En un encuentro con el exintendente de La Playosa, Rolando Mazzoni, quien estuvo al frente de ese municipio tanto durante la dictadura como en la democracia, se fueron desgranando anécdotas que nos permiten asomarnos a ciertas particularidades del ejercicio del poder que él mismo pudo observar
Cuando Mazzoni llegó a la localidad de La Playosa apenas si contaba con 3 años de edad, su padre manejaría un almacén. Por entonces, en esa población nacida por iniciativa del inmigrante español Bernardo Fernández, muchos colonos todavía pronunciaban sus pedidos en piamontés. De allí la gran importancia que tuvo el hecho de que el padre de Rolando manejara esa lengua para así poder trabajar en el lugar y atender a los clientes del almacén.
Llegado en tan temprana edad, Mazzoni hijo, fue desarrollando un profundo sentido de pertenencia con la localidad. Ello lo llevó a participar activamente en diferentes instituciones del medio llegando a presidir la Sociedad Italiana, ser muy activo en el Sportivo Playosa como también en diferentes comisiones de la localidad. Pero el puesto más importante que logró ocupar fue el de intendente municipal, a lo largo de diferentes períodos.
Visitado por EL DIARIO, orgulloso cuenta que desde jovencito adhirió al peronismo y muestra su carné de afiliado al partido, fechado en el año 1948, en la localidad de Pasco. Rememorando ese tiempo dice “Yo todavía no votaba, pero con eso entraba a la Escuela del Trabajo de Villa María, como interno, y me daban el mameluco, porque mi papá no tenía plata para comprar”. De poner una fecha al inicio de su militancia, es la que figura en el documento que acaba de exhibir, pero, dice “no hay que ponerse orgulloso de ser radical, peronista, kirchnerista o menemista, porque ahora se mezcla todo. El que gana cobra por acá y el que pierde cobra por debajo de la mesa”. Igual deja en claro que ha seguido siendo fiel al ideario político que cultiva desde su juventud. Esa lealtad, aunada a su prestigio en la población, hizo que al inicio de la década de los años ´70 pensaran en él para asumir la Intendencia. Recuerda que fue un gran desafío tomar las riendas de la Intendencia, por ello se ocupa de aclarar que ser jefe del municipio “no es lo mismo que manejar un negocio, tengo sólo cuatro años de la Escuela del Trabajo…” pero encontró gente que lo apoyó entregándose a la tarea de acompañarlo en la administración local.
En el ´73 regresó Perón al país y hubo elecciones y Mazzoni fue elegido para continuar en el puesto, con una simpática broma trata de explicar su triunfo electoral diciendo “quizás no era que yo fuera bueno, los otros eran más malos que yo” Luego, poniéndose serio, aclara “el otro candidato era un buen muchacho”.
Un pozo y los informes de la SIDE
De las tantas circunstancias que le ha tocado vivir en la Intendencia cuenta algunas que se destacan. Así narra que cuando el golpe de Estado del ´76, con las autoridades militares ya instaladas “nos llamaron a todos -los intendentes- a la Municipalidad de Villa María. Los recibió el teniente coronel Villa». A medida que iban llegando y hablaban con el militar “los intendentes, haciéndose los vivos, decían: mire yo soy medio demócrata. Era para no decir que eran peronistas o radicales. Pero cuando yo entré (afirma Mazzoni), le dije, mire teniente yo soy peronista…”. Describe que el uniformado tenía papeles con informes de la SIDE, “yo sabía lo que significaba”, pero el militar, recuerda, le dijo “usted, don Mazzoni, tiene que ayudarnos. Acá tengo todos los informes de las personas. Así que siga donde está y la semana que viene viaje a la Dirección General de Municipalidades, allí le van enseñar que usted ya no puede hacer ordenanzas. Decretos, sí. A las ordenanzas las traerá en borrador y allí las van a autorizar o no”.
Retomando su historia frente a la Intendencia de La Playosa dice “estuve hasta el 83” en ese año dice haber sido visitado por “el jefe político de Villa María” quien le habría dicho “Rolando se viene el viento radical no te presentés”. Recibido ese consejo dice que no se presentó como candidato y, continúa diciendo, “volví a ganar las elecciones en 1987, para el período que terminó en 1991. Pero ya no gané por quinientos votos, ni llegué a los doscientos votos” de diferencia.
Antes de terminar la entrevista, Mazzoni cuenta otra jugosa anécdota. Dice que en tiempos de la dictadura un interventor provincial tenía previsto visitar la localidad. Fue entonces que él le comentó que la ruta, camino a Pozo del Molle, estaba destruida. Al interventor le explicó que el desastre del camino era tal que cerca del lugar donde estaba “una pileta para ejercicios, hay un pozo que es una cueva”. El militar interventor, luego de escucharlo, le anunció que viajaría el sábado próximo, en helicóptero. Después le dijo “usted no comente nada. No quiero ver un montón de gente en el lugar. Lleve a dos policías y una regadera con cal. Me hacen un círculo demarcando el pozo. Voy a ir con el jefe de Vialidad Nacional”. Con tal que pudieran comprobar el desastre de la ruta Mazzoni se dispuso a cumplir con el especial encargo. Fue así que a la hora señalada estuvieron en el lugar y llevaron adelante lo solicitado. Luego de ver el pozo señalado, según el pedido, el helicóptero descendió en el lugar “entonces el interventor le dijo al director de Vialidad, ingeniero o arreglamos esto o nos cortan las pelotas”. Una particular manera de comprobar el estado del camino, y también de pedir el arreglo del mismo, pero el saldo fue el arreglo de la ruta.
Pero esa no fue la única obra que Mazzoni logró para su querida localidad. En caso de querer enumerarlas la lista sería muy extensa, entre las principales están haber logrado la instalación de las sucursales del Banco de Córdoba y del Banco Nación (ambas en el mismo año 1975) y la construcción de viviendas.
Pero, vale aclarar, que no en todos los casos debió gestionar los pedidos de manera tan particular.