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Su poca visión no le impidió a Marcelo destacarse dibujando

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Su poca visión no le impidió a Marcelo destacarse dibujando
Mientras cursa la secundaria, ya se perfecciona en su habilidad yendo al Bellas Artes, adonde ingresó apadrinado por Laura, una mujer que colabora en un comedor comunitario

Desde muy pequeño lo hace. Saca dibujos de Internet y los plasma en el papel sin calcarlos. Con un ojo no puede ver y en el otro sólo tiene el 25% de visión

Mientras cursa la secundaria, ya se perfecciona en su habilidad yendo al Bellas Artes, adonde ingresó  apadrinado por Laura, una mujer que colabora en un comedor comunitario
Mientras cursa la secundaria, ya se perfecciona en su habilidad yendo al Bellas Artes, adonde ingresó
apadrinado por Laura, una mujer que colabora en un comedor comunitario

Marcelo Fernández tiene 15 años y desde que nació presenta una severa discapacidad visual que, en su caso, no le impidió destacarse, formarse y planear un futuro que pinta promisorio.

“A los 5 años empecé a dibujar. Hoy elijo los dibujos en Internet y los copio. No los calco, los copio”, contó el adolescente en la Redacción de EL DIARIO.

Su mamá, Silvia Villafañe, contó que el pibe nació prematuro y eso le causó un problema visual. Con un ojo no ve y el otro tiene sólo un 25% de visión.

La madre recordó que en su momento tuvo trabas para que su hijo ingresara a una escuela común, pero logró hacerlo y hoy se destaca. “Está en tercer año de la secundaria y nunca se llevó una materia. Ni siquiera tiene que agarrar una carpeta en casa, porque se ve que presta mucha atención en clases entonces aprende enseguida. Es muy buen alumno”, contó.

Marcelo hizo la primaria en las escuelas Juana Manso (en el Carlos Pellegrini) y Rivadavia de barrio San Justo y cursa los estudios de Nivel Medio en el IPEM Rosario Vera Peñaloza, en barrio Las Playas. Cruza toda la ciudad para llegar al aula.

Casi todos los días sorprende con algún dibujo. Usa lápices de colores y tiene inclinación por hacer calaveras en el papel. Apadrinado por Laura, una mujer del comedor La Esperanza de barrio San Juan Bautista, e integrante de la iglesia evangélica de calle General Paz, ingresó al Colegio de Bellas Artes.

“Asisto a un curso allí, nos están enseñando técnicas y después de julio empezaremos a dibujar”, explicó Marcelo, muy entusiasmado con esta posibilidad de perfeccionarse en la conocida institución aún cuando todavía no terminó la secundaria.

“Me gustaría ser un artista. No me cuesta dibujar, nunca me costó. Me interesa ver en Internet distintas cosas y luego pasarlas al papel”, describió.

Su progenitora, Silvia, quien es mamá de once hijos, no pudo disimular el orgullo que le provoca Marcelo y durante la charla con este matutino no escatimó en palabras o gestos de cariño. El se mostró feliz.

“Muchos chicos tienen un don y sin embargo no se los apoya. Yo creo que tendría que haber un lugar para que puedan desenvolverse y perfeccionarse en lo que saben. Es la manera de integrarlos”, consideró la mujer.

Por ejemplo, “nunca recibí el apoyo del municipio para esto, pero sí de gente que me respaldó de corazón, como Laura”.

“Marcelo dibuja desde que iba a la primaria, no sé de quién heredó esa habilidad, no la tengo. Me dice que ha pensado en que esto sirva para tatuajes. Hay que apoyarlo”, expresó. Y dijo que si bien él tuvo la dificultad visual, por otro lado presenta talentos: “Son dones que Dios te da por algo que te quita”, graficó la mamá orgullosa de su pequeño dibujante.