Señor director:
Apelo a su amabilidad para dar a conocer mi pensamiento sobre el aberrante fallo de la Cámara Civil N° 1 de Río Cuarto, fundado por María Adriana Godoy y avalado por Eduardo Cenzano y Rosana de Souza, que me condena a indemnizar a uno de los tres imputados que tuvo el «caso Dalmasso» y al principal donante del ADN hallado en la escena del crimen y el cuerpo de la víctima, lo que es una muestra cabal de prejuzgamiento, arbitrariedad y mediocridad de los miembros de la corporación judicial.
La maniobra es muy burda: durmieron la causa dos años, hasta que el «sorteo» favoreció a una oscura secretaria de los Tribunales de Río Tercero que asumió como camarista ¡en diciembre! y esperó que pasaran las elecciones provinciales y las PASO para dar a conocer su inconsistente fallo.
Hicieron muy bien los deberes con el poder. Si esperaban dos días más, hubieran hecho coincidir su sentencia con el 39º aniversario del cobarde fusilamiento de mi padre, todavía impune.
Elegí ser periodista, entre otras cosas, para develar la verdad oculta detrás de los crímenes atroces que el sistema ampara. Como el de mi viejo, el de Nora Dalmasso, el de Ale Flores, el de Nicolás Sabena y tantos otros. No hay apriete corporativo que pueda con la fuerza que me da el recuerdo de mi viejo y de su generación maravillosa, diezmada ante la complicidad y/o el silencio de quienes hoy pretenden condenarme al ostracismo profesional y mediático con sentencias «ejemplificadoras».
Por mi padre, por su memoria, por sus convicciones, por su ejemplo de vida y por mi familia, llevaré este caso hasta las últimas instancias, de ser necesario a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Agradezco a todos las muestras de apoyo y solidaridad, incluidas las de periodistas villamarienses, ante esta nueva afrenta de la justicia del cordobesismo.
Hernán Vaca Narvaja
Director de la revista El Sur