El conjuro 2
De todos los variados filmes de terror, “El conjuro” (2013), fue sin dudas una de esas películas que nos remontan a un cine de género clásico.
Desde Roger Corman a Bela Lugosi, el cine de terror ha recorrido un largo camino, buscando impactar en un espectador ávido de sensaciones cada vez más fuertes. Así su pináculo con el “gore”, un desprendimiento del género, llegó a saturar la pantalla de sangre con un sinnúmero de decapitaciones y asesinatos que terminó irónicamente en una gran humorada. Tal vez con “El exorcista” y más cercano con “El exorcismo de Emily Rose” se transitó por algo más acorde y tradicional, en cuanto a un guión más creíble que volvió a sus fuentes con la consigna de causar el máximo terror sobre la piel.
La trama. Protagonizando nuevamente a los especialistas en conductas paranormales, Lorraine (Vera Farmiga) y Ed Warren (Patrick Wilson), regresan con otro caso ocurrido por los años setenta en el municipio de Enfield, parte del condado de Londres. Allí una madre soltera, Margaret Hodgson, con cuatro hijos de entre 7 y 13 años vivencian una intensa actividad de tipo “Poltergeist” en su casa.
Sus hijos experimentaron: levitaciones, juguetes volando, movimientos bruscos de sus camas o aperturas de cajones; fenómeno constatado que estaba ligado a la niña de 11 años llamada Janet, en uno de los casos más impactantes manejado por los Warren, de lo que fueron testigos presenciales de cómo la niña levitaba y se desmaterializaba para luego aparecer, 20 minutos más tarde, en una caja grande de fusibles contorsionándose de una forma nada natural.
Víctor Alvez