. Busca el consenso y trata de encontrar las coincidencias en medio de las diferencias.
Y en ese punto, Macri entró en el terreno que viene planteando el kirchnerismo: la confrontación.
Y dejó mal parado al peronismo más interesado en conciliar que lideran hoy los gobernadores.
Dejó mal parado y con una espina a ese sector del justicialismo que está predispuesto al diálogo y que se sintió afectado, profundamente, por las críticas a la gestión anterior.
No es intención de esta nota, cuestionar la veracidad o no de los datos proporcionados por Macri en torno a la “herencia”. Eso se irá dilucidando con el tiempo.
El punto en cuestión es el contenido de un discurso que, a mi entender, no fue el más adecuado para el momento de tensión y “resistencia” que estamos viviendo y que tiene fuertes repercusiones en una sociedad que por momentos “se siente sola” y a la espera de soluciones para sus problemas más urgentes.
Entender la misión
Algunos dirán, pero desde que Macri asumió es víctima de los ataques de un sector que “no acepta la derrota”.
Sí, es así. No le han dado tregua al mandatario desde su ingreso en la Rosada el pasado 10 de diciembre. Ha recibido agravios y los sigue recibiendo.
Sin embargo, el presidente de todos los argentinos tiene una misión más elevada que la pelea cuerpo a cuerpo con el adversario político.
No es Macri quien debería salir al campo de batalla, para eso está su “equipo” como a él le gusta llamar a sus colaboradores.
Es destacable, y también hay que decirlo, que en el momento más álgido ante los gritos e interrupciones de ciertos legisladores, que no estuvieron a la altura de las circunstancias, el presidente conservó la templanza y pidió simplemente que “respetaran el voto popular”.
Una cuestión tan simple y a la vez tan complicada en nuestra democracia que busca incansablemente una mayor calidad institucional.
Golpe al bolsillo
Los meses que vienen van a ser muy difíciles para el gobierno frente a los vaivenes de la economía con fuertes incrementos en los precios que ponen en jaque el bolsillo de los trabajadores y por ende a los que están fuera del sistema laboral.
Hasta el momento no se vislumbran soluciones inmediatas para controlar las consecuencias de la inflación. Tampoco se ven movimientos para generar con urgencia fuentes de trabajo que puedan contener a los “despedidos” en los meses del verano caliente.
¿Cuánto tiempo tendrá Macri para sostener la esperanza de las transformaciones prometidas?
¿Cuánto tiempo tendrá para apelar a la positividad y a las inyecciones de optimismo?
La sociedad tiene cada vez más urgencias y cuando el golpe al bolsillo pegue con toda su fuerza, el presidente tendrá que enfrentar adversarios mucho más poderosos que el kirchnerismo.
De entender este gran desafío que le espera, dependerá el éxito de su gestión. El enemigo no está en una banca ni en un partido político. El enemigo está en aquellos que no quieren resignar sus privilegios.
Y es allí, donde el presidente de la Nación debería aplicar la estrategia de la confrontación si realmente desea cumplir con el objetivo de “Pobreza cero”, tal como planteó en su campaña y en el discurso del pasado martes ante la Asamblea legislativa.
La vuelta a la política, en frases
– “Macri es un presidente totalmente federal con medidas lógicamente económicas, pero todavía no podemos pedirle tan rápido soluciones. Cambiemos está obsesionado con la inflación, ojalá que podamos superarla lo antes posible, lo que hará que el país cambie de manera rotunda”. Oscar Arduh, UCR
– “Marzo es un mes para reflexionar y ver qué hacemos cada uno desde nuestro lugar para que las mujeres tengan, en el caso de la trata de personas, acceso en igualdad a la Justicia”. Alicia Peressutti
– “En síntesis, hacemos una marcha de protesta para reivindicar la educación y exponer que atravesamos un momento difícil por las idas y vueltas que parten del Gobierno nacional y terminan en el Gobierno provincial”. Juan Carlos Rodríguez, UEPC
– “Como ya lo dijimos en campaña queremos dejar en claro que vamos a trabajar conjuntamente con el Gobierno provincial como así también con el nacional. En lo que Villa Nueva necesite, no tendremos miramientos para exigir a cada uno lo que sea necesario”. Natalio Graglia, intendente
