El juez René Gandarillas condenó a siete años de prisión a Jonathan Bianchi, a cinco a Eric Fornero, lo mismo que a Eduardo Zabala. Francis Toledo, el cuarto acusado, recuperó su libertad aunque fue penado con tres años de cárcel de “ejecución condicional”
“Cómo le dije ayer, el hecho más grave del que se me acusa se basa en dichos. No fue así”, dijo al ser concedido el recurso de la última palabra Eric Fornero (23), uno de los cuatro jóvenes que estuvieron en el banquillo de los acusados en un juicio que comenzó el lunes 4 de abril y concluyó ayer con la sentencia. El resto prefirió no hablar.
Precisamente, Fornero y Jonathan Bianchi (25) fueron acusados de varios delitos, pero el más grave de ellos tiene que ver con un robo calificado por el uso de arma. Según la acusación, el 24 de abril de 2014, en barrio Ameguino, ambos jóvenes amenazaron con un cuchillo tipo Tramontina a una pareja, a la que le robaron 200 pesos.
La versión que dieron los ahora condenados fue totalmente diferente. Aseguraron que en realidad ese 24 de abril la pareja, a la que conocían porque el varón había sido compañero de escuela de Fornero, les pidióque les compraran “flores” (en alusión a la marihuana), por 200 pesos. Según argumentaron, en lugar de traerle lo que habían pedido, recogieron de la basura un tarro vacío de arvejas y lo llenaron con hojas de un árbol cualquiera. Tomaron un remise y fueron al domicilio de la pareja y recibieron los 200 pesos a cambio de las “hojas”.
El fiscal que instruyó la causa (Gustavo Atienza) no creyó en esa versión porque estaba sostenida en el testimonio de un remisero que, sin que hubiera tenido nada de particular el viaje, recordaba a la perfección la hora, el recorrido y hasta el monto de lo abonado por los jóvenes por el trayecto, pese a que habían pasado tres meses.
Tampoco creyeron ese relato en el juicio, razón por la cual a Bianchi lo condenaron, tal como había pedido el fiscal Francisco Márquez, a siete años de prisión y a Fornero, a cinco años.
Abreviado
Por reconocer la totalidad de la acusación, los otros dos imputados fueron juzgados bajo la modalidad de juicio abreviado y recibieron las mínimas penas que se prevén para los delitos que cometieron.
Se trata de Eduardo Raúl Zabala, condenado, entre otros hechos, por comercialización de drogas y tenencia ilegal de armas. El joven de 26 años de edad recibió una condena de cuatro años, pero como adeudaba parte de una pena anterior (diciembre de 2012), se le unificó y quedó en cinco años, más una multa de 700 pesos, tal como establece la ley que pena la venta de estupefacientes.
El otro joven, Francis Alexander Toledo (26) recuperó ayer la libertad porque lo condenaron a tres años de prisión “de ejecución condicional”, aunque debe someterse al cuidado de un patronato y a un tratamiento para sus adicciones, presentando informes bimensuales del profesional que lo asista.
Cabe señalar que entre los delitos que se le imputó a Toledo, está una seguidilla de acciones enmarcadas en delitos de violencia de género, tipificadas como amenazas y violación de domicilio, entre otros. Según la acusación, en enero de 2015 -una de las fechas en las que agredió a su exmujer- irrumpió en el domicilio de ella obligándola a entregarle al celular. Entre amenazas e insultos, le dijo: “Llamá a la Policía, que no me importa. Total yo salgo y me las voy a cobrar”. Ayer salió.
Juez y partes
El juez que presidió la audiencia en el juicio que concluyó ayer fue René Gandarillas, mientras que el fiscal fue Francisco Márquez.
Los abogados defensores fueron: Antonio Alarcos (representó a Jonathan Bianchi); la asesora letrada Silvina Muñoz (defendió a Francis Toledo), Jorge Bustos (patrocinó legalmente a Eric Fornero) y como defensor ad hoc, es decir, un abogado de la matrícula que es designado para defender gratuitamente a un imputado que ha manifestado problemas con la defensora de oficio, Juan Rusconi, quien representó a Eduardo Zabala.
Dolor de madre
Norma Caleri, la madre de Jonathan Bianchi, dijo que casará la sentencia contra su hijo. Entiende que fue “injusto” que lo condenen a siete años. “Tenía que pagar, pero con lo que estuvo preso alcanzaba. Le dieron la misma condena que a los que venden kilos de droga o a los que matan gente”.
“Voy a luchar siempre por mi hijo”, y lamentó que sea un “verso” la reinserción social en las cárceles. “Salen peor”, dijo.