En la previa actuó la formación local De la Rivera. Alrededor de 600 personas asistieron al recital donde se presentó la última placa de IKV
De la Rivera tuvo la más difícil: levantar los ánimos exangües segundos después de los fatídicos penales de Argentina y Chile.
Los asistentes, que pudieron ver (y sufrir) el partido en pantalla gigante en Mundo Rojo, superaron el trance escuchando los primeros acordes de “Súbete a mi disco”. El grupo local, más allá de la bronca en la garganta, brindó un show bien fresco y más acotado por los tiempos previstos como corolario a un fin de semana de ensueño, dado que ofició de telonero de IKV tanto en Córdoba y Río Cuarto como en su propia casa. Antes del show de Illya, la formación electrofunk cerró con “Bésala” y un popurrí que incluía “Estéreo japonés” .
Ritmo con onda
Con el clima ya despojado de pesares, el monstruo de dos cabezas denominado Illya Kuryaki and the Valderramas mostró su poderío sonoro, su madurez escénica y ese plus de atracción que otorga tener a dos cantantes haciendo las veces de performers desestructurados.
Dante Spinetta fue quien intentó exorcizar los fantasmas: “La Copa ya pasó, qué vamos a hacer. La música es otra cosa. La música no es competencia y venimos a pasarlo bien”, comentó antes de desandar su repertorio con “Aleluya” y el candente hit “Gallo negro”, de su última producción “La humanidad o nosotros (LHON)”. Con Emmanuel Horvilleur, se sabe, cuaja de perillas desde la adolescencia aunque también se nota la sintonía con el resto de la actual banda, como el tecladista y productor Rafa Arcaute, el percusionista Carlos Salas y el guitarrista Matías Rada, hijo de Rubén.
El cancionero abonó cierto misticismo que sobrevuela la última placa más piezas inoxidables de la impronta IKV, como “Jaguar house”, “Chaco”, el hit “Ula ula” del disco “Chances”, “Jennifer del estero”, “Funky futurista”, “A mover el culo” y su obra cumbre “Abarajame”, con Gastón Pérez Rivera como invitado especial.
Dada la postergación del inicio del evento, el recital de Illya estaba superando la disposición municipal de espectáculos públicos hasta las 2 de la mañana en días domingo. Por lo cual, se comprimió su set y los músicos se despidieron con las ganas de haber querido tocar un poco más.
Juan Ramón Seia
