Escribe Federico Jelic
Especial para EL DIARIO
Desde Houston, Estados Unidos
El tempranero gol de Lavezzi facilitó la tarea, pero el gol de Messi justifica cualquier boleto comprado en reventa y en sobreprecio. Argentina se sacó de encima con facilidad a Estados Unidos en el NRG de Houston y clasificó a su tercera final consecutiva, esta vez por la Copa América Centenario, con todo el repertorio.
Gerardo Martino tendrá la oportunidad de revancha, de cicatrizar la herida abierta del año pasado en Chile, como premio consuelo también de Brasil 2014 para esta generación, que sin lugar a duda merece coronar con algún título tanto talento y semejante producción en este proceso.
Lavezzi tuvo una convocatoria polémica, sin el plafond de otros años, y ya había callado algunas bocas ante Bolivia, pero la calidad del rival no sumaba y se desquitó entonces contra el local. Gol y asistencia, para que Higuaín sume confianza de cara a la definición. Pero a esa altura, en ese lapso apareció la obra de ingeniería de Messi de tiro libre, con récord y traje de máximo goleador de la selección argentina. Gabriel Batistuta no llora, apoya como debe ser.
Messi después le sirvió el cuarto al “Pipita” y la fiesta fue completa en Houston: 4 a 0 a Estados Unidos, tercera final consecutiva en tres años, proceso que merece agregar un título a las vitrinas de AFA, como sea. Nueva York es la última escala a la gloria y hacia allí parte la ilusión de todo un país, esperando por Chile o Colombia, pero más que nada esperando levantar la copa, justo a 30 años de aquella majestuosa gesta mundial en México 86, donde hoy la “Mano de Dios” y el mejor gol de todos los tiempos a cargo de ese ser supremo Diego Maradona conquistó y enamoró a todos.
Houston en problemas
El insoportable calor de Houston no fue un verdadero problema para la ciudad más importante del estado de Texas. Ni la NASA ni el centro espacial pudieron prever esa pandemia albiceleste, esa reproducción casi plaga de argentinos en todas sus calles. Más allá de ser semifinales, desde todos los rincones del mundo y sobre todo de Estados Unidos, se acercaron al fastuoso estadio NRG para alentar al equipo de Messi, quien como sucedió en todas las sedes, fue centro de atención.
“Houston, you have a problem… Messi is here”, rezaba el original cartel de Nicolás Foxten, viviendo hace 15 años en Texas, Newercast, y no olvida su corazón celeste. “A la famosa frase de Apolo 7 la quería imortalizar, es para que sepan los yanquis que viene el mejor del mundo a visitarlos”, contó este cordobés, nacido en Córdoba capital. “Un saludo a todos los hinchas de Belgrano, extraño jugar en Alberdi”, confesó a la despedida mientras posaba también para otros curiosos, sorprendidos con la iniciativa.
Hasta había indios. De la India, claro está, con un cartel intraducible: “Aguante Messi” o “Arriba Messi” es lo más parecido que puede deducirse cuando ellos mismos describen el significado, algo así como “we cheering for Messi”. Vaya uno a saber, la cuestión es que el astro de Barcelona hace rato rompió la barrera idiomática y en cualquier rincón del planeta aparece alguna pelota de fútbol, una camiseta celeste y blanca con la 10 en la espalda y su legado.
En las inmediaciones del NRG Stadium la lluvia había dejado un vaho insoportable de vapor. Por eso hubo señoritas que enseñaron sus hombros y generosas curvas con playeras casi transparentes y al ritmo de la música tropical, más algún stéreo prendido con cuarteto, pudo darle el toque sensual a la tarde tórrida de Houston. “Vivimos en Miami hace tiempo, manejamos la noche y en este caso decidimos seguir a Argentina hasta la final”, cuenta Joel Estallo, acompañado de tres guapas y pulposas señoritas mientras exhibe una camiseta de Belgrano. Cordobeses, en todos lados. Siempre.
El Fun fest mostró convivencia entre norteamericanos y argentinos. Como en Houston casi la mitad de la población es latina, el conjunto albiceleste contó con apoyo, a pesar de que algunos no nos quieren por la soberbia que denotamos algunos argentinos. Pero cuando uno tiene a Messi de su lado, es inevitable la adhesión. Como el tatuaje que nos enseñó José Carlos, hondureño de nacimiento pero de nacionalidad “messiana”.
La “Pulga” puede eso y mucho más. Y justo en el país más cuestionado con acciones bélicas e invasiones, sufrieron una misma de color celeste y blanco, a lo largo y ancho, de este a oeste, en su territorio. Y con Messi a cargo, una bacteria que no posee cura. Sólo con pasión se puede entender.