
La familia de Javier Varela, el joven villamariense que falleció en un siniestro vial ocurrido el sábado en Río de Janeiro, está haciendo los trámites de rigor para la repatriación de los restos. Mónica, la hermana del joven, relató los pormenores de las gestiones

“Me quedo con lo mejor de él. Era una hermosa persona, alegre, bohemio y con un corazón gigante”, dijo Mónica Varela, hermana de Javier.
El joven, de 28 años, falleció el sábado a las 6 de la mañana en un accidente vial ocurrido en Río de Janeiro. Iba con su amiga Leysa Oro -también villamariense- en un auto, cuando por razones que se tratan de establecer chocaron contra un poste.
Leysa está fuera de peligro y fue quien tuvo la dolorosa tarea de reconocer el cuerpo, lo que ocurrió ayer.
El viaje
Javier decidió a principios de año dejar atrás su trabajo como taxista y emprender nuevos rumbos. Eligió Brasil, donde estaba radicada su amiga Leysa y allí se instaló con la esperanza de empezar una nueva vida.
“Extrañaba mucho”, dijo Mónica, “pero igual sabemos que hizo lo que le gustó hacer”, planteó.
Los trámites del dolor
La familia, en medio de la noticia inesperada, tiene ahora que hacer los trámites de repatriación. “Es muy costoso”, dijo la hermana del joven fallecido. “Agradecemos mucho a la gente que se acercó a ofrecernos su ayuda y también al intendente”, agregó.
Informó además que la Policía de Río jamás se comunicó con la familia para comunicar el deceso. “Nos enteramos por la mamá de Leysa”, señaló.
Luego, comenzaron a llamar al Consulado y a buscar presupuestos para el traslado de los restos. “Es muy difícil, primero hay que pagar y después lo traen en avión a Córdoba. Nosotros no tenemos que viajar”, explicó.
De todos modos, el hecho de que sea en fin de semana largo complica aún más las gestiones. “Además, hasta hoy -por el domingo- estuvo como NN. Así que los trámites se pueden iniciar recién después de que reconocieron el cuerpo”, dijo.
“Yo quiero a mi hermano acá. Esto recién empieza”, dijo la joven desgarrada por el dolor ante la pérdida irreparable y la dificultad para empezar el duelo una vez que puedan darle el último adiós en su ciudad.
“Me queda de bueno saber que la gente lo quería”, finalizó.