
Un equipo realizó controles a los chicos que asisten a los tres establecimientos educativos rurales

Como sucede todos los años, un equipo interdisciplinario del Hospital Municipal Doctor Alfredo García se trasladó a Villa Fiusa con el objetivo de realizar el control médico de alumnos de escuelas rurales.
Allí se congregaron chicos que concurren a tres de los establecimientos suburbanos que funcionan bajo la órbita del municipio local: Tomás Godoy Cruz, Ricardo Gutiérrez y Esteban Echeverría.
En la jornada, recibieron atención médica integral, se realizó control de los planes de vacunación y, además, se efectuaron controles oftalmológicos y odontológicos.
Como “postre”, los niños se divirtieron con un set de magia del payaso Tuki.
La docente Yolanda Tauriano, personal único de la escuela Esteban Echeverría, sostuvo: “En este momento cuento con 20 alumnos que asisten en forma permanente, aunque la matrícula va variando a medida que pasa el año, esencialmente por los trabajadores golondrina que llegan a campos cercanos o se van de los mismos. Este año tenemos chicos de Santa Fe, Corrientes, Chaco, Buenos Aires y, en ese sentido, la currícula de Córdoba es muy amplia. Nosotros, luego de hacer el posgrado en Educación Rural, logramos adaptar los temarios de acuerdo a la edad de los alumnos. Se trata de ver un mismo tema adaptado a los grados, complejizando el abordaje a medida que crece la edad. Por ejemplo, en Ciencias Sociales se propone un hecho y el nene de jardín escucha y luego dibuja o pinta, el de primer grado escribe sus primeras palabras, el de segundo arma oraciones, el de tercero agrega adjetivos y así se va planificando cada clase”.
En relación a las dificultades de enseñar a 20 niños de distintas edades, la maestra explica que “sería necesaria otra docente, pero no nos dan los números en los censos prospectivos y retrospectivos. Deberíamos llegar a 25, y a pesar de que durante el año tenemos casi 30, lo real que es que la cantidad estable es de 20. No obstante, seguimos pidiendo desde hace tiempo una compañera para poder hacer mayor hincapié en la educación puntual”.
En tanto, Gabriela Robledo, maestra de la escuela “Tomás Godoy Cruz”, dijo que “en este momento, tengo 10 alumnos, desde sala de 4 años en adelante. Solamente faltan chicos de primero y sexto grado. Es una matrícula baja, pero muy fluctuante, porque por cuestiones de trabajo los papás van rotando entre las distintas escuelas rurales. En general, la zona tiene muchos colegios con problemas de falta de niños, pero dentro de ese contexto, en nuestro caso nos vamos manteniendo”.
Sobre las diferencias entre ruralidad y educación urbana, Gabriela sostiene que “me adaptaría rápido a una escuela de ciudad, pero la verdad es que no quiero volver. Lo lindo que tiene es que pasás a tener una responsabilidad mayor porque todo recae en una. La maestra anterior me dijo, cuando llegué, que tenía que hacerme casa de una familia más, y es así. En el campo una tiene que ser docente, enfermera, médica, psicóloga, mamá… Recuerdo que la primera vez que llegué a la escuela, simplemente me encantó. Sentí que había encontrado mi lugar”.
La docente, además, sostiene que “quizás se tiene una idea equivocada de que los chicos de campo son más inocentes. Hoy, con Internet, las redes sociales y demás, está todo muy actualizado, pero creo que en la ruralidad encontramos más respeto. Yo destaco ese valor, que permite trabajar muy relajada”.