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“Nos mandaron un río”

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“Nos mandaron un río”
La calle Cervantes, uno de los ríos urbanos donde comerciantes y vecinos armaron un vado con tarimas

La situación aparece desbordante. Ayer al mediodía evacuaron a tres familias. Vecinos manifestaron su bronca contra el intendente y un funcionario provincial. Apuntan que el agua es de un desvío de cauce

La calle Cervantes, uno de los ríos urbanos donde comerciantes y vecinos armaron un vado con tarimas
La calle Cervantes, uno de los ríos urbanos donde comerciantes y vecinos armaron un vado con tarimas

“Hay que ir a la municipalidad”. La frase de un vecino resulta de arenga en una de las esquinas de la localidad donde el agua atraviesa con la fuerza de un río. Sin embargo, se trata de una calle en medio de la extensa llanura que caracteriza a esta pampa gringa.

Un centenar de personas colma una sala del municipio donde autoridades ensayaron una conferencia de prensa. La “desesperante” situación se transforma en bronca y el auditorio está en el punto de ebullición. Todas las acusaciones de la “creencia popular” que se da en este marco, la segunda inundación que sufren en el año, apuntan a presuntos manejos y desmanejos que se hicieron para desviar la masa hídrica del río Ctalamochita para que la ciudad de Villa María no se vea más afectada. «Nos mandaron un río», resume un productor.

Salvático y Brarda, durante la “caliente” conferencia
Salvático y Brarda, durante la “caliente” conferencia

Buena parte de los presentes son propietarios y explotadores de campos de esa jurisdicción por generaciones. Todas están presentes. Entre tantos, una mujer aporta que “el pueblo vive del campo y esto nos complica a todos”.

 

Tres familias

Desde el viernes por la noche, y sin haberse registrado grandes lluvias en esa zona, Pozo del Molle comenzó a recibir un gran caudal de agua. Las calles Cervantes y Alberdi se volvieron correntosas. A la altura de Humberto 1º tres familias debieron ser evacuadas por Bomberos Voluntarios y personal municipal. En la mañana de ayer, la familia Juncos, compuesta por 18 integrantes, debió dejar su modesta morada y recibió algunos colchones para alojarse (divididos) unos días en casa de parientes.

A pocos metros de allí, el matrimonio Cejas y sus tres hijos fueron trasladados a viviendas de familiares. Lo mismo debió afrontar la joven pareja Bessone y sus dos niños.

Hugo Juncos aseguró que “el agua hizo que cediera el techo y durante la noche cayó un pedazo de mampostería”. “De no ser que nos habíamos acomodado distinto mientras dormían los chicos, podría haber lastimado a una nieta”, narró el hombre. Juncos vive en su casa juntos a sus hijos, de los cuales dos de las mujeres tienen cuatro y tres hijos. La casa está rodeada por el agua. Además, la lluvia que ingresó “arruinó todos los colchones y ropa”. El vecino cruzó la calle por sobre las tarimas que colocaron los trabajadores municipales que fueron acercando colchones de remplazo.

 

La tercera

La bronca de los vecinos que se llegaron al auditorio está en el origen del problema y porque “ésta es la tercera vez en un año que nos inundamos y la segunda del año”. “Hace un mes tuvimos agua y ahora de nuevo, a pesar de que nos dijeron que se habían hecho todas las obras necesarias y que apenas ingresaría el 10% del agua, cuando en realidad nos mandaron un río”, disparó otro de los presentes. Un tercero aportó que “en James Craik llovieron 200 milímetros y nos mandan el agua a nosotros”.

 

Sin embargo, la reunión tuvo tres comienzos. Primero se planteó como una conferencia de prensa a las 12. La presidenta del Concejo Deliberante, Cristina Mallada de Cuadrado, trató de marcar ese orden mientras el intendente Carlos Salvático se asomó trasponiendo un pasillo y luego volvió a la reunión técnica encabezada por el ingeniero Juan Pablo Brarda, director de Recursos Hídricos de la Provincia.

Una hora más tarde, el mandatario arribó a la sala con un puñado de colaboradores, pero los interrogantes fueron de parte de los vecinos, acusaciones subidas de tono sobre las que excusó la ausencia del funcionario provincial.

Tras otros 35 minutos en los que no faltaron gritos, cruces estériles y chicanas, Salvático fue en busca de Brarda, pero las condiciones no estaban dadas, por lo exaltado de la mayoría. Minutos después un agente de la Policía avisó que el ingeniero se sumaría a la reunión y solicitó que reinara la calma.

 

Creencia popular

Las voces de los vecinos se conjugaron en la creencia, al menos circunstancial, que “el problema viene de arriba”, que hay un desvío del cauce del río Ctalamochita, que el mismo estaría entubado y sembrado arriba, que incluso los pilotos de aviones fueron amenazados para que no se atrevan a volar sobre esa zona y que a los Bomberos pozomollenses no los dejaron navegar por ese sector, encubriendo lo que para los damnificados presentes serían las pruebas del problema. Entonces, sugirieron “no pelear por los canales que se puedan hacer en el pueblo porque el problema está arriba”.

La negativa del funcionario provincial no fue rotunda y dejó margen a que las especulaciones continuaran: “No nos consta” (que, técnicamente, se haya hecho un desvío del río).

“Salvo una lluvia bíblica”, ironizó uno de los presentes buscando explicar la existencia de peces en estas aguas, a lo que el ingeniero Brarda respondió: “La cuenca es muy importante, comienza en Pampayasta, pasa por James Craik, que vive esta misma situación, y estamos generando retardadores (cinco o seis). La idea es generar retardadores juntos los consorcios canaleros para regular el excedente en pos de detener y conducir las aguas”.

Indicó que “como en James Craik las napas están muy altas, el agua escurre muy rápido. Que haya agua subterránea que fluya hacia estos sectores no lo tenemos probado». Y sostuvo que “al contar con más válvulas de erogación de agua en el Embalse, esto no genera grandes caudales y, gracias a Dios, Villa María no tuvo problemas”.

La explicación provocó más broncas. Pero Brarda añadió que “en James Craik siempre escurren aguas porque hay vertientes”.

 

Por honestidad

Respecto a la tarea de Bomberos Voluntarios, Salvático aclaró que “nadie puede dudar de la honestidad de nuestros bomberos, ellos no están complotados con nadie”, y marcó que no puede hacerse “cargo de todos los canales que se han hecho” (sobre todo, fuera del ejido urbano).

En ese sentido, Juan Albornoz, jefe del Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios, indicó: “No pudimos navegar por el río porque hace falta un permiso (de manera institucional, que todavía no fue solicitado), pero igual se llegó caminando una buena parte y no pudimos detectar nada raro. Sí podemos decir que ese canal de escurrimiento de aguas debe hacerse porque es necesario y no se llegó a concretar por falta de permisos de paso, mientras tanto el agua avanza y ahí sí debe estar el Estado porque toda esa tarea escapa a Bomberos y al municipio”.

Luego un productor hizo mención a que los problemas y la solución dependen en buena medida de los propietarios de los campos, que deben otorgar los permisos de paso.

Una de las conclusiones que abordó Brarda junto al municipio, es “concretar un canal derivador de 10 metros de ancho, que irá desde la ruta a Carrilobo, pasando por el campo de Zucchetti y por Truccone y de ahí profundizar el canal camino al matadero”.

“Hacer un canal va a generar un río donde ni siquiera nunca hubo un arroyo”, lamentó un vecino, pero el funcionario del Gobierno provincial manifestó la “necesidad de crear el consorcio de conservación de suelos para definir estas medidas estructurales y no estructurales es una necesidad que tiene la cuenca de los arroyos Azna, Manantial y Acequión”.

A los gritos, una mujer pide hacer un corte de ruta (sería sobre la destruida nacional 158) y otro de los presentes maltrata a los funcionarios, sobre todo al provincial. Una jubilada dice que es la primera vez en sus 73 años que tiene agua dentro de su casa, “más de medio metro”. Da muestra de que no todos son productores, otra mujer arremete casi suplicando una solución: “El pueblo se hunde, tenemos edificios como la iglesia y el Banco de Córdoba cerrados porque las estructuras se está sintiendo, se parten las paredes… Tenemos los campos inundados y nuestro pueblo vive del campo, así que necesitamos una solución porque necesitamos poder vivir”. Entre los gritos, una señora pide por cuarta vez que “hay que estar unidos y no pelearse, porque la solución la tenemos que lograr como pueblo y junto a las autoridades”.

Es la tercera vez que las aguas invaden las calles del Molle en un año. Hace poco más de un mes la situación se extendió por 12 días; ahora ya hace desde el viernes.

 

“Nos convocaron a los demás partidos para involucrarnos y resulta que no me dejaron entrar a la reunión. No quiero colgarme de un problema, pero tengo que pararme al lado del pueblo”. En la reunión, postuló “la idea del presidente de la Asociación de Consorcios Camineros de la Provincia, Antonio Picca, de conformar consorcios integrales de conservación de suelos”.

Sergio Bonetto, excandidato a intendente y dirigente ruralista

 

“Sabemos de dónde viene el agua. Yo consulté a una bióloga y los estudios indican que se trata netamente de agua de río. En casa tengo el freezer lleno de moncholos y dientudos (pescados), de kilo y kilo y medio”.

Jorge Cena, productor con campo frente al arroyo El Durazno, por la ruta hacia Carrilobo

 

“Si el agua pasa varios metros por arriba del vertedero en el Embalse Río Tercero y Villa María no tiene agua, el problema viene de arriba”. “Tenemos el campo de la familia (315 hectáreas dedicadas a lechería y cultivos), que lleva 98 años, y nunca se inundó así. Está todo bajo el agua. Para comparar, en los primeros tres meses de 2015, llovieron 711 milímetros y en el mismo período de 2016 fueron 498, mientras que en abril llevamos 119 milímetros en 11 días”.

Dante Supertino, productor de 86 años. En la reunión también estuvieron dos de sus hijos:

“Dijiste que esto es culpa de los productores. ¿Qué productores? los de Villa María, que tienen sus campos sin agua?”, lanzó la hija de Supertino.

Su hermano también acusó al intendente Salvático: “‘Me cag… en tus 10 mil litros de leche’, me dijiste, no lo podés negar porque tengo 10 testigos de cuando me mandaste a cerrar el campo”.