Graduados en la UNVM, los creadores de Sonidos de América vienen de participar de la muestra “Chamanes y divinidades del Ecuador precolombino” en el Quai Branly de París, uno de los museos más importantes del mundo. Hablaron de su investigación antropológica y del proyecto “Los Pasos Perdidos”, que junto al músico francés Pierre Hamon ensambla flautas de la Europa medieval con aerófonos andinos previos a la conquista
Que en una exposición de carácter internacional en el Quai Branly (museo referente en el mundo) aparezcan los nombres de dos villamarienses y debajo la sigla “UNVM”, es motivo de asombro y de orgullo. O mejor aún, de más de orgullo que de asombro. Y es que desde hace más de diez años, las investigaciones iniciadas por dos incipientes alumnos (Esteban Valdivia y Carolina Segre) aún no han tocado su techo. E incluso prometen expandirse en el tiempo y las culturas de todo el mundo como el vuelo del cóndor.
Pero mejor será que los propios investigadores expliquen la génesis de un proyecto que, en poco más de una década, los llevó de Villa María a Perú, Ecuador y París.
“Sonidos de América surgió en 2005 cuando aún éramos estudiantes y con Carolina empezamos a viajar por América”, comenta Esteban. Y Segre agrega que “él ya era músico y se empezó a enfocar en los instrumentos precolombinos. Y como a los dos siempre nos fascinaron las culturas antiguas, nos decidimos. Nuestro primer viaje fue a Perú y tuve la idea de filmar todo el viaje. Por ese entonces yo estudiaba Diseño y Producción Audiovisual y con mis ahorros compré una cámara “mini DV” con casete. De ese material en sitios arqueológicos y con entrevistas, nació nuestro primer documental. Eso se fue replicando año tras año y hoy tenemos 40 videos subidos a la página junto a una galería de sonidos”.
Les pregunto a qué se refieren con “galería de sonidos” y Esteban no se hace esperar. “Es un muestrario de cómo suenan los instrumentos precolombinos con los que hemos trabajado. Así que quien entra a la página, puede oír lo que sonaba hace tres mil años”.
-¿Cómo es que dos argentinos se ganan la confianza de un país extranjero y llegan a representarlo en una exposición internacional?
Esteban: -Eso que decís de la confianza fue fundamental. Quizás acá mismo nos costaría imaginar un encuentro de tango en donde dos ecuatorianos nos representen en el baile. Yo creo que en esto jugó muy a favor mi apellido, porque la cultura más antigua del Ecuador se llama “Valdivia”. Es como haber ido a estudiar el patrimonio del Perú y ser de apellido “Inca” (risas). Mi padre, además, es peruano. Y creo que mis rasgos andinos ayudaron también.
-Pero con eso sólo no alcanza ¿no?
Esteban: -¡Claro que no! Fue apenas una llave, una contraseña. Lo fundamental fueron estos dos años de trabajo intenso e ininterrumpido, donde poco a poco nos hemos ido ganando la confianza de los ministros del Ecuador. Ellos nos permitieron entrar en las reservas arqueológicas. Al primer trabajo lo hicimos en 2014 en el museo de Pumapungo de Cuenca. Esa fue nuestra prueba de fuego. Creo que demostramos tanto profesionalismo que los convencimos de nuestra seriedad.
Carolina: -Una persona del museo al ver nuestras réplicas de instrumentos, nos dijo “Pónganle un cartelito que diga que es una réplica porque son iguales”. Y luego nos confesó que, al vernos tan jóvenes, no había dado ni dos pesos por nosotros (risas). Es extraño ser argentino en Ecuador. Siempre que salimos en los diarios ponen “dos argentinos trabajan en el museo”, o “dos argentinos nos representan en Francia”, pero con muchísimo respeto. Les asombra mucho que hayamos trabajado con tanta seriedad y fascinación por su cultura.
-¿Cómo se trabaja en una reserva arqueológica?
Carolina: -La reserva arqueológica está dentro de los museos, que sólo exponen un seis por ciento de su patrimonio. Por eso en la reserva accedimos a la colección total y pudimos hacer la selección de instrumentos. Trabajamos entre 20 y 150 piezas por cada reserva en la sala de restauración mediante un registro fotográfico y audiovisual de las piezas junto a una ficha técnica. Luego hacemos la galería de sonidos. También tuvimos que hacer algunas réplicas de instrumentos dañados. En la reserva de Guayaquil nos dejaron ponerle agua a las “botellas silbato” y pudimos escuchar un sonido perdido.
Esteban: -La mayoría de los instrumentos musicales precolombinos de Ecuador provienen de las tumbas arqueológicas. Y los materiales que sobrevivieron son en piedra, cerámica, hueso y a veces caracola. Todos los demás materiales textiles, de caña, madera o pluma han desaparecido. Eran instrumentos de la realeza y la mayoría son aerófonos. Nuestra investigación se centró en los de cerámica, que son la mayoría. Las “botellas silbato” que te decía Carolina, son aerófonos hidráulicos que no existen en ninguna otra la cultura del mundo, sólo en América.
-¿Están haciendo un trabajo de clasificación?
Esteban: -Podría decirse que sí. Para que te des una idea, hace cien años hubo empresarios del Ecuador que salieron a hacer expediciones y juntar piezas. Fue tanto lo que juntaron, que no les alcanzó la vida para ordenarlo. Del bruto de esas colecciones surgieron los actuales museos del país, pero aún falta muchísimo trabajo para saber lo que se tiene. Y es el que está haciendo esta generación: interpretar lo excavado y ponerlo en valor.
Villa María-París y un flautista llamado Pierre
-¿Cómo nace la muestra “Chamanes y divinidades del Ecuador precolombino”?
Esteban: – En Francia, cada año se invita a un país para hacer actividades culturales conjuntas. Y 2016 es el año de Ecuador. A la muestra la decidieron entre los presidentes y a la temática la armó Santiago Ontaneda, arqueólogo del Ministerio de Cultura. Se llevaron 275 piezas originales a Francia y nosotros hicimos la apertura musical con réplicas y copias de las piezas expuestas, una suerte de galería de sonidos en vivo. También expusimos videos que testimonian nuestro trabajo.
–¿Cuál es el papel de la Universidad Nacional de Villa María en “Sonidos de América”?
Esteban: -Si bien este es un proyecto independiente, la Universidad nos ha dado una plataforma institucional muy valiosa. Siempre contamos con el apoyo incondicional de los rectores, primero de Martín Gill que con su modo visionario nos dijo que el proyecto tenía mucho futuro, y ahora Luis Negretti que siempre está al tanto de lo que hacemos y nos brinda su ayuda. Pero a cada lado que vamos aparece que somos argentinos y representamos a la UNVM. Y eso nos llena de orgullo.
-¿Hay alguna clave que explique este “éxito”?
Esteban: -Creo que acertamos con el objeto de estudio, porque los aerófonos precolombinos no estaban siendo investigados en la profundidad que requerían. Pero también acertamos en el modo de difundir mediante el formato audiovisual. Por suerte las visitas a la página no paran. Tenemos 500 mil, con un promedio de 500 por día.
-¿Cómo entra en escena Pierre Hamon?
Esteban: -A Pierre lo conocí en 2009 en un concierto que dio en el Teatro Coliseo de Buenos Aires junto al catalán Jordi Savall. Ahí nos hicimos amigos y se enteró de nuestro trabajo. Y como buen francés, quiso hacer algo con nosotros, pero con mucha planificación en el tiempo. Así que nos propuso ir trabajando un proyecto que luego devino en el dúo “Los Pasos Perdidos”. Empezamos las primeras giras por catedrales, castillos y abadías de Francia en 2013, tocando flautas perdidas de la Europa medieval y aerófonos precolombinos de manera acústica. Llevamos más de 40 funciones ya y en junio hacemos otra gira con 30 presentaciones más. Pierre es un gran músico y profesor de flautas antiguas en las universidades de Lyon y Basilea (Suiza). Una autoridad.
-¿Cómo fue la respuesta del público francés a esos conciertos?
Esteban: -Fue alucinante. Y es que Francia es una potencia cultural y apoya fabulosamente estas actividades. Los castillos y abadías son patrimonio, pero no permanecen muertos sino que los utilizan de escenario. En Francia, el apoyo al arte y a la cultura no es una retórica sino una realidad. Y el público francés está dispuesto a pagar muy bien si se le brinda un espectáculo de calidad.
-¿Qué se viene en la vida de Esteban y Carolina?
Esteban: -De momento nos vamos a hacer una maestría a la Universidad Complutense de Madrid que empieza en octubre; yo sobre Antropología y Carolina en Diseño y Producción Audiovisual. Necesariamente tenemos que ir a Europa a estudiar para formarnos. La maestría dura dos años y si hay posibilidades de hacer un doctorado nos vamos a quedar. Creemos que hay que formarse afuera para poder transformar lo que hay acá. Seguramente antes de que nos vayamos, haremos un concierto en el Favio o en la Medioteca, para mostrar nuestro trabajo musical y antropológico.
En el comienzo del último documental de Sonidos de América titulado “Los Pasos Perdidos”, Esteban y Pierre caminan por un sendero de montaña entre la bruma. La imagen captada por la cámara de Carolina tiene música de fondo de los protagonistas: una flauta europea y un aerófono americano sonando juntos. Y acaso esa imagen y ese audio sean una hermosa metáfora de la tarea que llevan a cabo los tres: subir muy alto donde el aire vuelve a decir lo que acaso nunca dejó de decir a través de los instrumentos: que la respuesta a lo que se preguntan los hombres está soplando en el tiempo. Accesible a todas las almas que han abierto sus oídos al susurro de Dios.
Iván Wielikosielek
Reconocimiento del Instituto de Ciencias Humanas de la UNVM
Por su parte, la decana de la UNVM, doctora Gloria Vadori, hizo manifiesta su felicitación a los integrantes de Sonidos de América. “La Universidad visibiliza sus logros en los logros de sus estudiantes y se enorgullece con ellos. Es lo que nos ocurre en el Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Humanas con Carolina y Esteban; músicos y poetas descubriendo territorios y tejiendo en sonidos la urdimbre de Argentina en América. Desde la Universidad hemos visto nacer su vocación, su esfuerzo por concretar sus sueños, su valentía para enfrentar desafíos y su orgullo por lo que hacían. Y sobre todo, la capacidad de los dos de construir la Patria llevando y trayendo los sonidos que caminan con ellos en sus instrumentos. Se han enamorado de lo que hacen y ese enamoramiento envuelve y anima a entender la belleza de la vida en otra dimensión: la de la música y la antropología en estado puro. ¿Qué más puede esperarse de nuestros estudiantes?”