El cura párroco de la Iglesia San Ignacio de Villa Nueva, Ariel Manavella, fue designado por Su Santidad en el inicio de la Cuaresma como misionero de la misericordia
Semanas atrás y precisamente durante la celebración de la misa del miércoles de Ceniza, en el primer día de la Cuaresma, el Papa Francisco nombró en Roma a 1.140 sacerdotes de todo el mundo como misioneros de la misericordia.
Entre los designados por su Santidad estuvo Ariel Manavella, el cura párroco de la Iglesia San Ignacio de Villa Nueva quien en su nuevo rol fue enviado como mensajero de salvación y paz.
“Al instituir los misioneros de la misericordia se pretende de forma clarísima que se haga presente un signo vivo de cómo el padre acoge a todos, de cómo la Iglesia es madre y cómo todos estamos llamados a volver”, explicó Manavella.
“El año pasado, leyendo repetidas veces la convocatoria que me hicieron y meditando algunos de sus puntos, me vino el deseo de ser yo también un misionero de la misericordia”, también dijo el religioso a través de un vídeo que puede observarse en el sitio oleadajoven.org.ar.
“Entré en la página web del Pontificio y Consejo para la nueva evangelización, vi que había una parte para los misioneros y otra para los peregrinos, busqué el link correspondiente, completé un formulario electrónico y después de haber completado el trámite y remitirlo, recibí un correo electrónico”, puntualizó el sacerdote al referirse a cómo se había sumado a la propuesta.
Según relató Manavella, en la misiva virtual se le solicitó que el obispo Samuel Jofré redacte una carta de presentación apoyando la ficha que el religioso que lidera la Parroquia San Ignacio había llenado.
Jofré cumplió con solicitado y, acto seguido, desde Roma llegó la confirmación para que Manavella fuera instituido como misionero de la misericordia.
Al mismo tiempo, se hacía extensiva la invitación para que el cura párroco asistiera a la celebración de la misa del miércoles de Ceniza en el Vaticano que ofreció el Papa Francisco, ocasión en la cual misioneros de todo el mundo fueron designados en su nuevo rol eclesiástico.
“La verdad que en estos últimos dos meses, desde que empezó la Cuaresma hasta la actualidad, he podido experimentar este amor grande de Dios. Muchas personas se acercan con el deseo de una reconciliación profunda, algo que venía vivenciando de antes durante todos mis años de sacerdocio”, indicó.
“Me da la sensación de que este Año Jubilar de la Misericordia tiene una carga especial y que hay muchísimas personas que se animan a hablar de la reconciliación y le piden a Dios un cambio de vida”, reflexionó Manavella.
“Es una alegría poder estar aquí y me ha llenado el corazón en estas Pascuas y Semana Santa vivir junto al Señor de la Misericordia”, enfatizó.
“El Papa nos invita a que les abramos las puertas a todos, incluso a aquellos que están un poco más alejados o los que hace tiempo no vienen a la Iglesia, también esos que no conocen y no han venido nunca”, señaló el joven cura.
“La Iglesia es una casa con las puertas abiertas para todos y la misericordia es el piso sobre el que se camina para poder estar firmemente seguros en el amor de Dios”, manifestó.
“A los que ya estamos en la Iglesia, sobre todo a los consagrados, misioneros, obispos y sacerdotes, el Papa nos invita a tener los pies firmes sobre la misericordia de Dios”, apuntó también.
“A todos los que quieran acercarse les digo que no se van a encontrar con un camino lleno de espinas, tampoco con un terreno resbaladizo en donde pueden llegar a caerse y golpearse. Quiero decirles que el Padre los recibe con misericordia, que ese es el suelo firme sobre el que se camina para llegar seguros al abrazo con el hermano, al abrazo entre nosotros, al abrazo con Dios”, concluyó Manavella.