Escribe: Iván Wielikosielek (ESPECIAL PARA EL DIARIO)
Mañana a las 21.30 se estrena en la sala de El Globo Rojo “Volver a Madryn”. Será en el marco del Décimo Festival Pensar con Humor, que propone espectáculos humorísticos en toda la provincia. Su director, el cordobés Rodrigo Cuesta (foto) del Teatro El Cuenco, habló sobre el desafío de probar por primera vez una pieza para un público desconocido.
Si hay una clave para definir la dramaturgia de Rodrigo Cuesta es el maridaje entre cine y teatro. Baste recordar su adaptación de “Misery” (novela de Stephen King llevada a la pantalla por Rob Reiner) “Por accidente, los cerdos también tendrán su parte”. Ese título, además, es todo un postulado estético: el terror grotesco o el humor aterrador. Y el afiche de “Viaje a Madryn” bien podría ser el de un filme ganador de Cannes. Algo de todos esos condimentos sazonarán la noche del viernes en la Villa antes de la cena. Pero mejor no adelantar el argumento y dedicarse a conocer un poco mejor a este autor que, desde las tablas independientes de La Docta, se ha presentado ya en varios puntos de la provincia.
-¿Cómo nace “Volver a Madryn”?
-Nace el año pasado cuando Ale (Orlando) y Hernán (Sevilla) deciden encarar un nuevo proyecto y me invitan como director. Me integré al grupo junto a Ignacio (Tamagno) y la idea era trabajar un texto que a ellos les gustaba mucho. Pero como siempre me ocurre a la hora de adaptar obras ajenas, siento que debo buscarles una vuelta de tuerca mucho más profunda. Y eso equivale a escribir otra obra. En contraposición, los textos de otros autores siempre me sirven como disparador y esta no fue la excepción. Así que me senté a escribir una historia nueva o varias historias nuevas en una misma obra.
-¿Por qué Madryn?
-Porque era importante para nosotros situar la obra en un lugar y un tiempo reales. Esa decisión implicó investigar ciertas particularidades y a la vez nos permitió crear nuestro propio Madryn, nuestro propio mar.
-¿Cuáles son tus expectativas ante el estreno en Villa María?
-Me pareció una gran idea no sólo porque Ignacio es oriundo de la ciudad, sino porque es un desafío. Normalmente a las localidades del interior siempre se viaja con la obra ya probada. Arriesgarnos ante un público desconocido me parece maravilloso.
-¿Cómo definirías tu obra?
-Tiene una estructura dramática muy particular y un ritmo vertiginoso, lo que nos obligó a dedicarle muchas horas extras a los ensayos. Con los actores, además, nos estábamos conociendo en el escenario con todo lo que eso implica. Pero siempre nos divertimos durante el trabajo, cosa que me parece sumamente importante.
-¿Cómo definirías tu dramaturgia?
-Los temas que atraviesan mi producción son muy variados, pero siempre están signados por un denominador común, que son los vínculos humanos. Mis historia varían y a veces son policiales o de religión, de drogas o de asesinatos. Pero a la hora de escribir no me problematizo moralmente. Pienso que eso le atañe al espectador. Tampoco me detengo en lineamientos políticos sino en el ritmo y las imágenes. Escribo para gente con mirada activa. Quiero que el espectador se vaya a cenar pensando en lo que le arrojó la obra.
-¿Y tu técnica?
-Se ha caracterizado por utilizar recursos cinematográficos dentro del teatro. Me interesa este acercamiento y apunto a crear un canal en donde los recursos de ambas disciplinas se enriquezcan. Tampoco he dejado de escribir y dirigir un espectáculo y siempre pongo a prueba los textos. Hago un seguimiento exhaustivo de la eficacia, por eso quiero estar en la parte técnica de todas mis producciones.
-¿Qué me podés decir del Teatro El Cuenco?
-Que estamos cumpliendo 20 años y que eso es un montón de tiempo y esfuerzo. Desde mantener la sala y renovar la programación hasta hacer las mudanzas. Nos caracterizamos por la producción de espectáculos y nuestra programación es tan grande que muchas veces exige doble función, como pasará mañana y pasado en Villa María