Los yogures, postres y quesos crema con los que SanCor buscó competir con la francesa Danone, todos ellos elaborados en la planta cordobesa de Montecristo y la bonaerense de Arenaza, pasaron a manos de la fábrica Vicentín, propiedad de la familia de la que lleva el nombre, por un monto de 51 millones de dólares.

En el establecimiento de Córdoba, precisamente, SanCor venía de inaugurar un depósito de última tecnología y de lanzar dos innovaciones (el yogur con tapa a rosca y la línea de flanes caseros) que por lo visto no lograron inmunizar a la empresa ante la crisis del sector, según interpretaron las especializadas iEco y Punto a Punto.

Es que el último balance de la firma arrojó un rojo de 1.500 millones de pesos. Y después de idas y vueltas, la cúpula de la cooperativa SanCor se inclinó por Vicentín, una experta en el procesamiento de oleaginosas, que desembarca ahora en una nueva área de negocios.

Tras los pasos de La Serenísima

Pese a que desde Venezuela saldaron recientemente una deuda por 80 millones de dólares, que les permitió afrontar precios internacionales por el piso, SanCor entendió que no podía seguir adelante si no soltaba alguna división. Algo similar le pasó a La Serenísima, que está terminando en manos de la cordobesa Arcor.

Hablaron con AGD

Antes de cerrar con la familia Vicentín, la cooperativa estuvo en tratativas con otros compradores como la multinacional Coca-Cola, la cercana Aceitera General Deheza, de la familia Urquía, y con Newsan, de Rubén Cherñajovsky, que domina en electrónica en Tierra del Fuego y se expandió a alimentos.