La “U” venció de visitante 2 a 0 a River, con goles de Piovano y Barengo, y sueña con la clasificación
Escribe Pablo Luna Broggi
Una tarde demasiado gris, fría y lluviosa y un “pozo” bastante embarrado (más apto para doma que para un partido de fútbol) no eran un buen escenario para el choque entre River Plate y Universitario.
Sin embargo, los protagonistas estaban con la firme idea de hacer un buen partido: el local para subirse a uno de los últimos trenes con destino de clasificación, y el visitante para ganar nuevamente y prenderse definitivamente en la lucha por llegar a los playoffs.
La primera llegada de peligro se hizo esperar hasta los 12 minutos, cuando una guapeada de Barengo ante Russo lo dejó a Pratto frente a Bachannini pero el joven delantero universitario definió sin demasiada convicción y el balón quedó en manos del uno millonario.
En medio de resbalones, caídas bruscas e importantes yerros el partido mostraba su peor costado. Las parcialidades desencantadas firmaban el empate en cero con tal de dejar de sufrir con lo que veían en cancha para refugiarse de la intensa llovizna que penetraba en el barrio Almirante Brown.
River pudo llevar peligro pasados los 21 minutos de juego, cuando luego de una buena jugada de Manzanares, Brusa definió cerca del palo izquierdo del arco defendido por Mellano.
El cotejo era feo y aburrido cuando el primer milagro de la tarde se hizo presente: inesperada, y quizás inmerecidamente, la chapa del marcador visitante marcó el número uno luego de un centro de Christian Fernández que nadie pudo despejar y Matías Piovano, con mucho esfuerzo y tras varios rebotes, mandó al fondo de la red.
La “U” se fue al vestuario ganando por la mínima, pero reconociendo lo complicado que estaba el partido. River perdía, pero no era menos que su rival y sabía que aún tenía 45 minutos de ilusión para dar vuelta el tanteador y no comenzar a despedirse del torneo. Para ello, apenas comenzado el complemento Daniel Bachannini puso en cancha a Francisco Santunione para darle más peso ofensivo a su equipo.
La utopía millonaria parecía hacerse realidad cuando su rival rápidamente quedó con un jugador menos por la expulsión de Luciano Antonino tras una fuerte falta a Julián López. La ventaja numérica le mostraba un panorama alentador a la “banda” en busca del empate, es por ello que el DT local volvió a mover el banco de suplentes y puso a Román Piovano para atacar con todo lo que tenía disponible.
Pero como indica aquella antigua máxima del fútbol: “Atacar con mucha gente no significa hacerlo bien”. El movimiento táctico del Albirrojo no solucionó los problemas ofensivos y descompensó al equipo en defensa. El resultado: Universitario aprovechó las falencias millonarias y estiró la diferencia.
Iban 24 minutos, cuando Christian Fernández se hizo dueño del balón en tres cuartos de cancha, abrió para el sector izquierdo con Bernardo Chocobares que desbordó y habilitó a Lucas Barengo para que definiera con total tranquilidad.
El segundo gol universitario fue el golpe de gracia que sentenció el partido y le puso cifras definitivas al marcador. River no tenía fuerza física ni mental como para torcer el destino del encuentro. Para peor, minutos después el árbitro Jonathan Rodríguez mandó a las duchas al capitán Damián Moyano por doble amonestación sepultando absolutamente todas las intenciones de River de lograr el empate.
Sobre el final, la “U” podría haber aumentado bastante la diferencia del resultado, pero inconscientemente se apiadó de su rival y lo perdonó errando cuanta chance clara tuvo de firmar una goleada humillante. El equipo de Bernadó ganó nuevamente y nadie le quita el sueño de la clasificación. River comenzó a despedirse de un torneo en el cual nunca logró afirmarse.
La figura
BERNARDO CHOCOBARES
Jugó un partido excelente. No paró de correr ni un segundo, mostrándose como salida permanente por izquierda y desbordando siempre que se lo propuso. Incluso asistió a Barengo en el segundo gol.
El árbitro
JONATHAN FERNANDEZ
Mal. El árbitro tuvo una floja labor, apurándose en la expulsión de Antonino y compensando su error con una roja a Moyano. Además, obvió un claro penal sobre el juvenil Chillón.