Daniel “Palermito” Molina recibió una condena de tres años de prisión en suspenso y pudo dejar la cárcel de barrio Belgrano, donde se encontraba detenido desde febrero de 2015. Es un convicto primario, pero registra antecedentes policiales
Un joven de 19 años fue condenado ayer por la Cámara del Crimen de Villa María, pero como la pena impuesta fue de ejecución condicional pudo recuperar la libertad luego de permanecer 15 meses entre rejas.
Se trata de Daniel Alberto Molina, alias “Palermito”, quien recibió una sanción de tres años de prisión en suspenso tras ser declarado autor responsable de “robo calificado por escalamiento y efracción en grado de tentativa”, “encubrimiento reiterado” (cuatro hechos), “tenencia de arma de guerra reiterada” (dos hechos) y “resistencia a la autoridad”.
Confesó los hechos
A poco de iniciada la audiencia de debate, Molina se declaró culpable de todos los ilícitos que se le atribuían y reconoció que consume distintos tipos de drogas, como con marihuana, cocaína y fana (pegamento), desde que tenía 8 años.
Dijo también que realizó un tratamiento para combatir su adicción a los estupefacientes, aunque admitió que aún consume marihuana.
La confesión lisa y llana de todos los hechos posibilitó que el juicio se realizara bajo la modalidad de “trámite abreviado”, es decir, omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala del quinto piso de Tribunales.
Molina nació el 15 de julio de 1996, registra último domicilio en Paso de la Patria y prolongación Alvear, en barrio Industrial (casa materna), realizó sus estudios primarios en la Escuela Granja Los Amigos, cursó el primer año de la secundaria en el Rosario Vera Peñaloza (abandonó por su problema de adicción) y antes de ser detenido estuvo trabajando en un cortadero de ladrillos de las afueras de la ciudad.
Los hechos por los que fue procesado los cometió entre julio de 2014 y febrero de 2015 y en uno de ellos (la tentativa de robo) su accionar fue desbaratado por un efectivo de la Policía Federal, quien escuchó ruidos en la casa de un vecino.
Cuando se acercó a ver qué estaba sucediendo, Molina se asustó y escapó raudamente del lugar, con tan mala suerte para él que se le cayó el DNI, lo que permitió que fuera fácilmente identificado y detenido pocas horas después.
Sin embargo, el joven recuperó la libertad y volvió a ser apresado en febrero del año pasado, en el marco de un allanamiento en el que la Policía le secuestró un arma de fuego de grueso calibre (la pistola reglamentaria del oficial Lucas Altamirano, a quien se la habían sustraído en un robo del que fue víctima). Ese hecho, sumado a los otros delitos que se le atribuían, obligó al fiscal que instruyó la causa a dictarle la prisión preventiva.
Como se trata de un convicto primario (la de ayer fue su primera condena, pese a que tiene varias “entradas” a la Policía por distintas contravenciones), Molina recibió una pena en suspenso y pudo recuperar la libertad ni bien concluyó el juicio. De todos modos, la condena lo deja “en capilla” y al más mínimo traspié delictivo será nuevamente detenido.
Jueces y partes
La audiencia fue presidida por el camarista René Gandarillas, quien integró el tribunal junto a sus pares Silvia Saslavsky de Camandone y Félix Martínez. Asimismo, participaron del debate el fiscal Francisco Márquez y la asesora letrada Silvina Muñoz, defensora oficial de Molina, mientras que el secretario actuante fue Guillermo Picco.