El pequeño pueblo de Su Pallosu, en Cerdeña, se ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados de la isla gracias a los gatos. 

Una colonia de pequeños felinos que se tumban perezosamente a tomar el sol y se dejan alimentar por los visitantes es la gran atracción de este rincón de la costa sarda que ya ha sido bautizado como “la playa de los gatos”.

El descubrimiento es reciente, pero la colonia gatuna lleva existiendo allí más de cien años. 

La idea fue de los pescadores de la zona, que decidieron establecer allí a los gatos para acabar con el problema de las ratas, entonces una auténtica plaga y una pesadilla para la gente de la zona. Con el tiempo, estos gatos acabaron formando parte del paisaje.

Bañistas y curiosos se acercan a esta playa (en la actualidad, ya libre de ratas y otras alimañas) para nadar en sus aguas limpias y retozar con los gatos. Para su sorpresa, y desdiciendo la vieja creencia de que los gatos sienten aversión por el agua, allí se puede ver a los de Su Pallosu nadar y remojarse sin mayores problemas.

Hoy, la colonia está mantenida por una asociación sin ánimo de lucro llamada I Gatti di Su Pallosu. Curiosamente, esta organización se hace cargo del cuidado y la alimentación de los cerca de 60 gatos que viven en la playa, pero se prohíbe a los visitantes acceder a la playa con sus propias mascotas. ¿Una medida para evitar conflictos entre animales?

La “playa de los gatos” de Su Pallosu se encuentra en la costa occidental de Cerdeña, a unos 30 kilómetros al norte de Oristano, sobre el mar Mediterráneo, y pertenece a Italia. 

Los turistas llegan en coche hasta la misma playa y quedan encantados con los felinos.